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Sic Transit Gloria Mundi

Probablemente se pregunten ¿Cual era el objetivo de titular con una sentencia latina al principio? Tal vez porque un adorador de la simetría como yo, pensó que utilizar una sentencia del final de una película como principio, era tal vez un justo homenaje a la cinta mas revisionada, revisada y vista de mi (Para nada corta)existencia.

Puede que no sea un género demasiado famoso, en estos tiempos en que la exageración es woke, la autopercepción alcanza cotas inverosimiles, y aquellos que crecimos en una sociedad que rendía culto y pleitesía al pan, pan, y al vino, vino, solo nos sentimos calmos y decididos cuando tenemos una idea del terreno que pisamos, y comprendemos cuando es mejor ser solo espectador y cerrar la boca con tiempo y tino.

Pero un guerrero nato, casi todo el tiempo, por no decir sin falta alguna, no sopesa demasiado el qué dirán. el enemigo está al frente, y con buenas armas y mejor táctica, básicamente, hay que hacerlo trizas para que no vuelva más a molestar. El después, sin embargo, lo trata con el peor veneno para su existencia: la sutil línea que separa la paz del mero intercambio de valores ideológicos por dinero, o lisa y llanamente el apaciguamiento cínico del que sigue maniobrando en las sombras según los designios de su patrón.

Sin duda que esa lucha llena de diálogos internos, y no demasiadas buenas decisiones externas, mucho más que la simple acción bélica, es lo que me sigue llevando una y otra vez frente a la pantalla para ver la película que hoy me ocupa con su comentario.

Me refiero a “Patton” , ni más ni menos.

Estrenada en 1970, y con una duración aproximada de dos horas y cincuenta y dos minutos (Pese a que hay versiones en formato DVD que atesoran algunos minutos más de metraje, dado que en aquella época las películas tenían intermedio, y las versiones rescatadas de rollos comerciales y no del master así lo testifican), la pelicula narra las excéntricas particularidades, trabajos, triunfos, éxitos y miserias del General George S. Patton, partiendo en el período más crítico durante la Segunda Guerra Mundial: La aplastante y atroz derrota estadounidense durante la batalla del Paso Kasserine en la campaña de Túnez. El pésimo resultado le cuesta el puesto al General a cargo del segundo cuerpo, Lloyd Fredendall, y en palabras del actor Karl Malden, que interpreta magistralmente al tranquilo y ecuánime General Omar Bradley, en ese momento se necesitaba “Al Mejor Experto en Tanques”. “¿Patton?” Responde uno de sus ayudantes “Dios nos ampare”.

La frase no es gratuita, lo que queda plasmado sin duda alguna en la potente escena del discurso a las tropas, justo al principio del metraje, que recrea a cabalidad la personalidad marcial, dura y deslenguada del General. Hecha un poema militarista, patriotero y chovinista, pero con el rigor histórico enmarcado en la gigantesca bandera estadounidense a sus espaldas, y en la prosa de la llamada “Arenga a las tropas del Tercer Ejército”, mosaico hecho a base de varios discursos de Patton a las tropas en Francia tras la invasión de Normandía. En el mismo, Patton se muestra inmisericorde “Ningún bastardo ganó jamás una guerra muriendo por su patria. La ganó haciendo que otro estúpido bastardo muera por la suya.”. Sin embargo, a renglón siguiente, muestra un optimismo casi poético “Tenemos el mejor equipo, la mejor comida y pertrechos, el mejor espíritu y los mejores hombres del mundo. ¡Dios! Si casi compadezco a los pobres hijos de perra que tendrán que hacernos frente”.

No mucho más tarde, hasta se muestra "Comprensivo" con el enemigo "No solo vamos a dispararles, ¡nuestra intención es arrancarles las tripas y usarlas después para engrasar las ruedas de nuestros tanques: vamos a acabar con esos hunos bastardos por racimos!" Para finalizar con la "Nota tierna" en el particularísimo estilo del que llegó a ser conocido como el "Viejo Tripa y Sangre" «Podréis estar agradecidos que, dentro de 30 años, cuando os halléis sentados al calor de la lumbre con vuestro nieto en la rodilla y os pregunte que hicisteis en la Gran Segunda Guerra Mundial, no tendréis que decirle: «Bueno, yo paleaba mierda en Luisiana»

Ese era el estilo durísimo y sin segundas lecturas del General. La Película transcurre, mucho más que en las batallas, indagando en la extravagante y extraordinaria vida de Patton: Desde su inocultable arrogancia y aire de "Prima Donna" militar, como él mismo llega a reconocerse, despotricando contra su principal rival "Monty también lo es, pero lo que pasa es que no lo admite!" Pasando por el inconcebible convencimiento de que era un soldado de multiples reencarnaciones, y su odio parido por la cobardía. De leyenda el consejo al médico del hospital de campaña del segundo cuerpo en África "Bajo mi mando no habrá fátiga de guerra, y es una orden. Eso es un viaje gratis, un boleto para cobardes" Y peor aún, la bofetada al soldado en Sicilia, y el duro trago del perdón posterior frente a las tropas ordenado por Eisenhower.

Impresiona la memoria temporal frente a las ruinas cartaginesas en África, y más tarde el de la retirada de Moscú durante la Batalla de las Ardenas (Donde desnuda todavía más su incombustible alma de guerrero: “Amo esto. Dios me perdone, pero lo amo más que a mi vida”) Y todavía más, dentro de la dura y feroz urgencia ante la perspectiva de perder esa batalla, el episodio de la Plegaria por el Clima, O su gusto por la poesía que él mismo escribía.

Caso aparte era su gruesa falta de tino y ubicuidad para verter conceptos, así como su feroz pero simple anticomunismo, todos hechos comprobados por él mismo o sus camaradas de mando y subordinados a lo largo de los textos que intentaron aclarar su vida y su tiempo. Por lo mismo, el Hauptmann Steiger, el militar alemán que intenta prevenir al OKW, y a Jodl especialmente, acerca del peligro de Patton durante toda la película, Reflexiona finalmente mientras quema documentos en un Berlín sitiado, colapsado y a punto de caer "El hecho de que no haya guerra lo acabará, él es un guerrero puro... Es un anacronismo magnifico". Profético en realidad: Cuando las armas dan el paso a la política, la gran boca de Patton lo vuelve a traicionar, esta vez con los rusos, grandes pero a cada momento más fríos amigos, y es finalmente relevado del mando.

En este sentido, el aporte del General Bradley, que actuó como Asesor Militar Principal de la película es extremadamente importante, Tanto como su libro "Historia de un Soldado",que junto a la obra de Ladislas Farago "Patton: Prueba y Triunfo"(Quien comparte créditos como co-guionista junto a Edmund North y Francis Ford Coppola)Contribuye a la construcción de una de las mejores semblanzas de un militar hechas cine. Siete Premios Oscar y otras tantas nominaciones y premios de otros organismos son un palmarés tan perfecto que quizá hasta el mismo Patton lo hubiera elogiado, pero, y esto solo probablemente, lo haría atemperado por su reflexión justo al final de la película, cuando narra el desfile triunfal del "Imperator", el general victorioso romano, que encabezaba la marcha, con un hermoso esclavo tras de él sosteniendo sobre sus sienes una corona de laurel, mientras susurraba en su oido la frase que encabeza este comentario, que traducida se lee "Toda Gloria mundana, Es transitoria".

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