Hablemos de 'Megan is Missing' (2011): Demasiada e innecesaria violencia Spoilers

Pocas películas han sido tan virales, de una forma un tanto particular, como lo sucedido con Megan is Missing, una película filmada en 2006, estrenada de formada limitada en 2011 y que posteriormente se hizo viral en 2020 durante la pandemia.

Megan is Missing, escrita y dirigida por Michael Goi, gira en torno a los días previos a la desaparición de Megan Stewart (Rachel Quinn), una popular estudiante de secundaria que toma la decisión de encontrarse con un chico, llamado Josh, con el que estaba interactuando en línea, y la investigación posterior iniciada por su mejor amiga Amy Herman (Amber Perkins).

A simple vista, y teniendo en cuenta la sinopsis anteriormente narrada, muchos podemos pensar que Megan is Missing tiene pinta de ser una película de género thriller o suspenso, en el cual un personaje comienza a investigar la desaparición de su mejor amiga. Algo que hemos visto muchas veces, tanto antes de esta película como después. Por ende, ¿qué es lo que llama tanto la atención de Megan is Missing? Vamos a ello:

Megan is Missing es, ante todo, una película desesperante, un tanto perturbadora y de cierta forma, bastante desoladora y cruda (quizás demasiado cruda). Con una duración de 89 minutos, podríamos decir que la película se parte en dos de una forma bastante notable. Durante gran parte de la película, esta “primera parte" se centra en mostrarnos la relación de Megan y Amy, las personalidades de ambas y cómo se relacionan con el resto de los personajes dentro del típico contexto universitario estadounidense. También se nos ofrece una mirada más íntima, ayudada del estilo found footage y escenas virtuales desde programas de computadora, sobre la relación de ambas chicas con sus respectivas familias, demostrando lo contrarias que son la una de la otra.

En esta primera parte del filme también vemos lo perdida que está Megan con ciertas cuestiones, no solo en su ámbito familiar, sino en su ámbito personal referente a las relaciones con el sexo opuesto. La película explora, no tanto, esa faceta de Megan y el cómo es vista por los demás en relación a su intimidad. Entre tantas cosas y con bastantes minutos de metraje usados para escenas de explicación y explicación para cada uno de los personajes, vemos como Megan conoce a Josh a través de una videollamada por internet. Aquí es donde comienza la “segunda parte” de Megan is Missing.

A pesar de todos los problemas que puede conllevar el conocer a alguien de manera virtual y que no sepas quién es porque te mete la excusa de que “su cámara está rota”, Megan decide igualmente juntarse con Josh, que le ofrece verse en una fiesta que harán unos colegas. Finalmente Josh no se presenta y Megan arremete contra él, pero con unas “sinceras” disculpas y un ofrecimiento para verse en persona detrás de un restaurante. Momentos después, la película muestra a los noticieros informando que Megan Stewart ha desaparecido y no hay rastro de ella.

Ahí es cuando Amy, la mejor amiga de Megan, pone manos a la obra para ayudar en lo que pueda con la investigación sobre la desaparición de su amiga. Lamentablemente, Amy comienza a meterse más en “la boca del lobo”, llegando a interactuar con Josh, increpándolo sobre que le hizo a Megan y posteriormente denunciándolo públicamente en los medios. Luego de eso, comienzan a aparecer unas fotos bastante perturbadoras de Megan en internet, mostrando claramente signos de tortura y que daría la posibilidad de que aún está con vida. Pero los días pasan, Megan sigue sin aparecer, la policía parece rendirse y a Amy no le queda otra que seguir adelante.

Filmando un video debajo de un puente donde ella y Megan se juntaban cuando eran mas chicas, Amy comienza a descargarse como le estaba siendo habitual, aún manteniendo la esperanza de poder encontrar a Megan algún día. Sin embargo, en un rápido movimiento, un hombre que parecería ser Josh termina apareciendo en la escena y secuestra a Amy. Si ya con las fotos de Megan y esta frenética pero perturbador escena de secuestro les parecía suficiente, lo peor viene ahora.

A partir de este momento, la película nos explica que los investigadores encontraron la cámara de video con la que Amy grababa la gran mayoría de los videos que terminan conformando las escenas que vemos en Megan is Missing. En un metraje sin editar, Josh parece ser ahora el director “detrás de escenas”. Primero lo vemos en un lugar bastante macabro, como si fuese una cueva o una casa con un sótano bastante asqueroso y en estado deplorable. Luego, vemos a Josh abrir una puerta para posteriormente ver a Amy encadenada a una pared. Mientras vemos literalmente a la pobre chica rogando por su vida en todo momento, Josh la obliga a realizar todo tipo de actos de caracter desagradable, horribles y en sí, de las peores cosas que una persona debe afrontar. Situaciones que son mostradas en todo momento en la película, sin ningún tipo de pudor. Josh luego le ofrece dejarla ir si primero se mete en un gran barril de plástico.

Amy finalmente decide meterse dentro del barril, encontrándose con el cadaver de Megan en total descomposición. Ante tal situación desesperante, Josh termina obligando y forzando a Amy para que entre al barril. Mientras se oyen los gritos de Amy, Josh cava un gran hoyo en el bosque y luego empuja el barril, con Amy y Megan dentro, para taparlo y darse a la fuga de manera definitiva. Así es como termina Megan is Missing.

Si al principio no entendían por qué la película generó tanta repercusión en su momento (o incluso ahora, para los que la vayan a ver por primera vez), creo que ahora está más que claro el motivo. Puede que Megan is Missing se torne aburrida durante la “primera parte” de su narrativa, ya que el director se tomó demasiado en serio el trasfondo de los personajes, pero una vez que inicia el conflicto de la desaparición de Megan, la cosa cambia y la película termina siendo desesperante.

Porque la realidad es esa, Megan is Missing es una película que desespera al espectador. La película va de 0 a 100 una vez que entramos en la recta final de la trama, quizás tornándose más repulsiva de lo necesario, pero siendo demasiado cruda para mostrar una problemática que a día de hoy lamentablemente sigue sucediendo. Muchos en su momento cuestionaron al director Michael Goi por la crudeza de las imágenes que vemos en los últimos 20-30 minutos del filme, y puede que yo también esté subido a ese barco del cuestionamiento, pero dentro del contexto y universo de Megan is Missing, esas escenas tan desagradables terminan funcionando.

No obstante, esto no significa que Megan is Missing sea la mejor película de terror de la historia o de suspenso o de lo que fuera, ya que su introducción es innecesariamente larga y a veces no se necesita tanta crudeza para mostrarle una horrible situación al espectador. Sin embargo, y por más que tengamos que referirnos a casos muy concretos, la película cumple con su cometido (yéndose a un punto extremo) sobre los peligros que hay en el mundo al momento de querer concretar una cita con un extraño que apenas conocés de internet. El mensaje es claro (demasiado, de hecho).

|| Por Federico Martín Vargas

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