La primera película de la saga Saw dirigida por James Wan y escrita por Wan y Leigh Whannell, lanzada en 2004, es ampliamente considerada como un hito en el género de terror contemporáneo. Esta película marcó el comienzo de una franquicia de películas de terror que exploró la tortura y la supervivencia de una manera nueva y perturbadora.
Podemos decir que en primer lugar, Saw introdujo una trama única y retorcida que se centraba en un asesino conocido como Jigsaw, que ponía a sus víctimas en situaciones de vida o muerte que les hacían enfrentarse a sus propios demonios. Esta premisa original capturó la atención de la audiencia y se convirtió en un sello distintivo de la franquicia.
En segundo lugar, la película es efectiva en la creación de una sensación constante de suspense y tensión. La trama se desarrolla principalmente en una habitación de baño donde dos hombres se encuentran atrapados y deben resolver los enigmas de Jigsaw para escapar. Esta configuración claustrofóbica y la naturaleza de las trampas mortales mantienen a la audiencia en vilo.
Y, en tercer lugar, Saw es conocida por sus giros argumentales sorprendentes que mantienen a los espectadores en vilo. La revelación final es particularmente impactante y cambia la percepción de la trama y de los personajes.
En conclusión, la primera película de la saga es una obra que tuvo un impacto significativo en el género de terror contemporáneo debido a su originalidad y la forma en que mantuvo a la audiencia en vilo con sus giros argumentales sorprendentes y su suspenso constante.
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