A los cinco minutos supe que la trama central era idéntica a Sobrevivientes de los Andes. Busqué otra porque ver una película por primera vez representa una novedad y, al percibir la semejanza, me decepcionó. Pasaron varios días de hambre y frío. El curso y el final estaban previstos. No había ninguna otra emoción, aparte de saber que sino se comían entre sí los rescatarían. No obstante, hay que resaltar que las tomas de los paisajes nevados son espectaculares. La bondad que despierta el hecho de estar todos en una misma tragedia. Nada los acercaba tanto como el miedo y, aunque parezca contradictorio, la esperanza de vivir siendo rescatados o consiguiendo en medio de la sociedad del frío un auxilio, algo que les impidiera llegar a lo que los hombres alguna vez fuimos o, por lo menos, algunas tribus: caníbales.
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