"Decálogo V": ¿Se puede buscar la propia muerte?

¿Debe el Estado actuar con más violencia frente a quienes cometen un acto violento? ¿Se puede erosionar la confianza de la ciudadanía en las instituciones y en el Estado de derecho si se mantiene la pena capital? El Decálogo V es un alegato contra la pena de muerte. Kieslowski, en el momento en que realiza este episodio, estaba vigente la pena de muerte en la República Popular de Polonia. Analizaremos la trama que nos presenta el realizador polaco en esta ocasión.

Fernando Martín Peña dice en el conocido programa de televisión argentino “Filmoteca” que lo que cuenta Kieslowski es simple: un joven asesina a un taxista y luego es asesinado por parte del Estado. Sin embargo, la forma en que Kieslowski dirige esta historia no tiene desperdicio. Es importante tanto la forma como el contenido.

Jacek (Mirosław Michał Baka) es el homicida. Asesina a un chófer con una soga que se entrelaza entre las manos. La escena del asesinato es muy fuerte y dura bastante tiempo, dado que no logra matarlo en el primer intento. Primero, lo estrangula desde atrás en el auto y el conductor debe frenar. Luego, cuando baja del auto. Y, finalmente cuando es arrastrado le lanza sobre la cabeza una roca enorme.

Se debe subrayar que recién al final de esta historia es cuando Jacek, ayudado por un abogado primerizo, se encuentra triste y desolado. Le cuenta al abogado que un día, con un amigo, se habían emborrachado. Su amigo se sube a un tractor y atropella a su joven hermana.

Con lo dicho anteriormente, podemos pensar en la culpa que siente Jacek frente a este acontecimiento y si no es él mismo quien busca su propia muerte, puesto que no puede quitarse la vida él mismo. Por eso nos preguntamos: ¿Puede uno buscar su propia muerte? Está claro que Jacek desea un castigo por la culpa que siente por el hecho traumático vivido con su hermana.

El final de la obra de Kieslowski nos muestra cómo el aparato estatal actúa de la misma forma que un homicida.