En Blanc, la última película de la trilogía, el director Krzysztof Kieślowski teje conexiones intencionadas a lo largo de la serie. Por ejemplo, en Bleu, Julie entra accidentalmente en un juzgado donde se está tramitando el divorcio de Karol. Esta escena se repite en ambas películas, y al final de Rouge, todos los supervivientes de un naufragio son los protagonistas. Estos momentos entrelazados ilustran cómo nuestras vidas, aunque separadas, están conectadas dentro de un mismo contexto más amplio.
Los colores de la trilogía -rojo, blanco y azul- reflejan la bandera francesa y representan los temas que Kieślowski quería transmitir: rojo para la fraternidad, azul para la libertad y blanco para la igualdad. A menudo nos consolamos con la creencia de que “Dios siempre es justo”, pero ¿son todas las vidas humanas realmente iguales? Algunos nacen dotados y privilegiados, mientras que otros se enfrentan a dificultades y privaciones desde su nacimiento. Aunque decimos que «la vida tiene sus altibajos» y que una voluntad fuerte puede superar las dificultades, la realidad es que a veces simplemente debemos aceptar nuestras circunstancias. La vida se convierte en una serie de compromisos con el destino. La lucha por simplemente sobrevivir es una parte fundamental de la existencia.

En Blanc, Karol, un barbero venido a menos, se enfrenta a una serie de humillaciones: le cancelan la tarjeta bancaria, es abandonado por su mujer e incluso es atropellado por excrementos de pájaro. A pesar de estos contratiempos, se aferra a una sola moneda de 2 francos, símbolo de su dignidad y hombría. Esta moneda, una vez casi desechada, se convierte en un símbolo de su perseverancia. Al final, Karol la coloca en un ataúd que finge suyo, enterrándola junto con su pasado.
La suerte de Karol cambia radicalmente cuando escucha por casualidad una venta confidencial de tierras y se hace rico de la noche a la mañana. Como hombre de negocios de éxito, contrasta fuertemente con su yo anterior, que ahora luce un peinado elegante, trajes elegantes y coches de lujo. El director contrasta el nuevo éxito de Karol con su pasado, subrayando el cambio de su estatus. Pasa de ser un artista callejero sin dinero a un hombre que presume: “Mira, Varsovia está bajo nuestros pies”. A pesar de su nueva riqueza, el objetivo final de Karol es recuperar su dignidad y el amor de su ex mujer Dominique.

El amor de Karol por Dominique impulsa sus acciones, y después de orquestar un plan para satisfacer los deseos de ella, desaparece. Aunque logra su venganza, la película cuestiona si el dinero y el estatus traen realmente la paz interior. Cuando Karol compra un cadáver, el chófer comenta: “En estos tiempos, el dinero lo puede todo”. La respuesta escéptica de Karol refleja la tensión entre el éxito material y la realización espiritual. La película utiliza el simbolismo religioso para explorar este tema. El reflejo de Karol en un espejo se solapa con la Virgen María, subrayando una conexión metafórica entre la atención humanística y la doctrina teológica.
Las iglesias y los juzgados ocupan un lugar destacado en la trilogía. En Rouge, el perro de Valentine la conduce a una iglesia, símbolo de su búsqueda de respuestas y de su confusión entre las antiguas y las nuevas generaciones de jueces. En Bleu, el marido de Julie le regala una cruz que simboliza el amor y un hijo nonato. En Blanc, la iglesia representa el ideal de una boda blanca y la sala del tribunal simboliza el juicio y la verdad. La iglesia simboliza la moralidad y la humanidad, mientras que la sala del tribunal representa las normas y el juicio.

En medio de estos temas complejos y ambiguos, una escena recurrente en la trilogía presenta a un anciano que se esfuerza por reciclar una botella. Las reacciones de los protagonistas difieren significativamente: Valentine, en Rouge, ayuda a la anciana; Julie, en Bleu, la ignora; y Karol, en Blanc, la desprecia con una risa cruel. Esta escena incita a reflexionar sobre cómo respondemos a las personas vulnerables. ¿Cómo abordarías tú una situación así?





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