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Ser o no Ser: El humor como arma contra el mal

El humor, la ironía y la sátira resulta ser un arma más que poderosa de crítica. En tiempos convulsionados como lo fueron los años del nazismo esto no fue la excepción. La satirización de los rasgos del mal no hace más que dejar de manifiesto la brutalidad e ignorancia del régimen hitleriano y a la vez desautorizar sus actos y su ideología.

Ser o no Ser (Tobe or not to Be-1942), el film del alemán emigrado a Hollywood Ernst Lubisch utiliza este recurso, el humor, para realizar una fuerte crítica al régimen que gobernaba su país nativo.

Eran tiempos en que no muchos se animaban a satirizar a Hitler y al nazismo, otros casos significativos fueron de los Tres Chiflados con sus cortos I’ll Never Heil Again (1941), Back from the Front (1943), They Stooges to Conga (1943), Higher tan a Kite (1943) y Charles Chaplin con El gran Dictador (1941).

Los protagonistas del film que nos ocupa, una troupe de actores de teatro liderados por el vanidoso Joseph Tura y su esposa, se ven involucrados en la invasión alemana de Polonia, no hacen más que imitar y satirizar a los nazis para poder mimetizarse entre ellos y así salvar a miembros de la resistencia polaca además de ellos mismos.

Hay tres momentos en el film de Lubisch que a mi opinión merece ser resaltados y que reflejan esa satirización al extremo: el primero al comienzo del film donde la compañía de Tura esta realizando una obra teatral donde se parodia al nazismo y a Hitler, se ven interrumpidos por funcionarios del gobierno que les impiden continuar esa obra ya que podría resultar ofensivo hacia Alemania y sus líderes. Esto es particularmente significativo porque pone en la ficción presiones que casi con seguridad sufrían los artistas en esos tiempos

El segundo momento es en el cual el Coronel Ehrhardt se encierra en un cuarto para dispararse, se escucha el disparo y luego su muletilla recurrente llamando a su secretario “¡Schultz!”.

El tercer momento significativo se da cuando se produce el escape de los protagonistas, en el que, uno de ellos caracterizado de Hitler llama a los pilotos del avión y les ordena arrojarse del mismo, estos sin vacilar un momento hacen el saludo nazi y se arrojan al vacío.

En esas escenas Lubisch, expone la incompetencia de un nazi que por sí solo no puede ni siquiera suicidarse y soldados que obedecen ciegamente y robotizadamente a sus superiores sin importarles, siquiera, su propia vida.

Estos recursos también fueron muy utilizados por, entre otros, Los Tres Chiflados quienes en el corto “You natzy Spy” (1940) hacen un resumen del auge y caída del nazismo en muy pocos minutos. (Vale aclarar que este corto fue la primera obra en satirizar a Hitler tan explícitamente en momentos en que los Estados Unidos aún no había ingresado a la guerra).

Se dice que reir es mejor que llorar, que hay algo de sanador en poder reírse de la tragedia incluso en tiempos sombríos como aquellos. Tanto Lubisch, Chaplin y Los Tres Chiflados eran conscientes de ello y a pesar de soportar una lluvia de cuestionamientos de la época si era apropiado o no satirizar al nazismo decidieron reírsele al mal en la cara. Para ver y volver a ver en esos momentos en que necesitamos algún empujoncito para encarar los desafíos que la vida nos interpone tal como hicieron Joseph Tura y cía.

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