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La Saga de Mad Max + Furiosa

Spoilers

La última vez que me adentré en la Saga de Mad Max fue durante el estreno de la cuarta entrega, allá en verano de 2015. Difícil de creer que han pasado 9 años desde que provocó tremendo revuelto en los Oscars al conseguir 10 nominaciones, entre ellas la de Mejor Película y Director. Es importante recalcarlo considerando lo difícil que suele ser para esta clase de producciones en donde predomina la acción.

Pese a no llevarse los máximos premios, sobresalió aún así como la gran ganadora de aquella noche al atribuirse 6 estatuillas, tales como: Diseño de producción, Sonido, Edición de Sonido. Vestuario, Montaje y Maquillaje. Bien merecidas en mi humilde opinión, aunque me resulta raro que se le haya negado los Efectos Especiales y la Fotografía.

Su Taquilla global de $ 380 millones dólares es decente considerando el lapso de 30 años con Mad Max: Más Allá de la Cúpula del Trueno. A pesar de contar con la participación especial de Tina Turner, la tercera parte ha sido de las más débiles de la franquicia y debo coincidir con la mayoría de los críticos tras lo potente que fue Mad Max 2. Una tremenda secuela en toda la extensión de la palabra, y es que sigo sin superar la muerte de su fiel acompañante. Cada vez que la veo, me recuerda bastante a la primera mascota de mi hermano, que en paz descanse.

Tan así de espectacular me pareció que con la llegada de Mad Max: Furia En El Camino, nada más no entraba en mi cabeza de que se trataba de un reinicio, y suave por así ponerlo, ya que el pasado trágico de Mad Max se mantuvo con la diferencia de algunos ajustes contextuales que la volvieron lo más cercana a nuestra época. Corríjanme, si me equivoco.

Y es que yo juraba que era una intersecuela por según ubicarla entre los sucesos de la segunda y tercera. Evidentemente había vivido engañado tras seguir obsesionado con Mad Max 2 porque para mí era la mejor y quería a morir que siguiese siendo parte de la historia oficial; y con mucha razón tras haber inspirado a la creación del videojuego Fallout y de atractivas secuelas como las de Resident Evil y Rápidos & Furiosos.

Y siendo todavía mejor el no depender de la trilogía clásica para entender, aunque me es necesario confesar que para haberse lanzado en 1979, Mad Max si que te pone bastante a pensar en la decadencia de la humanidad, sobre todo nuestras guerras por los combustibles, alimento y el quebrantamiento de las sociedades al caer en la locura existencial. Podría decirse que estaba adelantada para su tiempo al igual que lo estuvo Blade Runner y Prometeo.

Un mundo sin reglas es fácilmente un mundo en caos, y es sugestivo darse cuenta como las autoridades desde entonces se nos presentan incapaces de actuar por lo mal que están las leyes. Encontrarnos con este buen hombre llamado Max, verlo tan optimista y dedicado a su trabajo y protector de su familia para luego ser victima del mismo caos que juró resguardar, nos rompe el corazón, literalmente hablando.

Pasan los años y Mel Gibson retoma el papel de una forma cruda que rinde frutos por lo asombrosa que resulta ser en sus últimos veinte minutos. Y es que la secuencia con los autos en pleno territorio desolado es tan épica y difícil de creer por haberse filmado en una época en donde no predominaban los efectos por computadora. Aquí solía recurrirse al trabajo de mano, y dado eso, esta secuela brilla desde cualquier ángulo o escenario en que se opte por ver.

Tal vez se quedaron cortos en el desarrollo de los personajes secundarios, pero la introducción de la gran tragedia que devastó al mundo fue suficiente para meternos de lleno en este panorama apocalíptico del cual cruzo los dedos para que no llegue a suceder en nuestro mundo real. Oh y ese giro al final tras descubrir que el transporte cargaba con tierra en lugar de gasolina, fue un giro brutal e inesperado que terminó por robarme una gran sonrisa.

Mis respetos para el director George Miller por haber hecho lo que James Cameron hizo con El Exterminador 2, lo que Francis Ford Coppola hizo con El Padrino parte II y lo que George Lucas hizo con Star Wars: El Imperio Contraataca. No cualquiera puede mejorar a la primera y al igual que los directores mencionados, Miller lo consiguió con destreza porque sus secuencias tanto aéreas como terrestres te dejan sin aire.

Y es que nadie imaginaba que la secunda parte podría superar a la primera no sólo en historia, sino en casi todo. Lamentablemente, mi interés por Max colapsó con Más Allá de la Cúpula del Trueno porque al igual que con la precuela, ni idea de en qué pensaba Miller. Inevitablemente encontré jodidamente asombrosa la adaptación de Mad Max: Furia En El Camino. Subrayo jodidamente porque puedo verla una y otra vez, y nada más no me canso. Es más, ni me apena confesar que la escena en donde vemos a una moribunda Furiosa siendo salvada por Max me hace llorar por lo vulnerables que se perciben ambos actores.

Y es que cada uno de los personajes importa, sin importar que aparezcan sólo por un par minutos. Incluso el villano de Hugh Keays-Byrne, originario de Mad Max, luce genial gracias al atuendo que le hicieron y al maquillaje que lo transformaron en un guerrero de la carretera. Tampoco nos olvidemos de Nicholas Hoult y Nathan James en sus respectivos roles de Inmortal Joe y Rictus. Y es que aquí si se aprovechó cada minuto para dar a conocer a este nuevo legado que pese a su escenas raras, lo disfrutable no se le quita.

De verdad que la Academia desaprovechó la oportunidad de hacer historia al negarle convertirse en la película de acción en ganar el máximo Oscar. En fin, merece una rotunda ovación por lo mucho que hizo en sus secuencias de persecución e incluso coreografías de pelea, yo que no esperaba nada cuando acudí al cine y desde el primer minuto me la pasé al borde de mi asiento porque la ansiedad y el constante peligro en que se veían envueltos los protagonistas me comían vivo.

Parecería una narrativa sencilla por donde quisieras mirarla, pero nada que ver. Dicho eso, debo dársela a George Miller por llevar a alta velocidad este escenario apocalíptico que venía desarrollando desde 1979. Hasta el grado de no necesitarse de palabras en víspera de que la acción habla bien por sí sola. Y excelente decisión en haber confiado en su esposa Margaret Sixel para llevar a cabo la edición, en manos de cualquier otro se hubiese convertido en más del montón. Hecho que no sucede por hacerle justicia al inmenso material y respaldarlo con una conmovedora catarsis.

Debo mencionar que los gestos de Tom Hardy me recuerdan bastante a Mel Gibson al igual que su psicología en la que se nos muestra. Su mera presencia se consolida con gran interés y más por coincidir en la búsqueda de la redención al igual que Furiosa, quien resulta ser la verdadera protagonista de esta aventura y todo gracias a Charlize Theron, aunque no podemos descartar a Nicholas Hoult, especialmente cuando su personaje cumple su propósito de sacrificarse.

Fue tanto el impacto que generó Furiosa que por esa misma razón una precuela recién llegó a las salas del cine, 9 años después para su desgracia viendo como le afectó en su taquilla. Aunque siendo sincero, yo hubiese optado por respaldarme en la estructura de El Padrino parte II. En lugar de enfocarme en los orígenes de por sí revelados; yo personalmente hubiese continuado con la travesía de Furiosa ahora como la encargada de La Ciudadela, fijando secuencias sobre su pasado, un pasado que se desenvuelva con la misma intensidad en la que se dirigió la primera hora de Furiosa: A Mad Max Saga.

No me malinterpreten, no quiero decir que la precuela no sirva sino en ocasiones se siente frustrada en su ejecución de venganza. Por decir que pierde fuerza en su segunda hora por enfocarse más en complementar el contexto del mundo establecido en Furia En El Camino. Tan así que decidieron agregar las mejores escenas de esa misma película durante los créditos, lo cual sólo termina por perjudicarla porque todos sabemos lo genial que fue, es y sigue siendo.

Lo suyo, lo vuelvo a repetir, es la primera media hora en donde se nos introduce a Furiosa como una niña tratando de sobrevivir, y el rescate fallido de su madre nos destroza por lo crudas y violentas que son las escenas. Aunque descubrir que la cara de la niña fue manipulada por inteligencia artificial para parecerse a Anya Taylor-Joy se me hace contradictorio por parte de Miller por rehusarse a rejuvenecer a Charlize Theron mediante la misma tecnología. Lo mismo dije de James Cameron al criticar a los actores que interpretan superhéroes por siempre mostrarse como adolescentes, por lo que nunca crecen. Irónico cuando tiene a Sigourney Weber interpretando a una niña en Avatar: El Camino del Agua.

Otro problema que tengo es el antagonismo de Chris Hemsworth como Dementhus, lo siento débil y exagerado. Desde su enfoque burdo como Thor en sus últimas entregas, me cuesta trabajo tomarlo en serio y menos cuando empieza con sus movimientos extraños, sarcasmo y voz fingida. Nada más no me la trago y eso que Anya hace su lucha por darle el tono de Charlize. Y es que insisto en que fue un grave error haber recasteado el papel viendo que la barra estaba demasiada alta.

Incluso llegué a sentirme aburrido, y es que para nada ayuda que la trama esté dividida en capítulos. Parecía una copia de la precuela de Los Juegos del Hambre; el ritmo pausado y la ausencia de color en alguno de los personajes. Sin duda, alguien más se merecía la ovación y lo digo con sumo respeto. Lo hecho, hecho está y no hay vuelta atrás.

En conclusión: las secuencias de persecución y el diseño cumplen en un tono inferior con la predecesora, siendo de esperarse por haberse preocupado más por el guion en lugar de tomarse la molestia para justificar el trasfondo de Mad Max en lugar de dejar que la historia condujera con gloria como lo hizo Furia en el Camino.

Mi única esperanza es que la secuela de Mad Max y The Wasteland no se cancele pese a la mala taquilla de Furiosa, pero pase lo que pase, siempre tendremos Furia En El Camino porque por sí sola, no necesita de ninguna precuela o secuela, por sí sola es perfecta y por el debido momento bastará para los seguidores de Mad Max y no se diga más.

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