Another Round: otra ronda para mi también!

¿Qué es lo que tienen estas películas europeas que te hacen sentir como en casa aunque estén pasando cosas bien dramáticas y hasta horribles para los personajes?

El fantástico Thomas Vinterberg, co-creador del Dogma 95 y responsable de la hilarante y extraña The Celebration y la absolutamente destructiva The Hunt (donde previamente trabajaría con el mismo Mads Mikkelsen), nos trae una nueva entrega que definitivamente se siente como una película menos confrontacional y menos intensa que estas anteriores desde su premisa. Donde The Celebration ve a una familia disfuncional cayéndose a pedazos por revelaciones extremadamente turbias, en una dinámica que puede verse como el Succession antes de Succession, y donde The Hunt busca poner en una lupa el daño que puede lograr una mentira, y como se puede destruir a una persona a través del abandono de sus relaciones más cercanas. Another Round, o Druk, nos presenta una sinopsis un poco más ligera a primeras: ¿Qué pasa cuando un grupo de profesores se propone comprobar que tanta verdad hay en la teoría de que la mente humano funciona de mejor forma con unos grados de alcohol encima constantemente? Lo que se desenvuelve de acá será no menos que una espectacular historia, una que es tan conmovedora como triste, y que desenmascara más de lo que podemos creer en un principio.

Entonces ¿Qué pasa con esta película que promete una premisa tan entretenida y ligera pero que termina siendo triste? Y ¿por qué me provoca verla cada vez que me siento un poco triste? Es muy divertida, eso es lo que pasa. Si algo tengo yo es que adoro cuando una obra de cualquier tipo me pone temáticas complejas de una forma muy digerible y que sea entretenida, ya si está bien la contemplación y el no sé qué, pero si me entregan a unos viejos amigos borrachos tomando toda una película mientras asisten a dar clases y a vivir sus días en casa, estaré fascinado! Y si además de eso me dan una exploración a la relación que las personas pueden tener con sus pares y como en el día a día y la rutina uno se puede terminar perdiendo a uno mismo, y por ende a aquellos que amamos, y como es nuestro deber buscarnos de vuelta y las complicaciones e implicaciones que puedan venir con esto, estaré maravillado!

Además de todo esto la película tiene una presentación muy familiar y cómoda, no voy a venir acá a decir que la cinematografía me voló la cabeza o que los escenarios eran muy especiales, pero a veces siento que hacen falta este tipo de películas que, aunque transcurren en lugares completamente ajenos al mío, se logran sentir como casa. Por eso el comentario del principio de las películas europeas y su tono particular que las hace lograr esto, y siento que Another Round continua con esta sensación, haciéndola una película demasiado reconfortante para ver y volver a ver.

Druk se siente como una película hecha con el corazón, cada personaje es tratado tanto en dirección como en actuación como un ser humano con problemas reales e intensos, y la forma en la que buscan enfrentarse a esto es tan fallida y tan humana que uno no puede menos que amarlos. Y las situaciones son progresivamente más interesantes de ver y suben la barra a lo que nos puede mostrar la película y a lo que puede afectar a los personajes. Culminando en momentos realmente sorprendentes y un final que al día de hoy me sigue encantando. Spoilers más adelante: la secuencia del personaje de Mads Mikkelsen bailando una vez más tras tanto tiempo sin hacerlo como medio para lograr llevar tanto el luto como la felicidad de lo que estaba ocurriendo en su vida personal, es una escena que no sale de mi mente ni tampoco de mi corazón.

En fin, Vinterberg sigue demostrando que su estilo es capaz de llegar al espíritu de formas no probadas antes en su filmografía, Mads Mikkelsen demuestra que sigue teniendo lugar en su cine local e idioma madre y yo continuo demostrando ser un llorón sentimental, ojalá los tres sigamos este camino!