Lord Farquaad (Shrek, 2001) es un estereotipo de Rey de la Edad Media, probablemente su gobierno cumple con las condiciones de ser una monarquía hereditaria, absoluta y en el marco del Teocentrismo, donde Dios es el centro de todo lo que nos rodea. En tanto, este monarca aún no es completamente como tal, pues el Espejo Mágico le revela que para ser Rey debe casarse con una princesa; y por ello, realiza una presentación muy mediática (como si fuera un programa televisivo al estilo cita a ciegas) de las posibles candidatas a este “soberano”. Como sabemos, elige a la tercera: la princesa Fiona, entonces, el ya mencionado espejo tiene la intención de advertirle a Farquaad la condición de la mujer que permanece cautiva en una torre controlada por una feroz dragona, pero lejos de prestar atención a tan importante detalle, decide encaminarse a elegir alguno de sus caballeros a rescatar a su futura esposa. Pero, ¿por qué no ir él? ¿Acaso su altura no promedio le impide “pasar el puente, cruzar el río, y por fin entrar al castillo”? ¿Qué genera a Lord Farquaad bautizarse como el villano de Shrek?
En esta inusual pero adictiva película, todos los personajes cambian de rol: el príncipe y la princesa deberían ser de la divina aristocracia o burguesía, puros de sangre azul y por supuesto, con un atractivo físico que robaría cualquier suspiro más un intelecto merecido de admirar, y ahí, entre la pasión de éstos, el ogro queriendo comerse a la joven de la realeza y el príncipe, con armadura y espada de honor, mostraría en un acto de valentía el asesinato del monstruo manchándose sus propias manos cubiertas del acero de su traje, y daría como cierre o conclusión del cuento el beso de amor verdadero a su princesa, casarse con ella por iglesia y vivir felices por siempre. No obstante, la realidad es muy diferente, los directores del film nos enseñaron al personaje protagonista como el monstruo, el ogro que asusta con sus amarillos dientes y asqueroso aliento, con sus gruñidos que hacen aterrorizar a cualquier mortal y ese lodo repugnante con el que se lanza a hacer chapuzones como si de una piscina se tratase, y ni hablar de la cera en tamaño de vela que sale de sus orejas con formas de trompeta. En fin, es un personaje muy cómico y famoso en la era Contemporánea de nuestros tiempos, no sólo debido a que la película ganó un Oscar, sino porque como espectadores vemos la autenticidad que abraza a éste ser antológico lleno de carisma y amor (hacia Fiona y sus hijos, a quién sino).
Y ahora viene lo que sería el príncipe azul, el villano de esta trama narrativa que, observando con los lentes (ojos) de Lord Farquaad, la historia desde su punto de vista sería atípicamente la de un hombre que no quiere casarse por enamoramiento hacia una joven pero bella princesa sino para convertirse en Rey, una aspiración individual y egoísta. Y eso es lo que hoy en día muchos haríamos (me incluyo) para alcanzar nuestros sueños, pues no hay dudas que ese era la aspiración de Farquaad, liderar el pueblo de Duloc, haciendo de éste un lugar limpio y libre de cualquier criatura de los cuentos de hadas (por ello los traslada dictatorialmente al pantano o “cuchitril” donde vive Shrek). Farquaad buscaba el perfeccionismo y la homogeneidad en sus ciudadanos, algo así como la Escuela Tradicional (de mediados del siglo XIX e inicios del siglo XX), donde estaba prohibido ser el diferente, el distinto, ya que se lo consideraba una completa aberración llevando a la expulsión de éste del sistema.
Por lo que, si bien Farquaad tiene sus defectos, uno de ellos el que se mencionó anteriormente, también tiene sus puntos a favor, como alcanzar dentro de sus posibilidades las condiciones que lo harían Rey del pueblo de Duloc. Pero se encontró con la traición de Shrek, pues quien diría que un “estúpido y feo ogro” (sí, lo juzgan sin siquiera conocerlo) se enamoraría de una princesa. Cabe aclarar que Lord lo anuncia ante los presentes en su intento de casamiento “el ogro se ha enamorado de la princesa”, y todos allí en la iglesia debieron reírse obligatoriamente del “chiste” del príncipe.
Por ello, tal vez Farquaad creció en un ambiente hostil y lleno de frialdad, donde cualquier manifestación y expresión de sentimientos era penalizado como debilidad, y posiblemente al crecer con esa represión (o posible alexitimia), ya de adulto no le importó al otro, sino que usó a ese otro para su propio beneficio. A pesar de esto, su malévolo plan no resultó eficiente y eficaz, pues en el momento en que Shrek es mandado a rescatar a Fiona de la dragona, todo lo preestablecido en nuestro sentido común (como que el ogro es el verdadero villano) se desmoronó cuando Shrek debió convivir con Fiona y con su compañero de viaje, Burro, unos días hasta llegar al palacio de Lord.
Así, Shrek y Fiona inevitablemente se enamoraron por la química incontrolable que fluyó en ellos dos, al relacionarse por momentos y compartir experiencias. El único que se percató de esto fue Burro, pero aún así, por un malentendido que todos conocemos (el de Fiona confesándole a Burro que está encantada por una bruja, provocando en ella una metamorfosis en las noches, convirtiéndose en una horrible y fea bestia, es decir, en una ogra) hace que Shrek se sienta identificado con las palabras: “¿quién puede amar a una bestia tan desagradable y fea?”; adelantando el viaje y trayendo a Lord para así Fiona casarse con él ese mismo día.
Por lo que, la historia continúa en el pantano, libre de las criaturas de los cuentos de hadas (porque Farquaad las sacó de allí, cumpliendo su promesa), en donde Burro le mencionó a Shrek que con Fiona tienen tanto en común, clavando una espina en el trasero de Shrek (o mejor dicho, en su corazón) haciendo de él su recordada irrupción celestial y nupcial en la iglesia con su conmemorado “yo me opongo”.
A pensar que este amor entre Fiona y Shrek es de antología, donde ambos se casan, Shrek le da su beso de amor verdadero antes del atardecer y viven “feos por siempre”, seguramente que en nuestros tiempos, donde las relaciones de pareja son inestables y muchas veces los casamientos terminan meses después en divorcios, existe la posibilidad de que, si Fiona quería ser una humana de por vida, hubiera rechazado a Shrek, y adelantado la boda antes del atardecer para no sufrir la conversión morfológica de su ser y romper con el embrujo, pero no, como todas las princesas eligió al “amor verdadero ” por sobre la riqueza y la belleza posiblemente eterna (algo que muchos hubiéramos elegido).
En conclusión, Lord Farquaad es un hombre avanzado para su época, porque no le interesa el amor y sus sueños están por encima de cualquier cosa, algo muy extremista y que muchos pusimos en práctica alguna vez en nuestras vidas, pues su meta era convertirse en el Rey del Pueblo de Duloc, y lamentablemente no lo alcanzó por la mala elección de la princesa y también del “héroe” que mandó a rescatarla (hablamos de Shrek). Otra cosa también es que Farquaad debió aprender (o tal vez no, porque se lo comió la dragona y ni tuvo tiempo de reflexionar acerca de todo lo sucedido) a escuchar al otro, un quiebre de la actualidad y pocas veces reconocido, porque si el Espejo le hubiera revelado que Fiona de día es una y de noche es otra a lo que solo el beso del amor verdadero romperá el hechizo, muy posiblemente Lord ni la hubiera elegido y se hubiera decidido por Blancanieves o la Cenicienta.
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