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Cure: la película que te hechiza

Spoilers

Cure gira en torno a un asesino serial brillante y a un policía implacable decidido a descubrir la verdad detrás de los asesinatos. El policía, con la ayuda de un profesor intelectual, se enfrenta con vínculos familiares difíciles y, poco a poco, empieza a sentir cierto respeto por su adversario escurridizo. El asesino, que se presenta como un hipnotista autodidacta, afirma ser el mensajero reencarnado del hipnotista francés del siglo XVIII, Franz Mesmer, en Japón y que domina técnicas oscuras de culto para controlar la mente de las personas. En la historia, la "hipnosis" de Mesmer implicaba usar barriles magnéticos de madera para equilibrar los campos magnéticos del cuerpo, lo que no era particularmente "maligno". Sin embargo, en Cure , la hipnosis se presenta como una poderosa herramienta que solo requiere que la víctima mire una llama, tras lo cual el diálogo explora su psicología más profunda, permitiendo al hipnotista controlarla para matar a la persona en un estado de amnesia.

La atmósfera y el estilo

Cure se destaca en la historia del cine de terror por su atmósfera de culto. Los tonos ásperos y oscuros, el ritmo irregular de los planos fijos y los sonidos caóticos dominantes le dan a la película un aire experimental y de bajo presupuesto. De todas formas, al observarlos más de cerca, es claro que estos elementos los creó el director de forma meticulosa para crear un ambiente inquietante único. La película infunde una sensación escalofriante que inquieta a los espectadores como si, al igual que las víctimas, estuvieran fascinados por la luz y el sonido de la pantalla y no pudieran escaparse de la hipnosis peligrosa.

El uso del sonido

Uno de los aspectos más destacados de Cure es el uso del sonido. Durante toda la película, el ruido ambiental de baja frecuencia permanece detrás del diálogo. Al principio, puede que parezca que la pista de audio está dañada, pero si lo escuchas con atención, se hace evidente que el ruido cambia constantemente. A veces es un ruido vacío inexplicable; otras veces son sonidos ambientales como el viento, las olas, los ruidos de los autos que están amplificados hasta casi ahogar las voces humanas.

La escena más compleja ocurre en una cárcel subterránea entre el protagonista y el asesino. Los sonidos serpenteantes, el eco del agua y las voces detrás de las paredes forman una variación polifónica, que ascienden y descienden a medida que avanza la conversación. Esto culmina con el sonido de llamas que se extinguen por el agua que gotea, que luego pasa a ser una lluvia torrencial en la escena siguiente y se lleva la sensación de confinamiento.

Durante toda la película no escuchamos música de fondo. En lugar de eso, esta capa de ruidos reemplaza la música y acecha sutilmente por debajo de la trama. Solo aparece dos veces de forma explícita en la pantalla: el lavarropas ruidoso en la casa del protagonista y el incinerador de basura estruendoso que está cerca de la casa alquilada del asesino. Los dos funcionan como metáforas: la inestabilidad incontrolable siempre acompaña nuestras vidas cotidianas y la posible ansiedad termina explotando, lo cual provoca quemaduras o impulsos asesinos.

Estos diseños sutiles hacen que resulte difícil para los espectadores darse cuenta de su efecto. Solo si se sacaran y se pusieran auriculares podrían darse cuenta de lo mucho que se distorsiona el diálogo por los sonidos del ambiente. Esta manipulación no intencionada refleja la hipnosis de la película, donde la caja del cine funciona como una habitación pequeña y oscura para un hipnotista. Durante dos horas, nos sumergimos en una experiencia "inusual" donde pensamos que tenemos el control, pero, en realidad, los recuerdos y las emociones de la película nos influencian inconscientemente.

Los ángulos inusuales de la cámara

En Cure, la hipnosis se logra por medio de una conversación y la lucha entre el policía y el asesino se libra por medio de las palabras. El asesino, un amnésico, nunca cuenta su propia historia, sino que escucha a los demás. El policía, que se niega a revelar sus propios pensamientos, intenta hacer que el asesino confiese. Lo interesante es que los dos terminan redescubriendo sus verdaderos impulsos internos a medida que se observan mutuamente.

La película sigue un patrón similar con los espectadores: primero los atrae a un misterio, después mantiene la distancia, los aleja mientras los acerca y finalmente consigue su verdadera atención. Los espectadores también se ven a sí mismos por medio de la observación. Además, la construcción única de la película hace aún más claro su sentido cinematográfico.

Las tomas a través de la mirilla son una característica destacada que crean una sensación de barrera entre la cámara y los personajes, como si las imágenes salieran de una cámara oculta. En una escena conmovedora en la que el protagonista y su esposa desayunan, la cámara se sitúa en un rincón del techo y gira en espiral alrededor de ellos con delicadeza. Estas tomas colocan sutilmente elementos inquietantes en las escenas cotidianas, insinuando todo el tiempo que hay un observador externo.

Otro tratamiento estilizado sucede en los espacios cerrados (como la sala de un hospital), donde los planos generales siguen los movimientos de los personajes. Esto nos da la sensación de que estamos viendo una obra, donde los actores actúan dentro de una caja en el escenario, restableciendo la "cuarta pared" entre la película y los espectadores. Estas escenas se asemejan a momentos de Asako I & II que crean una sensación de irrealidad separada de la narrativa.

Las conexiones con Asako I & II y la brujería

El director de Asako I & II, Ryûsuke Hamaguchi, se inspiró en Cure de Kiyoshi Kurosawa. Su objetivo era reflejar un cierto poder mientras se basaba en la realidad e incluir acontecimientos raros sin romper la lógica existente. Las dos películas presentan una "irrealidad" anormal como núcleo, donde las perturbaciones contraatacan la "realidad". El hipnotista de Cure y Baku de Asako I & II son intrusos en el mundo real, como terremotos que descienden desde arriba.

Los dos directores despiertan un deseo oculto en el corazón de los espectadores de liberarse del orden y dramatizar la vida cotidiana. De todas formas, Cure tiene un nivel más rico que Asako I & II y satiriza la jerarquía burocrática, explora las generaciones nihilistas y las religiones emergentes, y cuestiona el orden de género. En Cure, el asesino usa el "fuego" para invocar la ira mientras que Asako I & II usa los "ojos" para invocar el amor. La expresión de Hamaguchi de las relaciones interpersonales es más clara y pura y busca una trascendencia más introvertida.

Si consideramos que la característica expresiva de una película reside en crear metáforas complejas de una "cuasi-realidad" dentro de imágenes ambiguas, entonces la llama el hipnotista asesino no "representa" la ira y el impulso; más bien, "el fuego es impulso ". La película se convierte en un tipo de magia empática que extrae símbolos de la realidad para crear lo irreal, apuntando hacia el interior de los espectadores. Los que están en el rincón oscuro del cine, ¿son realmente capaces de mantener su actitud "relajada" ante imágenes "caminan al filo del documental y de la ira"? La economía de intercambio del tire y afloje, la negociación, la victimización y el sadismo es realmente fascinante.

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