Una serie diferente llegó a la plataforma más popular, en la que se recrea de manera actualizada y en tono de comedia la posible caída de Zeus, el dios de la mitología griega, generando el caos al que remite el título.
Entre tanto policial oscuro, comedias poco originales, series noveladas y al extremo previsibles, esta es una propuesta totalmente distinta, porque plantea un universo poco usual desde su comienzo al ritmo de la música pop de los '80. Kaos recupera parte de la historia de la mitología griega y la actualiza. Se sitúa en el momento en el que Zeus podría ser derrocado, pero es una versión moderna de esa (posible) caída del padre de todos los dioses en el Olimpo griego y, además, narrada desde la comedia, en algunos momentos desde la comedia negra.

La serie muestra el momento preciso en el que Zeus nota una arruga más en su frente y, a partir de allí, todo cambia. Él recuerda el comienzo de una profecía que anticipaba que, cuando eso pasara, caería su familia y esto sería no solo el fin de su reinado, sino que también llegaría el apocalipsis. Una profecía que exactamente dice así: Aparece una línea. El orden decae. La familia cae. Y reina el Kaos. Así que, ante la amenaza de su nueva arruga, en vez de trabajar para detener un posible conflicto que lo lleve a su fin, Zeus desencadena el caos, creyendo que, con la estrategia de imponer el temor, va a conseguir un nuevo un orden que lo sostendrá como el Dios entre los dioses. Bajo esta premisa empieza a desarrollarse esta historia coral, en la que la vemos que la voluntad de los dioses influye directamente en la vida de los seres humanos, a su vez, ellos creen en sus deidades para su propia protección, pero ¿qué pasa cuando el Dios mayor, líder del Olimpo, solo piensa en su propia perpetuidad en el poder, sin medir las consecuencias negativas que podría generar para el resto de los mortales o no? Ahí es cuando Zeus aparece humanizado, ya que se lo expone con defectos, debilidades e inseguridades, características que nadie podría asociar fácilmente con una figura idealizada en quien, además en muchos casos, confía su vida.

Probablemente este sea el riesgo mayor que asume esta serie que resulta toda una apuesta por la originalidad temática, en cuanto a su propuesta estética y al tono con el que elige contar esta historia. Porque, en general, cuando se abordan temas clásicos –y mucho más aún si se trata de adaptar la mitología grecorromana al cine o, como en este caso en formato seriado-, suele abordarse con excesiva solemnidad y nada más lejos de esta propuesta. Por otro lado, no es un dato menor que este riesgo se asuma en la plataforma más popular, donde estamos acostumbrados a ver, en su gran mayoría, trabajos audiovisuales más estandarizados, de corte más popular, que va de la mano con lo que puede intuirse como el gusto de las grandes mayorías. Sin embargo, esta serie lleva la firma de Charlie Covell, la escritora y guionista británica que hizo su primera gran apuesta con su serie 'The End of the F***ing World' (2017), para Channel 4 de ese país y luego adquirida por Netflix, una propuesta también inusual, de las mejores y más originales comedias negras de origen británico de los últimos años. De este modo, con Kaos vuelve a la comedia, a la incomodidad y, sobre todo, al riesgo.

Volviendo al planteo de Kaos, mientras vemos cómo Zeus se vuelve cada vez más paranoico y vengativo con su entorno, desde sus vasallos hasta con su hermano favorito Poseidón (dios de los mares) y con su esposa-hermana Hera (diosa del matrimonio, las mujeres, el cielo y las estrellas), la serie nos muestra a seis humanos que descubren cómo se conectan entre sí, a través de dicha profecía y empiezan a desconfiar de los dioses ya que comienzan a sospechar que algunas de las situaciones que atraviesas han sido conspiraciones que dejan en evidencia cómo los dioses los han manipulado durante generaciones para mantenerlos dominados.
Esta es una serie que está ambientada en tres mundos. Por un lado, la pareja de dioses que gobierna todos los mundos Zeus y Hera, que viven en una mansión de lujo bastante parecida a los niveles de suntuosidad de las estrellas de Hollywood en sus espacios privados y alejados del resto del mundo, un lugar en lo alto de la montaña que remite al Monte Olimpo, en Grecia, con fuentes, lagunas y canchas de tenis por sobre las nubes. En este sentido, la estética de Zeuz vestido siempre en ropa deportiva, con asistentes en modo ballboy y cocinando una barbacoa para la familia es una verdadera extrañeza. Por otro lado, está la Tierra, aunque específicamente se sitúa en Creta, pero en una Creta moderna, incluso podría pensarse en un futuro cercano al borde de la distopía, con todos los mortales al límite de un colapso, donde la desigualdad y la violencia son evidentes. Por último, está el Inframundo, el espacio que habitan los muertos y los espíritus bajo el reinado de Hades y su esposa Perséfone, y para que no haya dudas ni confusiones sobre lo que pasa allí, esas escenas están rodadas en blanco y negro.

Sería difícil y trasladar la cantidad de personajes que aparecen y subtramas que se desarrollan a partir del planteo mencionado, sobre todo, para no caer en el spoiler que pudiera hacer decaer la sorpresa o el impacto ante algún giro de guion inesperado. Por supuesto que quienes conozcan sobre mitología griega encontrarán guiños permanentes a ella y podrán debatirse aún más profundamente sobre el acierto o no, cada quien tendrá su mirada, sobre esta particular adaptación.
Sin embargo, aunque alguien no sea un experto en el tema, hay episodios y nombres propios sumamente reconocidos en la cultura popular que aquí aparecen. Alrededor de Zeus (Jeff Goldblum) se encuentra su esposa, la intrigante e inteligente Hera (Janet McTeer); el tatuado e inmaduro Poseidón (Cliff Curtis) con quien Hera mantiene un romance; el oscuro Hades (David Thewlis) y Prometeo (Stephen Dillane), el titán amigo de los humanos, que desafió a los dioses y fue condenado por eso, aquí también es el narrador de esta historia porque, además, es el responsable de la maldición que persigue y desvela a Zeus. A estos personajes se suman el hijo de Zeus, Dionisio (Nabhaan Rizwan), un semidiós al que tuvo con una mortal, le dio estatus de dios, pero lo desprecia por no serlo realmente en un rasgo de psicopatía y maltrato psicológico absoluto; Perséfone, la ninfa a la que Hades raptó y convirtió en reina del Inframundo, aunque aquí se presenta en una versión alterada como una mujer genuinamente enamorada de su esposo, y Las Moiras que aquí se presentan como jueces que determinan qué humanos podrán viajar al Inframundo y una de ellas está interpretada por el comediante británico de género fluido Eddie Izzard. Entre los mortales se suman: Orfeo (Killian Scott) a quien se lo muestra como un rockstar y no tocando la lira, aunque repite su historia trágica, ya que es quien decide viajar al Inframundo para recuperar a su esposa recién fallecida (Eurídice); el presidente de Creta, Minos (Standley Townsen), su hija Ari (Leila Farzad), Dédalo, un prisionero de Minos a quien éste mandó a construir un laberinto, y por supuesto, el Minotauro, a quien ocultan tras ese pasadizo secreto y peligroso.

En definitiva, es una serie que presenta distintos escenarios en los que hay tensiones políticas, complots, traiciones y, en esta intención de actualizar esta historia clásica, una fuerte mirada de género. Una serie original, dinámica, incómoda y, de a ratos, despiadada. Kaos es una propuesta única, que saludablemente no profundiza del todo en las historias ni en los personajes originales, para no marear ni llenar de datos innecesarios al espectador, aunque esboza las características más relevantes de algunos seres –humanos y divinos-, sugiere situaciones y genera la inquietud para quien quiera investigar y adentrarse un poco más en la mitología griega.
Kaos es una serie de ocho episodios, disponible en Netflix.
¡Comparte lo que piensas!
Sé la primera persona en comenzar una conversación.