Inmaculada: sangre, barro y el atractivo intacto del horror

Las películas de horror religioso evolucionaron por un fascinante camino y desdibujaron las líneas entre la fe y los cultos con un cautivador sentido de suspenso. La película Inmaculada, aunque no trata sobre cultos, muestra la naturaleza insidiosa de los pensamientos oscuros que brotan en la mente humana y deja a la audiencia intrigada y con ganas de profundizar más.

La película no profundiza en cómo concibe Cecilia. Realísticamente, podría ser mediante inseminación artificial, pero dado que esta es una película de terror, dejemos de lado el método de concepción por ahora.

El horror religioso contemporáneo ahora enfatiza lo físico y lo humano. En lugar de centrarse únicamente en la agitación espiritual, estas películas exploran el renacimiento de los genes religiosos dentro del cuerpo. Rosemary's Baby entrelazó de manera famosa la capacidad reproductiva femenina con rituales de culto, retratando la invasión psicológica y fisiológica de Rosemary por el mal. Inmaculada de alguna manera refleja esto, vinculando a las mujeres con temas de nacimientos religiosos. La diferencia radica en la creencia pasiva versus activa de los personajes: el instinto maternal de Rosemary no le dejaba opción, mientras que la fe de Cecilia en Dios surge de una búsqueda de significado en la vida.

Este tema resuena en la película Hermana Muerte del año 2023, donde la protagonista, Narcisa, también una ferviente seguidora de Dios, busca el propósito detrás de sus bendiciones. El contraste entre Hermana Muerte e Inmaculada es marcado, con la primera sobresaliendo en progresión narrativa, tácticas de miedo y una climática escena de masacre que desafía el tiempo con música dinámica. Inmaculada, por otro lado, carece de sustos y de la belleza clásica a menudo asociada con el horror religioso, pero sus momentos inquietantes, como las manos que emergen de las paredes del confesionario, dejan al público esperando una explicación más profunda.

La actuación de Sydney Sweeney crece hacia el final de la película. La salida de Cecilia de las catacumbas simboliza un renacimiento, contrastando fuertemente con El Bebé de Rosemary. Mientras que Rosemary acepta a su hijo del diablo, Cecilia rompe la piedra, cortando los lazos no deseados de la fe y la vida, pasando del gran amor maternal al amor propio absoluto.

La película concluye con una pantalla en negro tras la escena de la rotura de la piedra. Este final destaca los costos tanto para el personaje, que se ve a sí misma como un mero receptáculo de nacimiento, como para el público, que contempla su cuerpo como un objeto. Este dispositivo desdibuja las fronteras entre el personaje y el espectador, enfatizando el peso de estas percepciones.

Una protagonista empapada en sangre se está convirtiendo en un elemento básico en las películas de terror, visto en Venus, Boda sangrienta, Cacería macabra, Bárbaro y más. El espectáculo del cuerpo femenino se convierte en un festín sangriento. La evolución de los temas visuales en el horror, junto con la acción decisiva y la mutilación corporal, es convincente. Para mí, un rostro manchado de sangre después de una lucha angustiosa es mucho más cautivador que un aspecto meticulosamente elaborado. La frialdad y la valentía están emergiendo como el nuevo estándar para los roles femeninos, lo que significa un cambio en el cine de terror hacia una mayor profundidad de carácter en lugar de una mera atracción visual.