Barbieland es el mundo ideal, siempre es noche de fiesta, no hay tiempo para la celulitis o las ideas depresivas, todo es rubio platinado con rosa chiclamino, en ese lugar gobiernan las mujeres, de plástico, pero mujeres. Los hombres ahí son simples accesorios con bíceps perfectos, y masculinidad endeble, todos son Ken, a excepción del único Allan (un amigo diseñado para Ken que nunca tuvo el éxito del que gozaría Kelly años más tarde).
Tal vez lo único desfavorable es que tanto chicas como chicos no tienen genitales.
El personaje principal es la Barbie clásica, esa muñeca estereotipada rubia menemista ícono de Mattel encarnada por Margot Robbie, actriz australiana que no tiene problema con hacer creíble su representación del arquetipo norteamericano de niña buena.
En la contienda contra Oppenheimer dónde la estrategia de marketing de la cinta de Nolan fué dejar que Barbie hiciera todo, esta última es la que al final explota como bomba atómica.
La historia nos lleva de la mano con Barbie entrando en el autodescubrimiento para después darse cuenta de su papel como icono femenino producto del patriarcado.
Está primicia se desdibuja en una película que no profundiza debajo del rosa chiclamino y que no tiene el humor ácido de una cinta subversiva.
Tal vez al no saber a qué público dirigirse y querer abarcarlo todo, desde la niña de cinco años hasta el boomer aliade, perjudicó el propósito de hacer de Barbie una película transgresora y anarquista, sin dejar de ser un blockbuster que ambiciona convertirse en la película del año, claro está.
La protagonista termina desdibujada hasta que la cinta termina centrandose en la relación maternofilial de una trabajadora de Mattel y su hija adolescente en plena edad de la punzada.
El humor de Barbie es incómodo, fabricado para intentar lograr una escasa espontaneidad y hace muy evidente el autoaplauso de los guionistas en cada diálogo pretensiosamente ingeniado.
La cinta intenta concientizar sobre el estereotipo de parejas tradicionales en las historias de amor y de los que Barbie y Ken son iconos globales y sobre los males de nuestra sociedad patriarcal, pero sin desafiarla.
Afortunadamente en el aspecto visual funciona muy bien,
logra llevar el universo Barbie a la pantalla con éxito utilizando decoración bidimensional, infinidad de matices de rosa, arte naif y horror vacui que te hacen preguntarte, es objeto o pastel??
Barbie sólo viene a recalcar el camino que han ido forjando cintas de marcas como Lego, Nike y Cheetos para hacernos saber que la publicidad en Hollywood llegó para quedarse, los gigantes corporativos ya se dieron cuenta que el dinero está en los juguetes para los niños, en las palomeras para los niños con canas y no en las cintas, que ya nadie gasta en ir al cine a ver una película que saben pueden ver gratis en telegram o en Cuevana.
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