Silvia Prieto: una película que es como leer un libro

Spoilers

Ver Silvia Prieto es como leer un libro. Tal vez sea su humor absurdo, tal vez sean sus personajes llamativos y particulares, tal vez sea la coralidad del relato o cómo la cámara sigue a cada personaje, cambiando de punto de vista de manera tan fluida como el pasaje de una página a la otra. Tal vez sea simplemente la voz de su director, Martin Rejtman, escritor de cuentos y novelas y que arrancaba en los noventa a filmar como parte del más tarde llamado Nuevo Cine Argentino.

La actriz, cantante y escritora Rosario Bléfari ya había incursionado en el cine en Lo que vendrá de Gustavo Mosquera R. y más tarde en Yo, la peor de todas cuando en 1999 participa en la que tal vez sería su papel más famoso. El elenco lo completan una joven Valeria Bertuccelli, Marcelo Zanelli y el mismo Vicentico en los papeles principales.

David Fernández on X:
La película comienza cuando Silvia Prieto decide lavar su ropa y cambiar de trabajo luego de una crisis inicial de identidad.

Las vidas de sus personajes transcurren en una Buenos Aires de fines de los noventa que se parece y a la vez se ve extraña en contraste a la actual. Una ciudad llena de teléfonos públicos, de marcas de productos, de bares en donde los protagonistas comen y comen. Una ciudad apenas interrumpida por una breve Mar del Plata con su mar y sus lobos marinos de piedra.

Ninguna identidad es permanente en la obra. Silvia Prieto pasa de moza a promotora, de soltera a estar en pareja y a tener un hijo. Su exmarido pasa a salir con su nueva compañera de trabajo, mientras que esta pasa a salir con el exmarido de Silvia. El personaje de Vicentico es también llamado Cuello de Botella, que a su vez fue escritor de poesía en un tiempo. Tal vez la mayor epítome de todas estas identidades cambiantes ocurre cuando Silvia Prieto descubre que hay otra Silvia Prieto. Una mujer con su mismo nombre, pero con una personalidad completamente diferente que pone en jaque la identidad de la protagonista.

Juan Francisco on X:
El breve hiato en Mar del Plata interrumpe la acción constante en Buenos Aires.

A su vez, y siguiendo el clima líquido y cambiante de esta Buenos Aires rejtmaniana, los objetos que aparecen en la obra van pasando de mano en mano sin que nadie sea su aparente dueño. Un hombre en Mar del Plata le presta su saco a Silvia Prieto para que ella, sin inmutarse, se lo robe. Luego, se lo regala a Gabriel Rossi, quien a su vez se lo vende a Marcelo para luego volver a las manos de su dueño original. Una muñeca sufre un destino similar; al principio regalo de Marcelo a Brite, es arrojado por la ventana, y pasa de mano en mano hasta terminar en la mujer también llamada como Silvia Prieto.

Los negocios y las marcas inundan el paisaje porteño hasta el punto de invadir la identidad de sus habitantes. La mujer interpretada por Valeria Bertuccelli es llamada como la marca del producto que promociona, Brite, y el hombre que acosa a Silvia Prieto de forma constante es llamado como la marca del saco que le presta, Armani. Mientras, los nombres de restaurantes y de bebidas inundan la pantalla.

Martín Rejtman y los 25 años de Silvia Prieto:
Las marcas inundan la obra, hasta el punto de que sus personas adquieran sus nombres como ápodos.

Al constante cambio de identidades y a la multiplicidad de marcas se le suma el humor absurdo y una convergencia de distintas tramas y coincidencias para darle el sello de un estilo único a la obra. Silvia Prieto tiene una obsesión por contar cosas o por cocinar; una compañera de trabajo es atropellada y la gente no se inmuta, solo recoge las cosas que dejó; el personaje interpretado por Vicentico cuenta cómo se fue a Estados Unidos por haber sido discriminado al ser rubio en el país (cuando en realidad es morocho) y tal vez el máximo colmo recaiga en la creación de un club de mujeres llamadas como Silvia Prieto.

La película se encuentra inserta en el llamado Nuevo Cine Argentino, un movimiento de los noventa que buscó quebrar de alguna forma con el cine acontecido antes. Silvia Prieto tiene muchas de las características del movimiento, como la ruptura de la linealidad y el mayor juego con la suerte y el azar, la prioridad de la filmación en exteriores y la importancia de la cotidianidad de los personajes como hilo conductor de la película.

Diario del dinero
El humor absurdo y la crisis de identidad se refleja en el descubrimiento de otra Silvia Prieto.

La obra cumplió 25 años, por lo que se reestrenó en el Cine Gaumont y estuvo alrededor de casi un mes en pantalla. Cuando salí de la función me crucé con una amiga que también la había visto, y luego me enteré que tres personas más que conocía habían estado en la misma sala, en el mismo horario. Como si la atmósfera de extrañas coincidencias de la película hubiera atravesado la pantalla y Silvia Prieto estuviera entre nosotros.


Nota por Alex Dan Leibovich | Periodista | Redactor en Clarín, Peliplat y Erramundos.


Publicado el 24 de septiembre del 2024, 12.05 PM | UTC-GMT -3.


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