¿Sueñan los androides con arañas radioactivas?. "Robot dreams", "Spiderman" y los Oscar 2024 

Este artículo fue escrito el pasado 10 de Marzo, horas antes de que se llevara a cabo la entrega de los Premios Oscar 2024.

Esta noche son los Oscar.

Alegría, alboroto, enhorabuena a los nominados y todas esas cosas.

Un evento que, año tras año parece servir para poco más que una auto-promoción comercial, además de proporcionar una buena lista de títulos para que aquellos que se autodenominan cinéfilos tengan una agenda de visionados que rellenar y criticar.

Entre dichos títulos, destacan sobre todo “Oppenheimer”, “Poor things” o la desconcertante presencia de un fenómeno sociocultural como “Barbie”, entre otros muchos títulos que pivotan entre lo previsible, lo interesante y lo francamente incomprensible.

No obstante, en esta 96ªedición, quizá sea la categoría de animación la que despierte más interés, al estar entre las nominadas dos películas tan excepcionales como antagónicas. Por un lado, la española “Robot dreams” y por el otro, la titánica “Spider-man: Across the spiderverse”.

¿Y por qué me llama esto particularmente la atención? ¿Por que no menciono ni a “Elemental” ni al (supuesto) testamento cinematográfico de Miyazaki, “El niño y la garza”. Pues porque el discurso narrativo de las dos películas mencionadas es tan abismalmente opuesto, que me parece una buena oportunidad para reflexionar sobre la articulación diegética de las películas animadas y su consumo por parte de los espectadores aficionados a esta deslumbrante e interminable herramienta para contar historias: La animación.


En el caso de la nueva entrega de nuestro amigo y vecino arácnido Spiderman, estamos ante un torbellino visual, donde cada fotograma está tan sobrecargado que podría hacer cortocircuito en tu cerebro. O mejor dicho, varios cortocircuitos, que uno solo en este tipo de producciones, nunca es suficiente. Cada salto, pirueta, golpe, o mínimo giro de cabeza de Mike Morales está subrayado con frenético movimiento de cámara, una nueva técnica de dibujo, música a varias revoluciones rítmicas, o (la mayor parte del tiempo), todo a la vez.

La técnica del montaje paralelo aquí no es solo un recurso narrativo; es un maratón que pone a prueba tu capacidad para seguir la trama mientras intentas no ahogarte en el popurrí visual. Y sí, visualmente es como un festín, pero quizá como el tipo de festín que se te monta en el plato cuando vas a un buffet libre y se te solapan las gambas con el chocolate.

Pero no nos engañemos, la película ha sido un éxito rotundo a todos los niveles superando a la primera parte de la entrega. Y los éxitos a la Academia, le gustan muy mucho.

Producida por gigantes como Columbia Pictures y Sony Pictures Animation, y distribuida por Sony Pictures Releasing, esta joya se embolsó unos 690 millones de dólares, no solo llenando los bolsillos de sus creadores y creando miles de puestos de trabajo, sino también consiguiendo esta nueva nominación a mejor película animada, que su predecesora (“Spider-man: Into the spiderverse) ya ganó en 2019.

Además, como ya sabemos, el año pasado se rompieron ciertos tabúes sobre el clasicismo de la institución al premiar como mejor película “Everything, everywhere all at once”, por lo que ya existe un precedente que nos hace olfatear algo. Lo que para muchos puede ser un abuso de estímulos visuales que rozan el peligro de epilepsia, comienza a ser bien visto y galardonable por la Academia.

En el extremo opuesto, "Robot Dreams", del español Pablo Berger, decide que menos es más.

La delicada historia de amistad entre un perro habitante del Nueva York (como Mike Morales) de los 80 y su robótico amigo, se toma su tiempo para desarrollar una trama aparentemente “sencilla”, sin pirotécnicas narrativas ni giros argumentales inesperados.

Aquí el montaje se saborea, permitiéndote realmente sentir lo que es tener espacio para respirar en una escena, en un universo en el que además no existen los diálogos. El director de la maravillosa “Blancanieves” repite la decisión formal de eliminar por completo las líneas argumentales verbalizadas, apoyándose únicamente en las imágenes. Esto, podría haber resultado en el uso profuso de recursos visuales que mantuviesen la frágil atención del espectador contemporáneo.

Pero no, aquí Berger hace todo lo contrario.

Visualmente, es minimalista, de planos largos y reposados. En ningún momento se abusa de los estímulos audiovisuales para mantener la atención y se confía en que el espectador conecte con una narrativa clásica… y que con esto, no solo tenga suficiente: sino que se sienta pleno. “Robot Dreams” se acerca y mira de frente al cine más primigenio, a los cimientos básicos del storytelling. Mira a Chaplin, y a Keaton, pero también al propio Miyazaki, mostrando (eso si) un estilo radicalmente opuesto, más cercano al cómic de línea clara (No por nada toma como base la novela gráfica de Sara Varon. La última película de Berger, rima así con una propuesta como “Fallen leaves” de Aki Kaurismaki, un muy laureado film de este mismo año, que para el que escribe estas lineas, está por debajo de la cinta animada.

Por todo ello, la historia propuesta por el cineasta vasco es como ese amigo que insiste en que vivir con menos "te libera", mientras narra profundas emociones sin decir una palabra, en una especie de juego de mimo cinematográfico.

Producida por la productora independiente Arcadia Motion Pictures en coproducción con otras empresas francesas, “Robot Dreams” ha recaudado 826,682 dólares. Cifras que distan bastante de las obtenidas por su competidor arácnido. Y si, está claro que la inversión no ha sido la misma, y habría que analizar las ganancias de ambas cintas de manera proporcional. La película de Berger NO ha sido un éxito. Probablemente habrá cubierto gastos y, sin duda, ha llegado muy lejos consiguiendo varios galardones entre los que destacan los del Cine Europeo o los Annie.

¿Pero qué tiene que ver el tema económico con la entrega de los Oscar?

Pues que, en un mundo utópico e ideal, estos premios tendrían la función sociocultural de empujar a aquellas producciones de presupuesto más reducido pero alta calidad. De esta forma, el galardón propulsaría la repercusión de una pequeña historia para que llegase a mucha más gente. Y a la Academia también le gustan las historias de superación.

Pero igual no tanto como los éxitos de taquilla.


En el momento en el que escribo estas líneas, faltan unas pocas horas, para que se conozca cual será la película ganadora en esta contienda. Aunque, aún así, en el fondo no es tan importante quien reciba el premio, ya que los números ya han dictado sentencia.

Pero, si como comentaba antes, atendemos al gusto de la academia por premiar los éxitos y los puestos de trabajo creados, no sería de extrañar que “Spiderman: Across the Spiderverse” se alzase con la estatuilla esta noche. Y tampoco sería injusto.

De hecho, mucha gente apelará a que el hecho de que el film de Berger esté nominado, es de por si un premio.

Y aunque estén en lo cierto, otorgar el galardón a “Robot Dreams” sería sin duda una acción simbólica para con un tipo de cine que cada día parece estar más extinto: aquel que pone mimo a las emociones por encima de los estímulos y que utiliza la estética como medio (y no como fin) de transporte a lugares mucho más profundos que los de cualquier multiverso.

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