Crítica: We Live In Time, vive tu vida a tu modo

Hagamos algo, antes de empezar a hablar de We Live in Time, piensa en alguien que quieras mucho. Ahora, elige un recuerdo aleatorio que tengas con esa persona ¿fue el primer momento que viviste con él o ella? Probablemente, no. Pues eso es lo que se propone esta película con su particular forma de narrar los hechos, y a partir de ahí todos son aciertos.

Cuando damos un vistazo atrás en nuestras vidas, rara vez empezamos desde el primer encuentro o desde el primer recuerdo. El tiempo es lineal, sí, pero la memoria no, de allí a que la película más reciente de John Crowley no tenga un orden cronológico sucesivo, pero tranquilo, es imprescindible para qué pueda exponer realmente como funciona el amor entre dos personas quienes, efectivamente, han vivido a través del tiempo.

We Live in Time es una comedia dramática, divertida por momentos y devastadora casi todo el rato. Cada fragmento de la vida de estos protagonistas se van uniendo formando una base narrativa que traza el curso de toda su relación.

¿De qué trata Se Live in Time?

Almut (Florence Pugh), una galardonada chef, recibe la lamentable noticia de que su cáncer de ovario ha vuelto a aparecer, entonces decide que ya es suficiente y en vez de sufrir nuevamente meses de dolorosa quimioterapia y cirugía, elige aprovechar al máximo lo que tiene mientras todavía lo tenga. A su pareja Tobias (Andrew Garfield) le resulta difícil aceptarlo, y en las escenas siguientes, a través de momentos compartidos como pareja, vemos por qué.

En We Live in Time prevalece el romance

Cuando los cineastas intentan plasmar en pantalla un romance tienen una tarea delicada por delante. Muchas veces caen en el error de “decir” y no mostrar. Por ello, cuando el momento decisivo llega y un personaje le confiesa su amor al otro, no parece realmente genuino. Y es que sin importar si es comedia o drama, una historia de amor requiere algo más que dos personas fingiendo gustarse mutuamente, requieren conexión, química y una buena historia. We Live In Time tiene todo eso, con dos actores talentosos y una narrativa cautivadora que te llegará al corazón.

Andrew Garfield y Florence Pugh interpretan a Tobias y Almut. Ambos personajes se conocen cuando ella lo atropella accidentalmente con su coche. Él está recién divorciado y ella también está soltera, así que pronto la inminente atracción del uno hacia al otro hace de las suyas. Los próximos diez años, plasmados a lo largo de la película, muestran muchos altibajos entre los dos. Pero los dos momentos decisivos dan viabilidad a lo que realmente significa la vida, para ellos y para nosotros como espectadores.

La historia toma su tiempo y de un recuerdo a otro veremos cómo estos personajes se van enamorando, haciendo entendible esa conexión que hay entre ambos cuando el duró golpe en sus vidas llega.

Estamos hechos de recuerdos

Aunque el amor está presente en toda la película, We Live in Time es mucho más que una película romántica. Lo primero que debes tener presente sobre la narración es que no es lineal, es decir, los acontecimientos no tienen un orden cronológico, pero particularmente consideró que es algo bueno, ya que la película renuncia a la línea narrativa convencional y le aporta originalidad.

Desde su primer encuentro hasta el nacimiento de su hija, todos los incidentes, pequeños y grandes, se encuentran dispersos a lo largo de la película, elegidos quizá con la intención de mantener un sabio equilibrio entre la comedia y el drama, porque cuando estos últimos llegan, son devastadores. Pero entonces tenemos los momentos más tristes entrelazados con secuencias cargadas de comedia. Este equilibrio entre dolor y humor se mantiene a lo largo de la película.

De hecho, uno de los momentos más importantes de la historia (el nacimiento de su hija) está lleno de momentos hilarantes, una secuencia realmente llena de comedia que contrarresta el duró golpe que significa la otra noticia a la que deben enfrentarse(el diagnóstico de Almut).

El derecho de vivir cómo y hasta dónde queramos

Hace poco más de siete meses perdí a mi mamá tras una larga batalla contra el cáncer, así que cuando me percaté que la película se enfocaba más en este tema, se convirtió en un visionado difícil. La decisión de Almut de renunciar a cualquier tratamiento podría ser interpretada como precipitada o egoísta, teniendo en fuente que es madre de una niña, pero no lo es.

Solía pensar (vamos, por creencias religiosas inculcadas) que sólo Dios tiene derecho a quitar la vida pero porque es él quien la da. En ese sentido ¿por qué Dios deja que una persona sufra una enfermedad tan difícil a punto de imposibilitarla llevar una vida normal? ¿Hasta qué punto se “vive” realmente? Porque para mí, vivir no es sólo respirar.

Así que en el fondo sentí un alivio cuando Almut tuvo la valentía de tomar esa decisión y ver que la película iba sobre ello. We Live In Time se centra en gran medida en el concepto de disfrutar del tiempo de calidad con aquellos a quienes amas mientras puedas. Uno de los tantos mensajes que deja la película es que la vida es corta y nunca sabemos cuánto tiempo tenemos realmente, así que hay que apreciar eso que es nuestro.

Si bien es cierto que tiene sus problemas, principalmente la duración que se extiende unos minutos más de los que realmente debería, We Live In Time cuenta una hermosa historia sobre dos personas que están profundamente conectadas. Atestiguar su viaje es reconfortante.

Andrew Garfield y Florence Pugh están pletóricos

Más allá del guión, los actores son el elemento más especial de We Live in Time. No debería ser una sorpresa que tanto Andrew Garfield como Florence Pugh ofrezcan actuaciones increíbles; juntos son adorables y tienen una química sin igual. Garfield hace que los momentos de comedia sean encantadores y que los momentos más duros parezcan sencillos. Evidentemente, Pugh lleva la carga dramática sobre sus hombros y su trabajo es desgarrador. Junto a ellos también está un reparto meramente secundario pero con un excelente desempeño, especialmente Lee Braithwaite como el ayudante de cocina de Almut y el dúo formado por Nikhil Parmar y Kerry Godliman, icono de la televisión inglesa , quienes ayudan a traer al mundo a la hija de los protagonistas.

La película, que toma lugar en el bullicioso corazón de Londres pero también en el verde campo inglés (dependiendo de dónde nos situemos en la línea temporal), muestra el entorno de la pareja de una manera estupenda; realmente el trabajo de Liza Bracey y Alice Normington, diseñadoras de vestuario y producción, respectivamente, es sutil pero efectivo. Incluso las demostraciones culinarias de Almut, lucen irresistibles y es fácil creer que realmente estamos ante una auténtica chef que ha sido laureada con una estrella Michelín.

We Live in Time puede ser un poco “pequeña” para recibir el reconocimiento de los premios más importantes pero las papeletas no le faltan. Ya Crowley lo consiguió hace casi una década con Brooklyn, una comedia dramática anglo-irlandesa protagonizada por Saoirse Ronan. Sin embargo, en esta ocasión son su guión y los actores principales las principales opciones ofreciendo una particular visión de un romance puesto a prueba los infortunios de la vida. Se agradece que no caiga en la manipulación y que al contrario opte por encontrar un balance entre la comedia y el drama, entregando una de las historias más conmovedoras del año.



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