"Modern love": una redefinición del amor

El epítome del romanticismo de espíritu libre está perfectamente plasmado en esta serie, no a través de diálogos artificiales, exagerados o remendados, sino a través de cada uno de los detalles conmovedores. La experiencia de cada espectador puede variar, y cada uno puede sentirse conmovido por las diferentes historias entretejidas.

Antes de ver esta serie, mi noción idealizada del amor se parecía al encuentro de Brad Pitt con Susan en "¿Conoces a Joe Black?": un encuentro casual en la calle o en un restaurante, una mañana o una tarde, más algunos intercambios intrigantes entre extraños.

Pero después de ver esta serie, lo he reconsiderado. Iniciar conversaciones con gente nueva, especialmente cuando uno es adulto, es un acto de valentía. La curiosidad conlleva riesgos y momentos de agotamiento de energía.

Jóvenes, viejos, heterosexuales, homosexuales, que abarcan generaciones, parejas caminando por la calle... mientras se mueven, los sigo, y recuerdo algunos momentos de la trilogía de "Antes del amanecer", "Antes del atardecer" y "Antes de la medianoche".

El sexto episodio me impresionó bastante. Maddy confiesa su falta de experiencia al estar con un hombre, insegura de lo que se siente tener a alguien que la cuide. El viaje desde construir cautelosamente una relación hasta creer gradualmente en ella, sólo para darse cuenta de que se basa en malentendidos, donde las necesidades de cada parte difieren por completo.

Cada vez entiendo más que las relaciones incomprendidas surgen de una necesidad de reciprocidad de buscar y recibir lo que uno desea. En comparación con otras relaciones, las personas se vuelven más susceptibles a la irracionalidad y tienen menos autocontrol. Es por eso que hay que aprender a diferenciar las relaciones, ya que las señales pueden ser confusas, y dificultar tanto la transmisión como la recepción. Es como saber la respuesta pero no el proceso.

Guzmín es un personaje al que todos admiran: su relación parece perfecta. Deliberar, ya sea sobre amistad, amor familiar o amor romántico, es inútil; el amor fluye y simplemente existe. Las relaciones son meros conductos; el amor es la esencia. El amor es suficiente en la relación de Guzmín y Maggie, esa es la verdad.

La escena de Anne Hathaway me transportó a "Siempre el mismo día", y me conmovió bastante. Sin embargo, esta vez, ella lucha con su relación consigo misma, participando en innumerables conversaciones, batallas con sus distintas "yo". A veces disfruta de la luz del sol y otras veces se siente completamente destrozada. Regresa a su casa feliz, pero se encuentra con la luz apagada, sumida en la oscuridad, sin poder ver ni actuar, consumida por un dolor insoportable hasta que las lágrimas fluyen, tirada en el suelo, esperando la calma.

Casi arruina todas las relaciones (el buen chico Jeff, sus antiguos colegas, los compañeros de clase, amigos) incapaz de afrontarlos de manera genuina, mostrando sólo el lado más brillante, temiendo el rechazo si ven su otro lado. Al igual que Yasmine, desesperada por atención e incapaz de afirmarse a sí misma, no puede entablar relaciones estables. Pero... Todos tenemos dos lados.

Siempre creí que existe un interruptor encima de la cabeza de todos, que controla la intensidad y el color de la luz emocional de cada uno. Podés estar alegre o triste, pero no podés perder el control ni reprimir las emociones.

Una escena conmovedora de "Llámame por tu nombre" resuena profundamente: la separación de Elio y Oliver, el consejo del padre de Elio: "Tal vez estés anestesiado o sin emociones, pero siente lo que sientes. Si te duele, cálmalo; si te duele, enciéndelo, no lo apagues ni lo oprimas. Retroceder puede llevar a noches de insomnio, pero ver a otros olvidarnos antes de que estemos listos no es mejor. Nos hemos privado de demasiado. Para evitar sentir, hemos dejado de sentir".

Aceptar las emociones puede provocar dolor, pero nos mantiene jóvenes. Anne Hathaway ya no esconde su otro lado: no parece teatral ni fantástico.

Sarah y Dennis, Tobin y Andy, quizás temerosos de las nuevas relaciones o cansados de las antiguas, pero sus relaciones perduran porque ninguno de los dos se da por vencido. Si uno lo hace, la relación falla. Esto explica la esencia de todos los matrimonios. A veces, las discusiones y la comunicación son las mejores formas de superar las barreras.

Si, como Julie, todavía añoras a alguien años después, ella te dirá que busques respuestas con valentía, ya sea para continuar o dejarlo ir, animándote a reconstruir las relaciones hasta que te encuentres a ti mismo. El amor puede evolucionar, traicionando y fracturando otras relaciones. La clave es apreciar todas las relaciones y a las personas que hay dentro de ellas, asegurándote de que no se conviertan en fantasmas en tu vida mundana, evitando que te conviertas en una cáscara marchita bajo los rayos del sol.

La tormenta final aparentemente arrasó con las emociones de todos, pero las relaciones siguen estando complejamente entrelazadas. La vida continúa.