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Nazareno Cruz: Un lobo, una pareja icónica y una sociedad

Apoteosis de un amor contra lo impuesto

¿Qué podríamos decir de Leonardo Favio que no se haya dicho? Si la poesía abunda en su pecho, si cada sinfonía que propone revela su magia. Solo él puede crear un lobizón icónico, con pocos recursos, con marginalidad desangrada, con metáfora de campo.

Cualquier libro que teorice sobre este film, expone el amor con que fue hecha esta pieza inolvidable del cine argentino. Sin ir más lejos, el mismísimo Alfredo Alcón, quién cumplió el rol del diablo, dio su testimonio en el libro de Hugo Biondi “Sin renunciamientos: El cine según Leonardo Favio” y declaró lo siguiente:

Desconozco cómo se ha manejado Leonardo a lo largo de su carrera (no hemos construido una relación de amistad ni de gran acercamiento), pero conmigo en Nazareno Cruz y el lobo lo ha hecho con exquisita ternura. (2007:97)

Y así explotamos de amor, y así creemos en fábulas. Nazareno Cruz… se basa en la mixtura de géneros. La composición de la pareja protagonista aquí es crucial. En esta “magnum opus” de nuestro querido Leonardo, confluyen la novela popular, el folletín y el radioteatro. Estos estructuran el tema del amor, la pasión y el deseo como una constante en este film.

Es así, que todos recordamos a esa pareja besándose entre las olas, viéndose a escondidas, sufriendo y deseando juntos. Pero hay algo más, que subyace, que figura latente, como un secreto. Mientras todos enfocamos en la tragedia de este amor ideal, icónico, shakespeariano, nos olvidamos de Leonardo.

Recordemos que esta sublime creación se estrena el 5 de junio de 1975. Respecto de este momento en Argentina, la teórica formada en historia Svampa señala, de modo concreto, lo que podemos leer a continuación:

Ente 1973 y 1976 la Argentina vivió uno de los períodos más controvertidos y complejos de la historia reciente, aquel que muestra el trágico pasaje de una sociedad movilizada, caracterizada por la voluntad de cambio, aunque recorrida por la inquietud social, al autoritarismo y la violencia política; una sociedad desarticulada, sumergida en una crisis plural, a la vez social y política. (2003:1)

Un elemento contradictorio se suma al del amor: la violencia. Podríamos decir, que la temática predilecta de la novela o el folletín de aquellos años (el amor a pesar de la diferencia social) le dio a nuestro genial y amado director, la excusa perfecta para hablar de un contexto político-social en ruinas con profunda agresividad guardada.

Nazareno es de un pueblo. Es el séptimo hijo y es el lobizón. Ella es rubia, etérea y lo ve como es. Se enamora de él como es. Y sabe bien, que eso no se cambia. El problema aquí no son ellos, los jóvenes que se enamoran para cambiar sus mundos. El problema es el pueblo, la sociedad en que viven.

El pueblo no acepta a Nazareno, no acepta al diferente, no escucha la música, inspirada en “Rigoletto” de Verdi, que a todos nos conmovió. Y es tan claro que el pueblo lo persigue, que lo lastima por diferente, que no ven su inocencia y sus ganas de ser libre, ser parte, ser amado.

Esto hace que cada momento en que la pareja se besa sea un triunfo y que el mismo diablo le confiese a Nazareno sus ganas de salir del infierno. Favio plantea lo más diabólico como un factor social que impulsa al ser humano a temerle a lo distinto al punto de cercenarlo. Abre las puertas del Hades en el mismísimo ámbito rural, lleno de marginales, que envidian por no poder ser, por callar su angustia y sus propios defectos. Favio lo dice así:

Seguro que el que yo haya hecho “Nazareno…” ahora tiene que ver con el momento que vive el país. El cine debe estar al servicio de las necesidades del pueblo. En este caso hay un gobierno popular. Si ese gobierno me pidiera que yo hiciera determinado tipo de cine yo lo haría porque entiendo que mis ambiciones de artista y creador tengo que postergarlas en beneficio de una comunidad. “Nazareno…” tiene que ver con este momento del país, con mi momento interior, en tanto es un canto de amor, un llamado a la reflexión. (1975: 6-7)

No, Nazareno. No es tu culpa. No estás equivocado. A este mundo le falta amor. Gracias por ser diferente. Gracias por enseñarnos que se puede amar con pasión. Con ganas de cambiarlo todo. Sin importar las circunstancias. Sin importar el mundo. Con la férrea convicción de que el amor es lo único que nos llevamos a la tumba. Que arda la hoguera, que dance el arte, que brinde el cine. Tenemos un ángel.

Autora: Malena Meilan

(Artículo escrito para el desafío parejas icónicas)

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