Tenet (2020): la obra maestra incomprensible

Que levante la mano el que pudo entender Tenet de una.

¿Nadie?. ¿Una mano?. ¿Dos manos en una multitud?.

Tenet es un filme que pertenece a una categoría muy selecta y minúscula, la de los rompecabezas intelectuales. Filmes de los cuales se habla acaloradamente durante años en foros, buscándole nuevos significados, o intentando descifrar los enigmas de la historia. Primer (2004) de Shane Carruth es un claro ejemplo del micro género. Los viajes en el tiempo que plantea la película son diferentes a todo lo conocido y, en un momento, se hace necesario buscar algún dibujo o diagrama en Internet de alguien que se tomó la molestia de ver varias veces el filme y explicarlo en términos simples.

Siempre hubieron filmes con doble lectura. O filmes plagados de enigmas y detalles que después los descubrís con el paso del tiempo. Como la segunda mitad de Vértigo (1958), que quizás no ocurra en la realidad sino en la mente del protagonista (todavía shockeado y encerrado en un asilo). O el caso de El Resplandor (1980), un filme rutinario de terror rodado de manera inesperada por un gigante como Stanley Kubrick… el cual contendría decenas de “huevos de pascua” - mensajes enigmáticos escondidos en los fotogramas del filme; desde la supuesta participación de Kubrick en rodar un falso alunizaje en 1969, hasta alusiones a otros filmes del maestro, e incluso referencias al Holocausto judío -. El documental Room 237 (2012) trata sobre todas estas teorías, a veces más creíbles y otras más disparatadas, sobre los supuestos secretos ocultos en El Resplandor.

Pero Tenet es un filme que, de entrada, no toma prisioneros. Las balas regresan a la cámara de las pistolas. La gente y los vehículos van en reversa. Uno puede entender el significado básico de “el cambio de entropía” pero, a medida que avanza el filme, la cosa se vuelve cada vez mas y mas complicada para seguir.

La raíz de Tenet reside en un enigma milenario llamado el Cuadrado de Sator, compuesto por cinco palabras: SATOR, AREPO, TENET, OPERA, ROTAS. Se cree que era una especie de mensaje críptico que dejaban los cristianos en la época del Imperio Romano para anunciar su presencia frente a otros cristianos que vivían en la clandestinidad. Nolan usa esas cinco palabras, aplicándolas tanto al nombre del filme, del villano como a lugares e instituciones involucradas. Y como el Cuadrado de Sator no tiene principio ni fin - es como una cinta de Moebius -, Nolan aplica esa filosofía a toda la historia. Lo que vemos ahora quizás es la segunda o tercera versión de un personaje, el cual fue y vino varias veces en el tiempo… mientras otras copias de él deambulan en otros lugares distintos al mismo tiempo.

La historia base es más o menos un mix de una de James Bond + Volver al Futuro, solo que exponencialmente más complicada. Un villano desea destruir al mundo y, para ello, va a usar una máquina que altera la entropía de las cosas. El tema es que esa máquina proviene del futuro. Para detenerlo hay una organización ultrasecreta (TENET) para la cual trabaja el Protagonista. La que prepara al Protagonista le explica las reglas básicas del cambio de entropía… y después él (y nosotros) somos largados al ruedo a lidiar con los vericuetos del filme.

Pero a medida que avanza la historia, notamos que la entropía cambia una y otra vez. Y hay personas que van y vienen en el tiempo varias veces, y ahí es donde todo el mundo se marea. Porque el clímax está ocurriendo, en realidad, en el primer día de la historia. Y es ahí donde precisás un esquema como éste, para entender qué es lo que sucede, por qué sucede y cuándo sucede.

Y aún con semejante esquema, se complica entender la historia… lo cual no implica que la gente compulsivamente no deje de verla.

Tenet apareció en una época muy especial - cuando el mundo estaba intentando asimilar el golpe de la Pandemia y acostumbrarse a vivir una nueva normalidad, con vacunas nuevas y todo el mundo con barbijo -, en donde la rehabilitación de las salas de cine fue un proceso largo y complejo, y donde la industria cinematográfica se enfrentó con un reto que todavía no pudo superar. Así que la mayoría la vimos por streaming. Y aunque uno no deja de reconocer el monumental ingenio de Christopher Nolan, por el otro lado Tenet es una de sus obras menos accesibles - y esa aura de indescifrable la convierte inmediatamente en un clásico de culto -. Podés elegir dejarte llevar, y aceptarla como una aventura exótica dotada de la exquisita narrativa habitual de Nolan, o uno de esos filmes que ponés en pausa cada cinco minutos y acudís a Internet para descifrar lo que pasa en pantalla, en que estadío está el Protagonista (u otro miembro del elenco), y qué está ocurriendo al mismo tiempo en otras partes del mundo con otras versiones de estos personajes.

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