
Este artículo no solo será una reseña/crítica seria de Venom: The Last Dance. Sino que también quiero que sea un antes y un después en todas mis reseñas y críticas, aplicando un nuevo estilo de redacción que sea parte de mi firma (Pablo Pitrau o, como algunos me conocen, Pablito Marveliano). Aclarado esto, empezamos con la última película del simbionte y nuestro querido Eddie Brock.
Quiero empezar por lo obvio. Nunca hay que olvidarse de que, para analizar una película de Sony Pictures relacionada con Marvel, siempre habrá complicaciones, conveniencias de guion, chistes absurdos, inconsistencias correlacionadas con el UCM, muchísimas dudas, personajes y referencias rarísimas, pero eso sí: todo siempre se va a ver bonito en cuestiones de CGI y en algunas escenas de acción y aventura (con la excepción de Madame Web).
Venom: El Último Baile es claramente el mejor ejemplo de todo eso que acabo de mencionarles. El primer problema que encuentro es que la película anterior se estrenó hace ya casi 3 años, y la historia continúa desde ahí, con Eddie y Venom volviendo (de una forma completamente distinta a como volvían en No Way Home) a su universo, descubriendo el multiverso, pero sin moverles un pelo.
Por la muerte de Teddy (Toxine en el futuro cercano), Eddie es fugitivo, y el argumento de la película es ese: Eddie siendo fugitivo del ejército y de Knull, que, por cierto, no aparece ni 1 minuto en total. Otro error garrafal de Sony, ya que, si bien sirve y funciona la introducción, no sabemos qué tan probable es que volvamos a ver al dios de los simbiontes. Es exactamente el mismo error que tiene Madame Web con los trajes de las Spider-Woman: nos presentan personajes, pero realmente, andá a saber cuándo, cómo y dónde volveremos a verlos.
Por otra parte, al mismo Tom Hardy se lo siente un poco sobreactuado, pero, como siempre, cumple y lo hace de manera excelente. Sobre todo, entiendo que es complejo actuar y hacer que hablás con un simbionte durante todo el rodaje de la película. En ese aspecto, el actor hace un trabajo sensacional y logra que la química con Venom sea, literalmente, una relación de hermandad o de “hermanos de sangre”.
Hay dos cuestiones que son muy interesantes en este film. Primero que nada, el argumento de ser un fugitivo de Knull debido a que Eddie debería haber muerto y Venom lo salvó, creando dentro de ellos el famoso “Cortex” (la llave que liberaría a Knull de su prisión, en andá a saber dónde).
La otra cuestión, que en realidad solo fue interesante al final, es el momento de los simbiontes unidos peleando contra las cazadoras de Knull. Que, por cierto, son demasiado inmortales para mi gusto; además, en el final, los termina matando un simple ácido verde.
Estas cosas que tiene Sony hacen que todas sus películas pierdan seriedad, sentido, se vuelvan raras y, por momentos, odiosas. Sobre todo, las que tienen que ver con su propio universo, que, inexplicablemente, por momentos conecta entre sí, por momentos conecta con el UCM, y por momentos no conecta con nada.

Hay cosas en este tipo de películas que, por lo general, no me suelen gustar, como la relación y estandarización de lo hippie con los aliens. Pero, en esta película, lo tratan de una manera quizás un poco original, trayéndonos a toda una familia de hippies con la esperanza de ver aliens en el Área 51. Sin motivo, van a demoler la base en unos pocos días. Esto es, claramente, una de las conveniencias de guion más grandes que tiene la película. Pero, como dijimos, sirve para traer a la familia hippie y darle un rol “importante” que, en realidad, no lo es. Es excelente ver cómo se esfuerzan en ser, durante cada minuto en pantalla, un poco más hippies, para que luego se topen con la realidad de los aliens y terminen rompiendo con toda su absurda ideología pacífica, disparando incluso un bazooka.
Una familia intrascendente, pero que, dentro de su intrascendencia, logra tener algunos buenos momentos de humor e incluso sentimentales, sobre todo al final, cuando Venom le agradece al niño por el chocolate.
Hablando de los sentimientos que te produce la película, la realidad es que, argumentalmente, no pasa de lo gracioso y lo entretenido. Pero los momentos de la Estatua de la Libertad, el final, el sacrificio del simbionte y su separación de Eddie, sinceramente, son grandes momentos y destellos que tiene el film. A diferencia de las anteriores, no tenemos las constantes peleas de pareja entre ellos dos que hacían muy tediosa la película, sobre todo en la segunda entrega de esta trilogía. Si no fuese por aquellas escenas postcréditos y ciertas partes de esta tercera entrega, sería un producto falto de emociones absolutas para los fans.
Retomando con cosas técnicas de la película, hay algo que claramente no suma absolutamente nada: los personajes secundarios. Realmente da igual que estén o no. Siempre son pesados, aburridos, malos sin sentido o buenos sin sentido. No les dan un trasfondo importante; por eso mismo, es imposible conectar con ellos. Más que sus actuaciones y diálogos no funcionan tampoco. Terminan siendo personajes muy vacíos que aportan poco y nada. Lo peor de todo es que este tema no solo se repite en la trilogía del simbionte, sino que también se repite en películas como Morbius, Madame Web o incluso las viejas de Spider-Man.
El final de la película es emotivo, sin dudas. En ese aspecto, la película es muy buena, haciendo que la pelea con los simbiontes sea realmente interesante y entrañable. Mirable para todos, con un guion apenas aceptable, pero con una falta de desarrollo y de conexión que es absolutamente inconcebible. Otro ejemplo de esto es la segunda escena postcréditos, donde tenemos al bartender de Eddie, un personaje divertido, sí, pero que a nadie le interesa, saliendo del Área 51, todo para enfocarnos en el pedacito de simbionte que quedó vivo anteriormente.
Sin dudas, Venom 3 es una película llena de cuestiones negativas. Pero tiene un “no sé qué” que la hace entrañable. Es divertida, como toda película de Venom, pero a su vez tiene un toque emocional forzado. Este forzamiento termina surtiendo efecto en las escenas finales, que nos hacen emocionar en el momento en que Eddie ve la Estatua de la Libertad, saludando y pensando en su amigo Venom (el protector letal) que se sacrificó.
Sony claramente tiene que aprender y entender que ya no es momento de andar desperdiciando oportunidades. Los fans, en los cuales me incluyo, estamos demasiado cansados de tener productos “Marvel” de mala calidad por parte de ellos. Incluso los más férreos ya no van a ver las películas de Sony y se quedan con las de Disney. Es entendible el tema presupuestario, pero la realidad es que no hace falta el dineral y las superproducciones de la casa del ratoncito para producir grandes historias.
De hecho, The Amazing Spider-Man no maneja ni de cerca un presupuesto parecido a Spider-Man: Far From Home y, claramente, es mucho mejor película en todo sentido. Es por esto y por todo lo que comentamos arriba, que Sony desperdicia todos los derechos y personajes de Marvel que tiene en su nómina.
Al final, comparando la trilogía entera, esta última película fue la mejor de las 3. Teniendo un poco de todo, pero muy pobre, mientras que las anteriores tenían un poco de… nada, más que una escena postcréditos y una introducción original, con un Tom Hardy que brilla constantemente.
Venom: The Last Dance:
6/10



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