El triángulo: El final más inesperado es no tener final

Algunas películas terminan donde comienzan: un truco narrativo deliberado y común. Algunas simplemente repiten la misma escena al comienzo y al final y esto crea la ingeniosa ilusión de una estructura impecable. Pero El triángulo va más allá de esto. Tiene una estructura completa y bien desarrollada y una narrativa fluida, con un final inesperado que simula ser un uroboros (una serpiente que se come su propia cola). En general, es una película de terror y suspenso decente.

¿Crees que eso es todo? No, El triángulo en realidad es un ciclo sin fin. Siempre y cuando esperes, la historia puede seguir para siempre al repetirse constantemente.

Cuando se estrenó la película en 2009, este tipo de historia no era muy popular. En la actualidad, existe un término para esto: "flujo infinito", un género popular de las novelas en línea donde el protagonista está atrapado en una pesadilla recurrente hasta que encuentra una forma de salir de ella, como descubrir un elemento fundamental o salvar a todos de un desastre específico. Cuando vi El triángulo por primera vez, me sumergí completamente en la perspectiva de nuestra protagonista, Jess, y estaba completamente desesperada por ver si Jess podría romper el ciclo infinito de asesinato al impedir que el otro grupo aborde el barco y mate a todos los que ya habían abordado.

¿Qué tan aterrador es este juego mortal? Imagina que eres una madre soltera con un hijo autista que hace las cosas mucho más difíciles. Finalmente, un sábado, tienes la oportunidad de dejar a tu hijo en la escuela y puedes tomarte un respiro para salir en una cita y descansar con amigos en un yate. Pero pronto, una extraña tormenta golpea el yate y todos caen al agua. La desesperación emerge, pero luego un gran barco llamado Aeolus aparece y piensas que estás a salvo. Sin embargo, una vez abordo, te encuentras en un juego letal. Existen tres versiones de ti en el barco simultáneamente, este es uno de los significados subyacentes del título El triángulo. La primera versión eres tú simplemente abordando el barco, sin saber qué pasa, pero luego ves cómo asesinan a tus amigos. La segunda versión eres tú intentando descifrar todo, pero solo ves a un nuevo grupo, con otra versión de ti, abordando el barco y repitiendo los hechos. Y tú incluso matas a esta versión de ti. La tercera versión de ti es la que piensa que sabes cómo volver a casa y cree que matar a todos terminará con la pesadilla, pero tu nueva versión la asesina.

Sin embargo, al final, se revela el verdadero horror cuando descubrimos que los sucesos del barco no son la clave de la historia. La clave es que Jess ya está muerta. El final insinúa (alerta de espóiler ya que este artículo se trata sobre los finales de las películas) que Jess nunca llegó a encontrarse con sus amigos en el barco. Ella no dejó a su hijo en la escuela, era sábado y no debía asistir ese día. Ella había planeado llevar a su hijo con ella, pero luego de que él derramara pintura en su casa, ella se enojó, lo golpeó y, mientras intentaba apurarse para recuperar el tiempo perdido, condujo imprudentemente, lo que causó un accidente donde ambos murieron. Su alma vio cómo ocurrió esto y, luego, un conductor (la Muerte) se la llevó. Ella le preguntó si podía llevarla al puerto y prometió regresar, pero no lo hizo. Por esto, la Muerte la castigó con el ciclo sin fin del barco Aeolus.

El director de la película, Christopher Smith, mencionó que la película estaba inspirada en la siguiente pregunta: "¿Qué ocurriría si fueras al trabajo y descubrieras que... ya moriste?".

Por lo tanto, en esencia, sin importar lo mucho que Jess lo intente, todo es en vano. Y nuestra obsesión con los detalles del barco no tiene sentido ya que la historia no trata sobre escapar una trampa aterradora, sino sobre el castigo que la Muerte le impuso a un alma que la engañó. El final inesperado en realidad es el comienzo: una persona repleta de arrepentimiento atrapada en el juego de la Muerte por engañarla. El final es desesperante porque indica que no hay final, se trata sobre la obsesión de querer volver a comenzar, lo que lleva a un ciclo de Sísifo infinito.

El mito de Sísifo, al cual se hace referencia en una conversación en el barco, se repite dos veces en la película. En la mitología griega, Sísifo, el hijo de Aeolus, engañó a la muerte y fue castigado por los dioses con la tarea de empujar una roca cuesta arriba por una colina, pero, cada vez que llegaba cerca de la cima, la veía rodar hacia abajo. No hay necesidad de preguntar por qué el castigo de la Muerte para Jess es atraparla en un juego de asesinato sin fin en un barco, así como nadie preguntaría por qué Sísifo debía empujar una roca. Ambas son tareas igualmente fútiles y desesperantes, aunque asesinar se adecúa mejor al género de terror.

Una pregunta más intrigante es por qué Jess, incluso como un alma moribunda, insiste en ir hacia el océano. Por la trama, sabemos que ella se siente culpable por su hijo. Ella lo ama profundamente y sacrifica mucho de su vida personal, pero también lo ve como una carga y, con frecuencia, lo regaña. Ir hacia el océano no tiene nada que ver con su hijo, él ya está muerto. Por lo tanto, esta no es una historia sobre el amor maternal. Ella engaña a la Muerte y sale hacia el océano porque anhela seguir viviendo. Y aquí aparece el núcleo de la historia: sin importar lo mucho que uno anhele vivir, una vez que mueres, no se puede regresar. La obsesión con rehacer las cosas solo lleva a una pesadilla de pérdida. Aprecio este mensaje esencial porque me recuerda que la vida es una oportunidad única, un recordatorio inusual en las películas de terror.