Eighth Grade, la opera prima de Bo Burnham (2018) 

Eighth Grade es una película que se ocupa de ese tiempo intermedio e incómodo que es la pubertad, espacio liminal entre la infancia y la adultez. Kayla (Elsie Fisher) tiene trece años, está en el último año del Middle School –la escuela media, a la que le sigue el secundario– y no encuentra la forma de sentirse cómoda en su propia piel.

Al ritmo de la voz de Enya cantando “sail away, sail away, sail away” vemos Kayla naufragar en las profundidades de internet y las redes sociales un viernes por la noche. Imágenes propias confrontadas con las de personas de alto perfil o de sus propios compañeros, comparaciones y recuentos de likes. Su director, el comediante Bo Burnham, cuenta que había algo de esa canción (Orinoco Flow, de 1988 y que en los noventa sonaba mucho todavía) que remite a lo religioso, porque para Kayla ese perderse en internet, cotidianamente, tiene algo de un momento espiritual, podríamos agregar: de trance.

A partir de una observación de su papá y de sus compañeros de escuela acerca de su “estar hacia adentro”, Kayla va más allá en su camino de autodescubrimiento y trata de superar sus inseguridades enfrentándose a situaciones que le generan incomodidad: ir a una pool party a la que la cumpleañera la invita por compromiso, hablarle a las chicas cool y al chico que le gusta, hacer nuevos amigos. En los videos que graba para su canal de YouTube, Kayla le habla, tal vez, a otras chicas y chicos que se sienten, como ella, escindida. Habla de mostrarle al resto “All the yous that make up the real you”, (“Todos los yos que conforman tu yo real”) de mostrarse como realmente se siente por dentro y superar la inseguridad, pero lo que vemos a lo largo de casi toda la película es lo contrario: una performance para intentar ser algo que no es. Para esto el director tomó ejemplos de videos de You Tube similares, en donde las chicas

probablemente se dirigen a un público de 10 personas, pero actúan como si hubiera un millón de personas mirando (...) Gran parte de la experiencia actual se parece a eso: actuar para un público que podría no estar allí. Podés ver cómo intentan mostrarse estas chicas (...) Y podés ver su reacción ante el fracaso. Yo veía esos vídeos y pensaba: me pregunto cómo será su vida en realidad. (1)

El director, Bo Burnham, es también músico y sobre todo conocido por su trabajo como comediante en el mundo del stand up. De You Tube a especiales de comedia en Netflix, la carrera del joven comediante despegó. Eighth Grade es su primer largometraje; comenzó a el proyecto en 2014, se estrenó en 2018 en el Festival de Sundance, y contó con una gran recepción del público y la crítica. Entre otros, la película ganó el premio Mejor guión original de The Writers Guild of America Awards, del Sindicato de Guionistas. Elsie Fisher recibió múltiples nominaciones y premios por su rol como Kayla, incluyendo una nominación a los Globos de Oro a la mejor actriz de comedia.

La película fue filmada en una escuela real, la Suffern Middle School in Suffern en New York; la escenografía incluye materiales reales del trabajo de los chicos durante el año escolar, como posters o comunicaciones en las paredes. Se incluyeron incluso alumnos y maestros reales como extras; el personaje del profesor de banda de Kayla es de hecho, el profesor de aquella escuela.

Burnham hizo una profunda investigación sobre los modos en que la generación de Kayla se vincula con internet, las formas de comunicarse y los tipos de relaciones que establecen entre ellos. El elenco mencionó en varias entrevistas que el director se mostró siempre atento a las opiniones de los actores, representantes de esa generación, respecto del lenguaje utilizado en el guión, así como de los temas e intereses que los convocan. Se incluyó en el guión, por ejemplo, la observación de Fisher respecto de que Facebook ya había pasado de moda para los adolescentes de esa época. El actor que interpreta a Gabe cuenta que

Bo tiene muy buena onda y cuando lo conocí era muy divertido y escuchaba a la gente. Intentaba recrear cómo los chicos hablan hoy en día. Siempre nos preguntaba: “¿Esto es lo que harían los chicos?” Nos decía que el guión no importaba, aunque lo respetábamos a rajatabla. Sin embargo, en algunos casos nos dejaba improvisar un poco. Eso nos daba libertad para ser el personaje. (2)

El trabajo con el lenguaje es un aspecto fundamental para la construcción de los personajes, y sobre todo el de la protagonista; para ello, como decíamos más arriba, el director investigó videos de You Tube de chicos de esa edad –videos de consejos y autosuperación, tal como los que filma Kayla– incluyendo los temas y modismos con los que se expresan. Los “umm” y “like” que Kayla alterna al hablar cada un par de palabras estaban incluídos en el guión. Burnham dice que estaba intentando “captar la forma entrecortada en que hablaban (...) Estás viendo a alguien que intenta articularse y pensar en voz alta mientras su cerebro aún está creciendo…” (3). Esta manera de presentar al personaje se confronta con aquellas películas o series que muestran a chicos de esa edad hiperarticulados: ​​ “No me gustan las películas en las que los niños son más elocuentes de lo necesario”, dice. “La historia trata acerca de ser joven, y parte de ser joven es ser inarticulado”, dice Burnham (4).

El modo en que la película incluye tomas de las redes sociales de los personajes fue pensado en la misma línea de la búsqueda de autenticidad. Burnham dice que odia cuando en las películas alguien tuitea y el texto aparece como una burbuja sobre la imagen cinematográfica porque le quita realismo. Lo que el equipo hizo entonces fue crear múltiples cuentas de Instagram para los compañeros de Kayla; las interacciones que la cámara filma mientras ella usa su teléfono son en tiempo real con alguien del equipo.

El personaje de Kayla toma mucho de lo propio de Elsie Fisher, se muestra su piel con acné tal cual es, su forma encorvada de pararse, e incluso el “tic” que tenía de terminar las frases con “Gucci!” se incorpora en la película como el eslógan con el que Kayla termina sus videos de You Tube. En el mismo sentido, el personaje de Gabe toma aspectos de la personalidad de su actor, Jake Ryan:

Gabe [mi personaje] es un poco torpe, pero no le importa. Intenta ser él mismo y hacer chistes, y en eso se parece mucho a mí. Cuando hablo con la gente, no me importa lo que piensen de mí. Me gusta hacer que la gente se sienta cómoda y a Gabe le gusta hacer lo mismo (....) En el guión, se suponía que [Gabe] debía estar descentrado, y yo no tenía ni idea lo que eso significaba. Así que fui yo mismo e hice que el personaje fuera más sutil de lo que quizá debía ser en un principio. (5)

Esta búsqueda de Burnham por reflejar la generación de Kayla con la menor cantidad posible de “filtros desde la adultez” se plasma en un punto de vista cercano, empático y que imprime un efecto genuino en esos personajes, que los hacen realmente representativos de una edad, en ese contexto socio-económico y geográfico específico, pero también –y esto es lo más interesante– logran plasmar algo universal de ese momento de la vida.

NOTAS

(1).

https://web.archive.org/web/20180822201217/https://www.newsweek.com/eighth-grade-film-bo-burnham-elsie-fisher-interview-1014866

(2) https://web.archive.org/web/20190105200707/https://variety.com/2019/film/awards/scene-stealer-jake-ryan-just-tried-to-be-himself-in-eighth-grade-1203099711/

(3). https://web.archive.org/web/20180904090142/https://www.usatoday.com/story/life/movies/2018/07/10/middle-school-movie-eighth-grade-feels-painfully-real/768647002/

(4).

https://web.archive.org/web/20180822201217/https://www.newsweek.com/eighth-grade-film-bo-burnham-elsie-fisher-interview-1014866

(5).

https://web.archive.org/web/20190105200707/https://variety.com/2019/film/awards/scene-stealer-jake-ryan-just-tried-to-be-himself-in-eighth-grade-1203099711/

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