"Insidius: Capítulo 2" sigue estando lejos de ser una gran producción, como tampoco lo fue la primera parte. Los medios y mecanismos cinematográficos siguen siendo los mismos. No hay ruptura de estilo sino continuación. El film repite protagonistas y continúa la historia donde terminó la anterior: con la muerte de la médium y la posesión de Josh Lambert (Patrick Wilson) por el fantasma que acosaba a su hijo.
La historia se mantiene dentro de los límites de la familia Lambert aunque se abre a dos líneas narrativas: el acoso del fantasma a la mujer del protagonista, Renai Lambert (Rose Byrne) y la investigación emprendida por la madre de Josh, Lorraine (Barbara Hershey), tratando de averiguar el origen del mal.
Uno de los defectos del film (un defecto habitual en las segundas partes) es el intento de dar explicaciones racionales (aunque fantásticas) a los hechos acontecidos. La historia de la investigación no llega a funcionar, salvo en los toques humorísticos de la pareja cazafantasmas que acompañan a la madre del protagonista. La explicación acaba siendo demasiado convencionall, evidente, recargada de flash-back, además la línea narrativa de la investigación lastra el foco de interés que supone la historia de la posesión de Josh por el fantasma. En general podríamos hablar de un film claramente desequilibrado.
También en "Insidius: capítulo 2" se aprecia una reiteración excesiva de los elementos visuales mucho más moderados en la primera entrega y la posterior “Expediente Warren”, tales como el uso de una iluminación recargada y claramente artificial (las nieblas, los contrastes de luz y oscuridad), los movimientos de cámara sostenidos, el uso de angulares deformantes o la ausencia de efectos especiales suplidos por vestuario y maquillaje.
Una forma de hacer cine sustentada en modelos antiguos, con los referentes de Mario Bava, John Carpenter, Tobe Hooper, que funcionaba muy bien en “Insidius, 2010” pero que, lamentablemente, pierde el factor sorpresa en la segunda parte. También hay que lamentar que el tema más interesante de la narración (la transformación gradual del cuerpo de Josh en fantasma) esté excesivamente acotada, como empujada hacia su tramo final.
La verosimilitud de la historia deja mucho que desear. Por ejemplo, se sabe perfectamente que Josh está poseído, pero la narrativa de Wan insiste, en los personajes de la esposa y los hijos, en que ellos niegen los hechos. Tampoco resulta verosímil (conociendo los hechos de la primera parte) la templanza de la familia después de que, tras la primera noche, se certifique la existencia de fantasmas. Todo demasiado tranquilo cuando deberían haber perdido los nervios en el primer minuto.
"Insidius: Capítulo 2" termina siendo un film desorganizado, si línea clara de argumentación y repetitivo en su estructuración visual. Lo único que funciona es la ambientación (aunque conocida ya de sus films precedentes) y los golpes de efecto de terror que se alcanzan en muchas de las situaciones: como el piano que suena por la noche o la salida del fantasma del armario.
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