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Películas para ver mil veces

Spoilers

¿Qué te impulsa a ver muchísimas veces algunas películas? Cada uno de nosotros tiene sus motivos, sin embargo, se encuentran íntimamente ligados a nuestras emociones: lo que nos recuerdan, lo que nos inspiran, lo que representan para nuestro corazón. También hay motivos psicológicos que alientan esa constante repetición: alimentan nuestra imaginación, enaltecen aspectos como la inteligencia, la astucia, la manipulación, el engaño. O bien, utilizan estas cualidades para resolver problemas y salir adelante.

Me atrevería a decir que en muchas ocasiones solo son ciertas escenas las que nos cautivan. Son esos pocos segundos o minutos de una secuencia poderosa que nos hace llorar, estremecernos o emocionarnos: la ayuda inesperada de los amigos, el cambio de bando de un malvado importante, el anhelado beso de los protagonistas… la confrontación final entre el protagonista y el antagonista.

Yo he de decir que me encanta la acción. La destreza física de un combate, la velocidad de los movimientos, la agilidad para evitar un golpe, desviarlo o detenerlo. Una buena secuencia de combate siempre me es grata, pero cuando le agregan ese “topping” de heroísmo, no puedo evitarlo, compro la secuencia completa.

Sin embargo, una buena pelea no basta para dedicarle de dos a tres horas a una película que solo te ofrece quince o veinte minutos fabulosos. YouTube está lleno de mini clips que ofrecen exactamente esa dosis de acción o belleza o ternura sin tener que ver todo lo demás. ¿Por qué? Porque el resto de la película no es tan emotivo.

Cuando se estrenó The Dark Knight, de Christopher Nolan, el inicio fue poderoso: un grupo de ladrones que mientras van teniendo éxito en su plan, comienzan a eliminar uno por uno a los que ya no necesitan hasta que solo queda The Joker. Mientras la película avanza, te cautiva la maldad de un hombre cuya locura inventa diferentes explicaciones sobre el origen de sus cicatrices. También chantajea criminales, secuestra personas, mata policías, sabotea la televisión y hace explotar hospitales en un millón de pedazos. Y siempre va varios pasos delante de todos (Batman incluido). ¡Estás frente a una poderosa mente criminal!

Vi muchas veces la película para disfrutar a un villano que desata la locura entre buenos y malos. Los confundió, les hizo creer que lo atraparon, los engañó para elegir entre Harvey y Rachel… hizo trizas el ánimo y la mente de Batman hasta el punto de reconocer que no sabía cómo vencerlo. Es más, si vemos el final de la película, Batman no ganó: el Joker lo hizo.

Desde las pequeñas locuras hasta las más grandes, el Joker resulta sorprendente todo el tiempo en esta película. Haciendo a Batman ir y venir a su antojo, mostrando siempre dobles intenciones (“me dejé atrapar para poder hacer esto”), Joker se erige como un prestidigitador del mal: “Tú ves que con una mano hago esto. Pero no puedes ver lo que hago con la otra”.

Por estas razones y muchas otras que te encantará redescubrir, yo te recomendaría ver muchas veces The Dark Knight.

Otro día, si gustan, podemos charlar del escalofrío que sintió el mundo cuando el Capitán América levantó por fin el Mjolnir, gritaremos encantados con la fenomenal paliza que la trinidad de Marvel le dio a Thanos. Una como nadie le había puesto en todo el universo. Y cómo suplicó que usaran los cañones sin importarle sus tropas porque estaba muerto de miedo e indefenso ante el poder de Wanda Maximoff.

Podemos emocionarnos con la forma en que todos los enemigos de John Wick caen ante el implacable asesino vengador. O igual y le regalamos unos párrafos al simpático y rompecorazones Jack Dawson. Lo más importante será que busques en tu videoteca mental una de aquellas películas que te hizo temblar de miedo, gritar de emoción o levantarte del asiento ante la venganza consumada. Ya que la tengas, prepara palomitas, nachos y bebidas frías… ¡y disfruta, amigo cinéfilo! Te lo mereces.

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