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Robot Monster: la verdadera peor película de la historia del cine

La historia oficial del cine bizarro dice que “Plan 9” de Ed Wood es la peor película de la historia. Pues bien, este artículo llegó para derribar ese mito (y proponer otro).

Había una vez un planeta llamado Tierra, el cual estaba poblado en toda su extensión (de alrededor de 510 millones de metros cuadrados) por una raza humana que a lo largo de miles de años logró desarrollar comunidad y avanzar en el desarrollo tecnológico, industrial, militar. Incluso podría decirse que su población en algunas épocas llegó a vivir con algo de tranquilidad. Sin embargo, a mediados de la década de 1950, la tierra se vio envuelta en una tragedia de proporciones épicas. Tras una serie de cruentas guerras mundiales y antes de que la humanidad pusiera un pie en la Luna o explorara otros planetas, una fuerza invasora extraterrestre aterrizó en nuestro planeta y erradicó toda vida humana. O, mejor dicho, casi toda. Por obra del descuido, del desgano, o quizá por alguna otra causa no registrada, los alienígenas, en medio del caos y la destrucción, cometieron un error crucial: durante su conquista dejaron un pequeño grupo de humanos vivos.

Lo que el puñado de personas que sobrevivió a la masacre no previó es que un alien desembarcaría en la Tierra para concluir la misión de aniquilarlos. Y quien llegó a cumplir con la tarea en el opus cinematográfico que nos ocupa fue un gorila con casco de chapa no del todo bien cortada, sin armas a la vista ni apoyo de ningún otro ser: solo él con su presencia y voluntad.

Así es el planteo, a grandes rasgos, de “Robot Monster”, joya en bruto (muy en bruto) del cine de ciencia ficción de la conspiranoica década del `50 del siglo XX, cuando Hollywood veía al fantasma del comunismo en todos lados y sublimaba sus miedos a través de los seres de otros planetas, amenaza constante en un mundo en el que la narrativa fantástica parecía parte de un relato periodístico sin chequear pero más o menos creíble. Además, claro, el cine B al que adscribe “Robot Monster” generaba grandes cantidades de diversión entre el público de todas las edades. Y también algo de dinero fresco a los estudios.

La inocente indulgencia con la que se veía cine de ciencia ficción en aquel tiempo permitió, entre otros cientos, un film hoy icónico como “Plan 9” (1959), de Ed Woood, que en alguna encuesta de hace varios años fue elegida como la peor película de la historia. Este hecho, al humilde entender de quien firma estas líneas, fue un acto de imperdonable injusticia para con el film al que nos referimos.

Una ficha técnica curiosa

“Robot Monster” estrenada en 1953, fue la segunda película del director Phil Tucker, que a los 25 años tenía poca experiencia laboral en el cine pero sí contaba con afición por los cómics y las historias fantásticas. Con eso le alcanzó para filmar tres opus ese año, otros tres en 1954 y dos en 1955. En todos los casos la crítica fue lapidaria, al punto de que abandonó la dirección y trabajó en otros roles técnicos hasta que se retiró de la industria en la década de 1980.

Otro protagonista de la historia fue el guionista de la película, el nacido en China y naturalizado estadounidense Wyott Ordung, quien fuera responsable de otros guiones igualmente desastrosos. Tal como sucedió con gran parte de quienes hicieron cine B en esa época, la carrera de Ordung fue breve, incluso más que la del director Phil Tucker, y su labor en el séptimo arte empezó y terminó en esos años `50s del siglo pasado.

¿Cuáles habrán sido las motivaciones del guionista a la hora de elaborar los diálogos? No hay línea de conversación que no evidencie que fue escrita solo para rellenar el tiempo y hacer que la película dure más de una hora y, por lo tanto, pueda exhibirse en salas en continuado junto a otros films de igual costo y rigor cinematográfico.

Pese a lo que puede verse en pantalla (de principio a fin, desde el segundo 0 hasta el minuto 62 cuando aparece el cartel de “the end”) hay un elemento disruptivo en “Robot Monster”, más precisamente en el rubro técnico, y es lo que hace que la catástrofe deje caer algunas pistas de dignidad. Lo curioso del caso es que ese síntoma de buen cine que presenta el film aparece en los títulos de crédito, ya que se trata de la banda de sonido. No estamos ante la presencia de música genérica ni tampoco de un disco reutilizado para la ocasión. La productora del largometraje, Three Dimentions Pictures (que solo realizó “Robot Monster”) contrató para la música a un tal Elmer Bernstein, quien años después sería el mismo señor que compusiera las BSO de clásicos indiscutibles como “El hombre del brazo de oro” (Otto Preminger, 1955), “Los 10 mandamientos” (Cecil B. DeMille, 1956), Colegio de animales (John Landis, 1978), “Los cazafantasmas” (Ivan Reitman, 1983) o “La edad de la inocencia” (Martin Scorsese, 1993), entre otras decenas de títulos esenciales.

Es más, podría decirse que lo más logrado en términos cinematográficos de semejante dislate es ese inicio en el que con la música de Bernstein como marco y sobre el escenario de una zona rocosa se avizora la aparición de un casco… que resulta ser el juguete de un niño que, más tarde, se desmaya cuando llega el gorila espacial, quien busca destruirlo todo.

Pero digámoslo de forma clara: lo único rescatable que tiene para mostrar el largometraje en ese inicio de méritos casuales es un factor exógeno al mamotreto general.

Algunos momentos que hacen de Robot Monster un ícono del cine trash

  • En el inicio de la película aparece un niño jugando con su hermana, juntos llegan a la entrada de una cueva. Allí dos presuntos arqueólogos, vestidos de sport, sin elemento alguno que ofrezca indicios de su oficio, hacen de cuenta que trabajan en lo suyo.
  • En un planeta en destrucción, una familia sobreviviente de la catástrofe alienígena, disfruta de un picnic portan elegantes vestidos y zapatos de tacos.
  • El clímax del film es al comienzo, cuando se introduce a la bestia extraterrestre, que se hace presente con un chispazo en pantalla, relámpagos clase Z y un inentendible insert de videos de peleas entre animales prehistóricos (lo más logrado de la película pese a su precariedad técnica).
  • El “robot monster” se comunica con su planeta a través de una pantalla que aparece en la entrada de una cueva junto con él.
  • La cueva en la que aparece el gorila está a pocos metros de donde se refugian los humanos sobrevivientes, pero ni ellos ni el simio lo notan.
  • El gorila alien envía mensajes amenazantes a los humanos a través de una pantalla que ellos mismos tienen en su casa (igual a la del gorila). ¿Se la regalaron los aliens en la visita anterior?
  • Sobre la intención del gorila de conquistar a una de las protagonistas no diremos nada para no spoilear.

¿Hay más? Hay mucho más. ”Robot Monster” (que ofició de película favorita del gran John Carpenter durante su niñez) es una caja de pandora de todo lo bueno que el mal cine tiene para darnos. ¡Bizarros del mundo, uníos y corred a ver mucha clase B!

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