El asesino

The killer (2023, Dir. David Fincher)

El absurdismo estético.

En el nuevo largometraje del afamado David Fincher, quien fuera tildado como el "niño maravilla" en sus intrincados inicios por ejecutivos fílmicos, vuelve a sus orígenes y conceptos estilísticos que lo catapultaron en frenesí al monte Olimpo de los innovadores-fastuosos-noventeros, incluso, sus críticos más testarudos que relegaban su talento a "un golpe de suerte " mezclado con un "vago conocimiento del lenguaje cinematográfico, más videoclipero que nada " , cayeron rendidos a sus pies .

Cerrando bocas (finalmente) con aquella cinta de tesitura trágica-maquiavélica que narraba fabulosamente los pútridos y lastimosos sucesos que dieron origen a Facebook ( La red social , 2010), sus críticos, en esa ocasión, salieron de sus arbustos guardando sus tomatazos y se dedicaron a lanzar y enviar guirnaldas al " niño maravilla ", cimentándose como el realizador más aclamado de la última década .

Y en este nuevo ofrecimiento fílmico sigue sorprendiendo , narrando con pulcritud y planos requetemedidos y pensados, todo dentro de una historia repetida hasta el cansancio haciendo uso de la esteticidad más elaborada y llamativa para dotar de trascendencia y plenitud un historia con poca chispa y mucha mecha.

Y dentro de sus engranajes estilísticos aparece y reaparece el rostro taciturno y estoico de su protagonista: Michael Fassbender, conocido y reconocido histrión irlandés que entiende las vicisitudes y encrucijadas de su personaje, dotándolo de credibilidad palpable, latente y ominosa.

Y en el medio de todo llega el absurdo, dotado de belleza y convicción, predecible en su simplicidad dramática pero cargado de fuerza y pureza debido a la mano gestora que recalca los sin sentidos: Un asesino anónimo que deambula por ciudades ultraconocidas en el imaginario fílmico ( París , Nueva Órleans, Chicago) y además , en medio de franquicias y marcas afamadas ( Starbucks , Mcdonald's , Pepsi) que acentúan el anonimato del protagonista a ultranza y quien a su vez teje y entreteje sus modestos planes con apps de tres pesos y compras baratas de Amazon para lograr evadir-encontrar a sus víctimas .

Y hacia el final, nuestro "samurai" balbucea acerca de la moralidad y el destino con cierta profundidad, y que después de todo, a tanto balazo y golpes desenfrenados, nos han entumecido mentalmente para entender ( empatizar quizás ?) a nuestro asesino moralino estoico devora-hamburguesas.

El absurdo ha despegado , y el aterrizaje fue exitoso.