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Connell y Marianne: nuestra historia de amor

Spoilers

“I’ll always be here. You know that”: ¿estamos frente al “You jump, I jump” del siglo XXI?

Sin duda, Connell y Marianne se han ganado un lugar dentro del codiciado grupo de las parejas icónicas de ficción. Aunque no sea una puerta de madera flotando en el mar lo que decida su suerte, su final resulta igual de desgarrador. La fuerza de atracción de estas parejas te envuelve en un tornado de pasión, pero este después termina escupiéndote en un paraje totalmente desolador. Como Titanic, Normal People te invita a vivir un mal de amor imborrable.

Al estilo de la trilogía Before Sunrise, lo que atrapa de esta historia es cómo las mentes de los personajes se entrelazan y complejizan a medida que pasa el tiempo. Estamos hablando de dos jóvenes inteligentes que tienen ciertos problemas de autoestima y suelen sentirse incomprendidos en el mundo. Sin embargo, lo cierto es que se definen más por oposición que por similitud. Marianne se muestra franca y perspicaz, mientras que Connell tiende a ser reflexivo e introspectivo. Resulta casi imposible mantenerse al margen del enredo de emociones que llevan a Connell y Marianne a trastabillarse con cada piedra que encuentran en el camino —o que les arrojan del pasado— para elegir estar juntos; nada los frena y afecta más que su propia mente, y nada los impulsa más que la atracción. No pueden evitar vulnerarse ante el otro: bajan la guardia y se desarman; se desnudan en cuerpo y alma.

A los ojos de muchas personas, las experiencias del amorío adolescente entre Connell y Marianne podrían parecer de lo más banales y esperables. Sin embargo, los directores las presentan con tal sensibilidad y sinceridad que llegamos a sentirlas viscerales y propias. Lo más curioso es que es un sentimiento acogedor: el dolor te hace sentir en casa. Hay una tensión constante, y no es solo sexual e intelectual. La posibilidad latente de que el lazo que los une se corte entra en fricción con la pasión, que parece ser eterna. ¿Y acaso no es eso lo que nos incentiva a transitar cada día? La incertidumbre que nace entre lo que sucede y lo que podría suceder. Es natural encontrar cierta calidez en ese morbo, que resulta tan familiar.

Durante el 2020, tuvimos el privilegio de ser parte de una de las mejores historias de amor mientras atravesábamos una de las peores crisis mundiales. Las palabras de Sally Rooney se caracterizan por ser íntimas y crudas, y tanto Lenny Abrahamson como Hettie Macdonald hicieron un trabajo directoral estupendo al respecto: supieron cómo proyectar esos rasgos distintivos de la escritora a la perfección y lograron que tuviéramos una conexión con la imagen que nos hacía hiperventilar. De hecho, supieron como imprimir esta intimidad en nuestra cotidianidad. Se produjo una simbiosis: ¿estábamos tocando el violín para Connell y Marianne? ¿Éramos los intrusos en la fiesta? ¿O acaso ellos se metieron en nuestra vida y vivimos un romance que, en realidad, fue de a tres?

Connell y Marianne sin duda se aman, y nosotros, a ellos dos. Su historia es algo que sucede a diario, casi atemporal: se trata de gente que ama y, a menudo, sufre en busca de ese amor; gente como vos y como yo, Normal People.

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