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Un viaje a la mente de Quentin Dupieux, el director más original en la actualidad

POR JERÓNIMO CASCO

14 de ABRIL del 2024, 18.14 PM | UTC-GMT -3

Cuando se te vienen a la mente filmografías con historias ridícula y verdaderamente originales, ¿cuántos directores podrías enumerar? Esa es una de las preguntas que me hago recurrentemente, y que deposito en mi repertorio de inquietudes, uno que de tanto en tanto dejo al descubierto para que salgan a flote en el día a día. Vivimos en una era en donde las secuelas, y los productos derivados de sagas y franquicias son moneda corriente. Pocos son los artistas apasionados por atraer al público con algo que les de una buena bocanada de aire fresco. Responder la pregunta inicial del artículo resulta en uno de los descubrimientos más apasionantes y sorprendentes, ya que al enumerar estas voces se puede ser testigo del encuentro con alguien auténtico y revolucionario.

Maso menos así fue mi primer acercamiento con el único e irrepetible Quentin Dupieux o también conocido como Mr. Oizo, director y músico francés que el día de hoy cumple medio siglo en esta tierra. ¿Pero quién es este hombre que despierta pasiones entre los cinéfilos más exigentes? ¿Cuál es la capacidad y condición tan especial que tiene el cineasta como para que exista tal fandom? La pregunta fue la que me hice a mi mismo al conocerlo con su original y minimalista Yannick (2023), una comedia liviana y oscura a la vez que retrata el disgusto de un espectador para con una obra de teatro sumamente mediocre, transformando lo que en un principio se establece como risas aseguradas en una película existencialista y reflexiva.

Raphal Quenard en Yannick (2023)

Para tratar de entender y desenredar la mente de este excéntrico artista habría que viajar poco más de veinte años en el tiempo, cuando estrenó su primer largometraje llamado Nonfilm (traducido como No-película), una cinta experimental en donde un actor despierta en el medio del rodaje de una película que no logra descifrar de que va. Esta inmediata conexión entre lo que se nos está contando y cómo se nos está contando es una de las marcas registradas y claras obsesiones del director hasta el día de hoy. Dupieux ama el hecho de hablarle a su audiencia, de hacerla partícipe en una forma extrema, extraña y aún así sumamente divertida.

Él ve al cine como un medio de comunicación más que como un arte. ¿Cómo hago para hablarle a la audiencia sin hacerlo directamente rompiendo la cuarta pared? En sus películas existen personajes que sirven como audiencia, como sucede en Rubber, la primera que lo hizo mundialmente conocido. En ella un policía en el medio de una zona árida y casi desértica se para enfrente de la cámara y nos cuenta algunas de las historias (que según él) más ridículas que el cine nos dio: cita a Spielberg y su E.T. de color marrón, el hecho de que nadie se lave las manos o los dientes en La Masacre de Texas o que un extraño mate a John F. Kennedy en JFK. Pero este es solo el comienzo de la cinta…

Rubber (2010)

Dupieux no se conforma con esta exposición formalizada del ridículo: aleja la cámara y nos presenta a una audiencia dentro del plano que será testigo directo de los hechos en la verdadera película, y es a partir de este momento que nosotros como espectadores “fuera del plano” establecemos un acuerdo tácito con el director. De ahí en más todo lo que nos ponga en pantalla será real para nosotros, a pesar de tener la suficiente cantidad de raciocinio como para saber que no es así. Parece complejo, lo sé, pero es más fácil de entender cuando uno se deja seducir por la sola idea. Entonces, ¿cual es la verdadera historia de la película? Como todo título del director, el plot circula alrededor de una idea bastante mínima: en este caso es la de un neumático con vida propia que recorre una carretera hasta que conoce a una hermosa mujer, obsesionándose con ella.

Si, parece algo totalmente fuera de lugar y sin sentido alguno, pero Dupieux es un director consciente de lo que nos quiere contar, porque a final de cuentas, sus películas siempre logran tener algo de sentido y humanidad al final. Repasemos algunas de las locas ideas principales de Dupieux en sus películas para que saquen sus propias conclusiones:

  • Réalité (2014): Un productor da 48 horas a un aspirante a director obsesionado por encuadrar con las manos todo lo que ve para encontrar el mejor gemido de dolor, digno de un Oscar, como única condición para respaldar su película.

  • Le Daim (2019): La obsesión de un hombre con la chaqueta de piel de ciervo de su diseñador hace que se gaste todos sus ahorros y comience a delinquir.

  • Mandibules (2020): Dos amigos ingenuos descubren una mosca gigante en el maletero de un coche y deciden domesticarla para ganar dinero con ella.

  • Incroyable Mais Vrai (2022): Alain y Marie se han mudado a la casa suburbana de sus sueños. Pero el agente inmobiliario les ha advertido: lo que hay en el sótano podría cambiar sus vidas para siempre. ¿Que es?

  • Daaaaaalí! (2023): Una periodista francesa se reúne en varias ocasiones con distintas versiones del icónico artista surrealista Salvador Dalí para un proyecto documental que nunca termina por realizarse.

Quizás nunca podamos entender del todo a Dupieux, ¿pero que importa? Sus películas nos siguen interpelando, haciéndonos parte de mundos imaginarios y hablando sobre cosas que, si se miran desde la superficie parecen inentendibles, pero que si se piensan un poco tienen más lógica que cualquier otro cine. Habrá que esperar un mes exacto cuando se prendan las luces en Cannes y en su función inaugural podamos ser testigos de su última locura titulada Le Deuxième Acte.


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