EL "ATRACO" MORAL: la serie que cuestiona al bien y el mal

En cada película, serie o libro podemos diferenciar dos grupos totalmente separados; los buenos y los malos. Es una linea obligada en cada argumento literario. Tiene que haber un mal, y si hay mal, hay uno o mas responsables. El concepto tuvo una alineación alterada con “Robin Hood”, un joven ingles del Siglo Xll, que se dedicaba a robarles a los ricos para darles a los mas pobres, interponiéndose ante la ley y las fuerzas de seguridad. Incluso Disney hizo una versión infantil de este “héroe” encapuchado.

Quizás la respuesta rápida a todo esto sea la empatía. Somos conscientes de que hay una persona haciendo las cosas mal pero las hace por una justa razón, por lo menos para nuestro criterio social y compasivo. Ahora, cuando hay personas que hacen las cosas mal, pero sin un fin bondadoso ante la sociedad, el criterio de empatía debería perder fuerza. Hasta que me tope con esta serie y fue la excepción a todas las historias.

“La casa de Papel” es una serie española que se estrenó el 2 de mayo del año 2017. Escrita por Alex Pina y tuvo una dirección de diferentes directores a lo largo de las temporadas. Si bien, la serie se había planificado para una sola temporada, divida en dos partes y dirigida puntualmente para la audiencia televisiva española, todo tomó un rumbo opuesto cuando Netflix subió sus episodios y se consolidó como un éxito mundial.

Según Alex Pina, la serie esta inspirada en Willie Sutton. Un delincuente que hizo mas de 100 robos millonarios, sin hacer ningún tipo violencia física ni utilizando armas de fuego. Sino que utilizó el engaño y simulaciones. Desde esa idea parte la historia de los atracadores que, por algún motivo, se ganaron la empatía de gran parte del mundo pese a no luchar por una injusticia o por un bien colectivo.

El protagonista es Sergio Marquina, mas conocido como “El Profesor”, que fue la persona que reunió a este grupo de atracadores para comandar el mayor robo de sus vidas: asaltar la fabrica de la Moneda de España. Toda la serie es contada por “Tokio”, una de las atracadoras, que pasa a ser la narradora de esta historia desde su perspectiva. La serie esta inundada de viajes temporales y de escenas expectantes, memorables y dramáticas. Es una historia por momentos oscura y a su vez épica. Es violenta y a la vez conmovedora. Es difícil darle un rotulo genérico porque es un “vaivén” de emociones y retratos. Las actuaciones dan su sello a cada personaje y lograron generar algo sumamente difícil; la química. Y cuando hay química hay aceptación, pero ¿Cómo puede haber aceptación en un grupo de personas haciendo las cosas mal?, ¿Los buenos de esta historia son los atracadores y los villanos son los policías?

Es fascinante entender esta serie desde este aspecto distinto. Los delincuentes logran llegar a las personas como objeto de rebelión ante la situación real en la que vivimos. La sociedad proyecta en esta historia sus descontentos con los gobiernos y el propio estado. En la serie misma vemos a la sociedad manifestándose en contra de las fuerzas y apoyando a los enmascarados de Dalí. También es interesante analizar a la inspectora “Murillo”, un personaje que en principio representa la imagen “mala” de la historia. Es una oficial dispuesta a hacer lo que sea por atrapar al líder de la banda de trajes rojos. Hasta que se cruza de vereda y la mirada ante ella empieza a cambiar. Dejó la ley para estar en el grupo de ilegales. Por ese motivo, ella es uno de los personajes mas imponentes de toda la serie. Fue la que dio el inicio de que éste “mal y bien” este tan marcado. Desde esos momentos ya vemos a los oficiales como enemigos y al “Profesor” y sus compañeros como una resistencia o un grupo de “rebeldes” del que queríamos pertenecer. No es casualidad que la mascara que utilizaban sea el rostro del pintor Salvador Dalí, un hombre que enfrentó con sus pinturas al mundo, en contra de todas las leyes establecidas. Un símbolo puramente trasgresor. Como también que la canción que utilizó la banda es “Bella Ciao”, que es un himno antifascista de libertad y resistencia. Una canción surgida en el Norte de Italia, donde mujeres la cantaban con el fin de protesta por las duras condiciones de trabajo que tenían en los campos de arroz.

Otros de los aspectos que me parecen reveladores de esta balanza a favor de los ladrones ante los oficiales, es la ética. Muchas veces en toda la serie vemos a las fuerzas de seguridad, el gobierno y hasta el mismo ejercito, haciendo acción directa sin tener ningún tipo de moral. Eran capaz de matar a cualquiera de los rehenes con tal de terminar con ese atraco, sobre todo después de que haya sido rescatada la hija del embajador, la rehen que verdaderamente importaba. Mientras que en el grupo de asaltantes había una orden opuesta bien marcada. Vimos numerosas veces al “Profesor” defendiendo la idea de que el fin no justifica los medios y que no debía haber ningún herido.

Esta familia de atracadores lograron saltar el rechazo social. Incluso muchas personas se fueron sintiendo identificados con los personajes, con sus vidas, actitudes, acciones y hasta sus finales. Todos nos hemos puesto contentos cuando el grupo lograba escapar. Celebramos las victorias contra la ley. Queríamos que el plan triunfe. Si bien, no aplaudimos la ilegalidad y que las cosas se hagan mal, pero si nos rendimos ante los aprendizajes y su ética. Porque nos reflejan la importancia de la familia, el trabajar en equipo y el creer que siempre hay tiempo para una redención. Sentimos compasión por “Rio” que fue casi una victima de todo lo que se generó, nos llegó la identidad feminista que defendió “Nairobi”, aprendemos de “Helsinki” que las apariencias engañan, entendemos de “Berlín” la importancia del tiempo, sentimos las lagrimas de “Denver”, aprendemos que nunca es tarde para ser feliz con “Tokio” y admiramos al “Profesor” como ideólogo y creador de algo increíble. Son el claro ejemplo de que los villanos son idealistas. Creen que a veces el mundo debe romperse y empezar de cero. Ven que algo debe cambiarse. Aunque algunos hayan usado modos pocos ortodoxos y fueron generadores de caos, muchas veces todo es surgido por una lógica.