Desde el principio, la película “The Imitation Game” (titulada en España como Descifrando Enigma y en Latinoamérica como El Código Enigma) me atrapo con la figura del matemático y uno de los primeros informático Alan Turing (23/06/1912 – 07/06/1954), magistralmente interpretada por el actor británico Benedict Cumberbatch que para mí logra captar casi a la perfección la vulnerabilidad y la genialidad de este magnífico científico. Esta tremenda película llevo a muchos a descubrir a una de las mentes más brillantes de la historia, y entender su doloroso mundo que fue profundamente incomprendido por la sociedad de la época.

La historia se basa en los esfuerzos de Turing por descifrar los códigos secretos de la Máquina Enigma de la Alemania Nazi, lo que ayudó a la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial, lo que ya de por sí es fascinante. Pero lo que realmente me llamo la atención de esta película no son los aspectos técnicos o históricos de su trabajo, sino que profundiza en el conflicto interno y la batalla personal de Turing, quien fue perseguido y procesado penalmente por su homosexualidad, a pesar de salvar millones de vida…

Uno de las cosas más resaltante de la película es la manera en que mantiene una tensión constante a lo largo de toda la trama. Por un lado, está la urgencia del equipo de Bletchley Park (instalación militar localizada en Buckinghamshire, Inglaterra) por descifrar los códigos de Enigma antes de que sea demasiado tarde; por otro lado, se desarrolla el aislamiento de Alan Turing, que lucha por encajar tanto social como emocionalmente entre sus colegas. Esta dualidad entre la presión contra el tiempo y la guerra externa, y la lucha interna de un hombre que simplemente no es comprendido, te mantiene completamente involucrado y al borde del asiento durante toda la película.

Esta película retrata a Turing como un hombre solitario o socialmente aislado, en constante conflicto con sus colegas. Pero en mi investigación, aunque era conocido por ser excéntrico, Turing no era tan marginado como lo pinta está película, y muchos de sus compañeros lo respetaban y admiraban. Incluso trabajó estrechamente con varios de ellos, y su aislamiento social en la película se exageró pienso que fue para dramatizar el conflicto. Otra observación que tengo, y aunque Turing jugó un papel fundamental en la creación de la máquina “Christopher” (llamada “Bombe” en la vida real) para descifrar los mensajes encriptados de Enigma, no fue el único que trabajó en esta hazaña. En la película se le da más crédito individual a Turing de lo que realmente ocurrió, reduciendo las contribuciones de otros miembros clave del equipo de Bletchley Park.

Otra cosa interesante, es la química entre Turing y la criptoanalista y numismática Joan Clarke (24/06/1917 – 04/09/1996), interpretada por actriz Keira Knightley, que añade una capa extra de emoción. La relación entre ellos es profundamente compleja y está llena de respeto mutuo, pero también de tristeza, ya que ambos saben que su conexión nunca podrá ser plenamente comprendida por los demás. Knightley brilla en su interpretación, aportando una calidez y humanidad esenciales a una historia que, de otro modo, podría haberse sentido fría y centrada solo en los aspectos técnicos y matemáticos. Su personaje añade una arista emocional que equilibra perfectamente la intensidad del drama. Aunque, en la vida real Turing y Clarke estuvieron comprometidos brevemente, su relación era mucho más pragmática. Turing supuestamente terminó el compromiso al ser honesto sobre su homosexualidad, y la relación entre ellos siempre fue más de amistad y respecto profesional que de romance pasional, como se muestra en la película.

El desenlace de “The Imitation Game” es profundamente conmovedor. Resulta impactante ver cómo un hombre tan brillante y tan importante para el fin de la guerra fue traicionado por el mismo país al que ayudó. Y a medida que la película llega a su fin, se podría decir que te invade una mezcla de emociones: por un lado, admiración por la brillantez de Turing y su incalculable contribución, pero, por otro lado, te deja con una terrible sensación de injusticia, al darte cuenta de que su vida fue destrozada, no por lo que hizo, sino por quién era. Por lo tanto, el final deja una reflexión amarga sobre el precio que se debe pagar por ser diferente en una sociedad con miedo e incapaz de aceptar personas diferentes.

En resumen, yo podría decir que es mucho más que una película sobre la Segunda Guerra Mundial o sobre el desciframiento de códigos secretos Nazi; es una historia sobre un hombre brillante que fue marginado, incomprendido y, al final, traicionado por la sociedad a la que tanto ayudó. Esta película te emociona, te hace pensar y te deja con una sensación de admiración profunda por un gran científico llamado Alan Turing, mientras al mismo tiempo te hace reflexionar sobre los errores de la sociedad cuando tú eres diferente.




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