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Let It Be: La mejor banda de la historia

Spoilers

El 30 de enero de 1969, John, Paul, George y Ringo subieron a la azotea de los estudios de Apple en el centro de Londres, para ofrecer el que sería el último concierto de los Beatles. El grupo se encontraba ultimando sus últimas sesiones de grabación del “Let It Be” y del “Abbey Road”, decidiendo acompañar esos últimos momentos de la banda con una especie de documental/película que recogiese su adiós.

La película fue dirigida por Michael Lindsay-Hogg y estrenada en mayo de 1970, después de que el 10 de abril, Paul Mccartney anunciara que abandonaba la banda. 50 años después, se reestrena esta película restaurada, que viene después de que Peter Jackson realizara The Beatles: Get Back (2021); una docuserie en el que aparte de haber realizado un proceso de restauración del metraje grabado para la película de Lindsay-Hogg, sacó a la luz material inédito.

Supongo que todo fan de la banda, como es mi caso, habrá visto la docuserie de Jackson que está disponible en Disney +, pero aun así recomiendo encarecidamente (seas fan o no de los Beatles) verla; ya que más allá del interés que pueda suscitar los hechos acontecidos durante esas sesiones de grabación, sirve como una gran fuente de inspiración creativa para cualquiera que quiera dedicarse a cualquier disciplina artística. Los Beatles accedieron a meter cámaras en su estudio, única y exclusivamente porque ya en ese momento sabían que el fin era algo inevitable, y que de algún modo estaban preparando una despedida para sus fans con sus nuevos álbumes.

Viendo esta restauración de la película original, uno sigue constatando que no es una película en el que se rebosen tensiones constantes entre ellos. Solo hay un instante que apenas dura 40 segundos entre George y Paul, que de alguna manera la gente a lo largo de las décadas ha enfatizado como si todo su metraje estuviera conformado por un cumulo de momentos similares. Le It Be (1970) no estaba disponible a nivel de plataformas, por lo que de algún modo Disney + ha usado como reclamo el hecho de que la película no se hubiera restaurado ni introducido a ningún catálogo de plataformas de streaming hasta ahora.

Viéndolo, así de primeras, no podía dejar de pensar en la oportunidad que desperdició Michael Lindsay-Hogg con ese proyecto. Visto hoy, se ve como muy frio, pero teniendo más que ver con su montaje que con lo que vemos en pantalla entre los protagonistas. Claro, esto es fácil decirlo después de lo que nos ofreció Peter Jackson, en el que se vislumbraba con más detalle lo que pasó en ese periodo de tiempo. Visto con los ojos de hoy, y más cuando hablamos de la banda de la que más se ha escrito y a la que más se ha analizado de la historia, da la sensación que la película se queda a medias en su cometido.

Sin embargo, pensándolo más sosegadamente, me he dado cuenta de lo injusta y ventajosa que estaba siendo mi mirada con respecto a lo que había llevado a cabo Michael Lindsay-Hogg en 1970. Lo manidas que ya quedan para muchos las imágenes que vemos en Let It Be (1970) hacen que de algún modo le quite valor a las imágenes que se muestran y que de igual manera me haga criticarla por ser muy convencional en la manera en la que fue concebida; ya que Peter Jackson ofreció una hondura, que hasta ese momento no se había visto en pantalla en relación a los Beatles.

No obstante, el que jugó con mayor hándicap fue el propio Michael Lindsay-Hogg, que careció totalmente de la perspectiva histórica de la que se cuenta hoy en día. Su trabajo fue más intuitivo y menos racional, haciendo que muchas partes se vean inconclusas. Habla de ello en la conversación del principio que vemos que tiene junto a Peter Jackson, aludiendo al final en la azotea. Considero que, aun así, podía haber aspirado a hacer algo más osado, pero es muy fácil hablar de lo qué harías cuando no lo has vivido.

Antes de entrar en detalle con esta película restaurada, simplemente recordar que solo está disponible a través de la plataforma de Disney +. No sé si Disney también se involucrará en el proceso de producción de las películas que tiene ideadas Sam Mendes, pero sin duda que ha sido clave para que la gente pudiera disfrutar tanto de The Beatles: Get Back (2021), como de esta restauración con motivo del 50 aniversario de la película.

Un montaje poco ambicioso

Considero que sí, puede que la perspectiva del tiempo juegue en contra, pero lo que veo indudable es que tiene un montaje bastante poco imaginativo. No tiene mucha consistencia a la hora de retratar lo que fue ese momento histórico de la banda más importante de la historia de la música. Entiendo que buscasen que no tuviera un metraje muy prolongado, lo que lleva a que esboces todo a base de pinceladas, pero se podía haber trabajado una narrativa más interesante en cuanto a los acontecimientos que estaban presenciando. John, Paul, George y Ringo no eran muy abiertos a dejar que nadie entrase al estudio, de ahí a las trifulcas con que John Lennon llevase a Yoko Ono a todas las sesiones. Y teniendo la oportunidad, se desaprovecha en algo que merece ser reconocido, dado a que nos brindó imágenes que la historia no para de recordarnos, pero no sé hasta qué punto es mérito de Michael Lindsay-Hogg o del carisma de las personas a las que estaba grabando.

De ahí que la película denote cierta ambigüedad con lo que realmente pasó. La gente la tomó como una película que ejemplificaba la tristeza y tensión de esos días, pero creo que es una malinterpretación de lo insustancial que resulta. Insustancial en lo formal primordialmente, pero es tal la magnitud de la banda que ese material lo tomamos como algo histórico. Y lo es, pero no por unos méritos cinematográficos que acompañen la magnitud ni el talento de los Beatles.

Las anteriores películas, pese a ser ficcionales, eran mucho más imaginativas que este documental. Muchas pecaban de un tono naife, pero eran formidables en cuanto a atrevimiento y participación de los Beatles. En Let It Be (1970) también decidieron en gran medida la manera en que tenía que ser comprendido el proyecto cinematográfico, pero no desde ese aire tan desenfrenado que mostraron en los anteriores.

La música funciona a las mil maravillas, pero incluso cuando están componiendo o disponiéndose a hacer un video para una canción en cuestión, se sigue una tonalidad plana a nivel formal y podría haberse dotado de más fuerza si cabe al gran relato.

Eso sí, el final en la azotea es un acierto increíble, que en parte tuvo algo que ver el director, pero que considero que fue algo que aportaron los Beatles. Paul el primero, al que se le fueron sumando los demás Beatles, y las imágenes que vemos son ya, no historia de la música, sino parte ineludible del siglo XX.

En definitiva, la restauración del documental de Let it Be (1970) no es que aporte gran valor a lo que se había visto en su estreno. Más allá de traer de vuelta la beatlemanía, algo que no está más o menos presente en la actualidad pero que no pasa de moda, no le veo tanto el sentido como el que sí le veía al proyecto que emprendió Peter Jackson en su momento. Como fan de los Beatles, apreció cada segundo que veo de ellos, pero visto con cierta objetividad no veo una película a la altura de sus protagonistas.

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