THE OTHERS (LOS OTROS)

Spoilers

Los Otros es un thriller gótico que explora nuestros miedos primarios.

El género de horror en el cine siempre ha sido difícil de llevar a cabo de forma eficiente, por lo mismo, se encuentra en constante cambio y se reinventa con cada nueva generación, el horror nunca deja de encontrar una manera de asustarnos y deleitarnos. Más que cualquier otro género, el horror intenta mostrar a qué le tenemos miedo, qué nos mantiene despiertos por la noche. A medida que nuestros miedos evolucionan y cambian, también lo hacen las historias que contamos, pero hay algunos miedos que nunca desaparecen. Escrita y dirigida por Alejandro Amenábar y estrenada en 2001, Los Otros es un thriller gótico que explora esos miedos primarios. Con una fotografía impresionante, una sublime actuación de Nicole Kidman y un espectacular final que nadie esperaba tener, The Others sigue siendo cautivadora y aterradora hoy, después de dos décadas de su lanzamiento.

Alejandro Amenabar escribió, dirigió e incluso compuso la música. Esta fue su primera película bajo una producción estadounidense y evidentemente dirigida a un público anglosajón, por lo que también resulta admirable su propuesta de guion ambientado en 1945 en Jersey (Islas Channel, UK), (Amenabar ha dicho que amaba a Agatha Christie y Enid Blyton cuando era niño; supongo que lo suficiente como para leerlos en el original).

A partir de este punto aparecerán spoilers.

Es el año 1945. La guerra ha finalizado y la ocupación nazi de las Islas Channel ha terminado. Grace Stewart (Nicole Kidman) vive con sus dos hijos en relativo aislamiento en una gran casa señorial, esperando y rezando para que su marido (Christopher Eccleston) regrese a casa de la guerra. Debido a que sus hijos sufren de una alergia severa a la luz, Grace vive su vida en perpetua oscuridad, aferrándose desesperadamente a su fe. Pero es cuando tres personajes siniestros que llegan al comienzo de la película para reemplazar a los sirvientes que han huido misteriosamente, empiezan a suceder cosas extrañas. Cosas que Grace no puede explicar. No pasa mucho tiempo antes de que empiece a sospechar que algo (o alguien) acecha su casa.

Grace maneja a sus dos hijos pequeños con una severidad natural. De la misma manera, aunque ligeramente modificada, se dirige al personal: La Sra. Mills quien es ama de llaves, Lydia su sobrina muda y Tuttle el jardinero.

Todos ellos deben ser instruidos en la extraña oscuridad eterna en la que viven: la condición fotosensible de los niños les obliga a estar siempre encerrados en casa, expuestos a nada más fuerte que la luz de las velas. La llegada de los recién llegados coincide con sucesos y ruidos extraños: el temblor inexplicable de una lámpara, el sonido de Chopin procedente de la sala de música vacía con un piano de cola cerrado y, luego, Anne, la hija de Grace, con calma, de hecho bastante enfadada, anuncia que está siendo molestada por la noche por un pequeño niño fantasmal llamado Víctor que a veces se burla, a veces llora incontrolablemente.

Amenábar juega hábilmente con nuestros miedos a lo desconocido, haciéndonos sentir de nuevo como niños, escondiéndonos en la oscuridad y con temor a encender la luz. Lo que da miedo en Los Otros es precisamente lo que no vemos, lo que acecha en las sombras.

Pero la luz no puede salvarnos en Los Otros. Debido a la alergia de los niños a la luz, el día es duro y frío, implacable. Permite uno de los momentos más aterradores de la película, cuando Grace se despierta y encuentra todas las cortinas de la casa bajadas. La luz del sol entra por los grandes ventanales mientras Grace se mueve frenéticamente por la casa, con sus hijos escondidos debajo de su bata. En Los Otros, no puedes simplemente encender la luz o esperar hasta la mañana, la ansiedad es tema presente en toda la película.

Kidman ofrece una actuación delicada y ejecutada con mucha soltura, la diseñadora Sonia Grande reproduce con gran habilidad la sastrería inglesa de los años 40. Hay una escena en la que, despertada por el pánico de su cama, Kidman muestra un pijama de seda y una bata holgada. Quizás solo ella, entre las actrices de su generación, hayan tenido el porte para vestir el atuendo con tanta elegancia. Su mirada fría, furiosa, asustada, o ambas cosas, es lo más destacado de esta actuación, además de una muy acertada cinematografía que con gran delicadeza muestra los ojos de Kidman, vidriosos, con pequeños reflejos de la lámpara parpadeante que se ha acercado a la cara en la oscuridad.

Pero es la relación de Kidman con los niños la verdaderamente destaca de la película. Anne y Nicholas, interpretados por Alakina Mann y James Bentley. Nicholas es mimado, exige las atenciones y afectos de su madre; Anne es inteligente, madura y desprecia las tonterías de niños y mayores. Con Kidman tienen algunas escenas estupendas en las que se pelean por historias bíblicas y las instrucciones que Anne recibe en preparación para su primera comunión, combinando hábilmente el humor con la culpa, además de miedo al juicio final y a la otra vida.

Otra actuación memorable es la de Christopher Eccleston, quien interpreta al marido de Grace, Charles. Su tiempo en pantalla es limitado, pero su presencia es poderosa. Transmite una profunda soledad y culpa sin decir mucho. Su regreso a casa y su discusión con Grace es una de las escenas más cargadas de emociones de Los Otros. Una clara muestra de lo que la guerra puede hacerle a cualquiera y los efectos reales de la Ocupación en las personas que se vieron obligadas a soportarla. Evidentemente no hay paz en su partida, mucho menos cierre a sus heridas emocionales. Al igual que Grace y sus hijos, está condenado a vagar para siempre en la niebla, buscando ciegamente una manera de regresar a casa.

El tercer acto de la película es bastante duro: Grace acusa a los sirvientes de bajar las cortinas y exponer a sus hijos al sol, por lo cual los expulsa de la casa. Esa noche, los niños descubren que las lápidas del cementerio cercano pertenecen al trío de sirvientes y huyen cuando ven que los sirvientes se acercan a ellos. Grace encuentra una fotografía post mortem de la Sra. Mills, Tuttle y Lydia, quienes murieron durante un brote de tuberculosis más de cincuenta años antes. Antes de marcharse, la señora Mills le dice a Grace que hable con "los otros".

Grace descubre en la casa a una anciana ciega, que es en realidad una médium que realiza una sesión de espiritismo con los padres de Víctor, quienes descubrieron que Grace, abatida después de la muerte de Charles en la guerra, asfixió a sus hijos con una almohada antes de suicidarse. Horrorizada, Grace se da cuenta de que "los otros" en la casa son la familia viva que planea mudarse a su casa y que, al igual que los sirvientes, ella, Anne y Nicholas son fantasmas.

Los Otros expone lo que sucede cuando nuestras creencias entran en conflicto con nuestra realidad, cuando nuestras oraciones quedan sin respuesta. Se trata de nuestro miedo a la muerte, de nuestra ansiedad por no saber qué nos pasará cuando dejemos este mundo. Pero al final, es un alivio aceptar que no tenemos las respuestas.

El verdadero legado de Los Otros es confirmar que las viejas costumbres cinematográficas todavía funcionan. Sólo hay un par de sobresaltos en la película, pero Amenábar tiene la paciencia y la confianza para saber que puede mostrarlos en el momento justo, manteniendo el tempo y el ritmo de la película. The Others demostró que las mismas estrategias que asustaron a la gente hace 40 años todavía funcionan hoy en día. Siempre tendremos miedo de lo desconocido. Siempre le tendremos miedo a la oscuridad. En las manos adecuadas, nuestras mentes son presas fáciles que eternamente se estremecen.

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