'THE BEAR' es un genuino bálsamo al alma como pocos | Review Temp. 3

Spoilers

¡SI CHEF! Dicen que el éxito de una serie hoy en día se puede medir por la cantidad de personas que la miran, por la fama que se pueda crear alrededor, y por su calidad e innovación. Estos factores pueden resultar bastante obvios, pero como para hay gustos para todos, muchas veces la subjetividad nos nubla el juicio. Puedo afirmar que ‘The Bear’ (El Oso) es una de esas rarezas transformadas en un verdadero hit del cual absolutamente nadie esperaba nada pero que paradójicamente fue ese anonimato lo que la convirtió en todo un clásico de culto de la televisión (o el celular, o la tablet, etc.)

La historia de Carmen Berzatto (popularmente conocido como “Carmy”) y su lucha por crear el restaurante más perfecto de todos en esta nueva temporada realza los sentidos para meternos en un relato que pelea constantemente entre la mente y el corazón. El pasado del personaje en esta ocasión resulta ser el detonante dramático para entender el porqué de su inestable accionar. Carmy no puede lidiar con la idea de errar ni dejar margen para ello. Todo tiene que estar perfectamente sincronizado, tal como si fuese una fabrica operada por robots. Lo inteligente y cálido de la serie es que nos da (y se da a si misma) el tiempo necesario para meternos en el trasfondo de cada uno de los integrantes del restó como si fuéramos testigos del camino que tuvieron que tomar para llegar adonde están.

'The Bear': Everything We Know About Season 3 So Far

La historia de Tina -tan real que duele- , cocinera de The Bear que cuenta con un pasado en el que tras quince años trabajando para la misma empresa y con cuarenta y seis en sus espaldas, tuvo que recorrer las calles de Chicago con su “resume” en mano para encontrarse ante un mundo consumido por una deshumanización desmedida que terminó poniéndola en el famoso The Beef solo para crear una de las escenas más genuinas de toda la serie junto a Jon Bernthal como ese Michael “Micky” Berzatto que tan bien (y mal tal vez) nos puede llegar a caer. O la historia de Marcus con el fallecimiento de su madre, mostrándonos pequeños glances de las hermosas enseñanzas de vida que nos dejan nuestros padres. O la reconexión de Sugar Berzatto con Donna (la adición de Jamie Lee Curtis es un caos necesario) en una escena de madre e hija -que curiosamente será madre en cualquier instante- que se siente como un bálsamo al alma.

Pero ‘The Bear’ no solo se limita a explorar los dificultosos vínculos humanos como pocos shows televisivos lo pueden retratar. En esta temporada el director, guinosta y creador de la serie Christopher Storer decide ir un poco más allá, aunque quizás demasiado lejos. Probablemente sea polémico (o debatible) pero, como pocas veces me había sucedido, sentí algo de relleno. Quizás la mente detrás de este éxito dramatico/culinario, en su afán de querer darle el espacio necesario a todos, decide emplatar de más ciertas cuestiones en forma de cameos/apariciones que en mi opinión no aportan mucho. Como el cameo de John Cena como Sammy Fak, uno de los alivios cómicos (como para justificar esa nominación en los Emmy a Mejor Comedia, algo inexplicable e inentendible) que la serie, después de tanto agotamiento mental, quizá necesitaba. O no. Y también la innecesaria aparición de Josh Hartnett, en esta suerte de renacimiento actoral y como excusa de “lo ponemos acá porque la agenda le da”, como la nueva pareja de la ex de Richie.

Fuente: FX Networks

No solo eso, sino que también se da el lujo de hacerle homenaje a la cocina con introducciones demasiado alargadas en los primeros dos capítulos. La ambición está ahí, pero en esta ocasión creo que la ejecución no termina de convencer del todo, algo así como si nos dijeran en la cara “Hey, somos The Bear, la serie del momento, podemos hacer lo que nos dé la gana”. A esta altura creo bastante prudente definir que la genialidad de la serie radica únicamente en el hecho de hacernos empatizar desde las cuestiones más humanas y no desde esta “expansión” al que este culto al arte y amor gastronómico pueda alcanzar. Esta lucha entre la intimidad y lo ajeno (o más bien ese pequeño homenaje al otro lado de la cocina), como en la escena en donde escuchamos a varios críticos y cocineros hablando sobre sus historias en una cena de despedida del restaurante del personaje interpretado por (una desperdiciada) Olivia Colman, o las trivialidades de los hermanos Fak con sus discusiones livianas (nuevamente para justificar la "comedia"). Al haber tantos personajes creo que el caos es inevitable, pero si en las primeras dos temporadas era un caos controlado, creo que acá se salió -paradójicamente- de control.

Lo que si hace magistralmente, como lo viene haciendo desde el comienzo, es mostrarnos el progreso (y decaimiento) de Carmy y Sydney, las dos figuras centrales. Es interesante ver como los traumas de uno pueden acarrear y contagiar al otro, como el de Carmy con su abusivo ex-jefe, aplicando la misma técnica con Syd, que en un principio se ve entusiasmada por ser su socia pero que luego ve en él problemas que ella no puede controlar, considerando la oferta laboral de un reconocido chef como la salida perfecta hacia su libertad. Jeremy Allen White interpreta a un Carmen totalmente desatado y contenido a su vez, siendo fiel a esa esencia febril y enérgica que la serie propuso desde el inicio. ‘The Bear’ sigue siendo uno de esos títulos indiscutidamente originales que nos puede seguir entregando momentos repletos de genuina emoción, pero que no necesita de ningún otra subtrama innecesaria. Sigan por ese camino, chefs.

POR JERÓNIMO CASCO

21 de JULIO del 2024, 23.42 PM | UTC-GMT -3

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