undefined_peliplat

Martin Scorsese comparte tus mismas frustraciones en las salas de cine

Escribí este artículo para rendir homenaje a uno de los directores de cine más importantes: Martin Scorsese. Su dedicación inquebrantable a la esencia del cine me conmueve, al recordarme la conexión humana y las experiencias compartidas que hacen que el mundo del cine sea tan vibrante y significativo.

Entrar a un cine es como entrar en un santuario sagrado, donde el acto de ver una película trasciende el entretenimiento para convertirse en un viaje inmersivo a los reinos de la narración. Sin embargo, para muchos de nosotros atrapados dentro de los cines con sus incómodos asientos, personal sobrecargado, compañeros de sala descorteses y calidad de proyección deficiente, la peregrinación cinematográfica amenaza con eclipsar la esencia misma del disfrute cinematográfico.

Para los que vivimos y respiramos la magia de la pantalla grande, el atractivo de preservar la experiencia teatral es más que una simple pasión, es un estilo de vida. Y en esta devoción cinematográfica se encuentra el gran Martin Scorsese, un faro de inspiración en el mundo del cine.

En una reciente portada de la revista Variety, donde celebra los elogios obtenidos por Los asesinos de la luna, Scorsese se abre sobre un sentimiento de muchos: el lamentable declive de la experiencia de ir al cine. Cuando se le preguntó si se cuela en proyecciones públicas como Christopher Nolan, la respuesta de Scorsese hace eco de las frustraciones de innumerables amantes del cine:

"Evito tales aventuras. El constante parloteo y los movimientos inquietos perturban la esencia misma de la experiencia. Siendo de estatura modesta, me suelo encontrar eclipsado por figuras imponentes en frente. Es la misma historia con Broadway: la obstrucción perpetua empaña la magia del escenario. Con el paso de los años, encuentro consuelo en la grandeza inmersiva de las proyecciones IMAX. En la parte trasera de la sala, uno puede escapar hacia la tranquilidad del momento. Sin embargo, en las proyecciones convencionales, noté que las audiencias se vuelven cada vez más ruidosas. Quizás como en los años 50, cuando abuchear la pantalla era lo normal".

Mientras que las luminarias del cine se regocijan en lujosas salas de proyección privadas, Scorsese defiende la causa con pasión inquebrantable, al enfatizar el significado profundo de las experiencias teatrales comunitarias: "Es crucial para mí mantener la tradición de apoyar las películas durante su proyección. La paciencia se convierte en una virtud".

La postura de Scorsese resuena. Si bien la emoción de los estrenos es innegable, hay un encanto único en pasear por un cine casi desierto semanas después del estreno de una película, al disfrutar la tranquilidad que ofrece. Mientras que los escépticos pueden cuestionar la decisión de Scorsese de vender Los asesinos de la luna a una plataforma de streaming importante, habla mucho sobre el clima de la industria que una obra maestra cinematográfica de tal magnitud requiriera financiamiento no convencional. Esto subraya el papel vital de directores como Christopher Nolan y Denis Villeneuve, pilares de la experiencia cinematográfica, como lo demuestran los próximos reestrenos de Duna y Tenet.

En el tapiz de la veneración cinematográfica, Martin Scorsese emerge no solo como un maestro narrador, sino también como un guardián firme del legado del cine. Su obra, desde Taxi Driver hasta Buenos muchachos y Los infiltrados, es un testimonio de su habilidad sin igual y su compromiso con el arte del cine. A través de su reverencia por la experiencia cinematográfica, Scorsese infunde cada fotograma con una magia única e invita a la audiencia por un viaje trascendente a través de los reinos ilimitados de la imaginación humana.

Más recientes
Más populares

No hay comentarios,

¡sé la primera persona en comentar!

10
2
1