En 1958 se publica el libro: Red alert A novel of the first two hours of world war III, con autoría de Peter Bryant. Está ambientada durante los años 50 y relata la historia de un general norteamericano que está obsesionado con la amenaza comunista de la ex Unión Soviética. Por esa razón es que decide lanzar un ataque sobre ese territorio usando las armas nucleares con las que cuenta. La ofensiva tiene como tiempo máximo de efecto dos horas, en las cuales país debería de desaparecer del mapa sin chance alguna de una respuesta bélica. Desafortunadamente, lo que el general desconoce es que el enemigo cuenta con el armamento necesario para destruir no solo territorio estadounidense sino el mundo entero en el caso de ser derrotado. Lo que tendrá en vilo durante ese tiempo a toda la humanidad. No es ni más ni menos que el pensamiento primario con el que comenzó la guerra fría. Peter Bryant, en realidad no existe, es el seudónimo de Peter Bryan George un escritor británico. Para escribir el libro se inspiró en su etapa como oficial en la Royal Air Force (RAF). El tono satírico y oscuro que rodea todo el relato atrapó al realizador Stanley Kubrick, quien decide llevarla a la pantalla. El director venía en racha ganadora, pues sus películas casi que eran garantía de éxito para los productores: The Killing (1956), Paths of glory (1957), Espartaco (1960) y Lolita (1962) tuvieron una muy buena respuesta de crítica y de recaudación. Algo digno de mencionar, teniendo en cuenta las diversas temáticas de sus films. La locura diplomática y la veloz carrera armamentista domina la escena mundial, en la cual a mediados de la década del 40 se habían reunido los líderes del planeta para debatir el reordenamiento luego de la caída del tercer reich. En esa especie de mitin se notaron dos posturas absolutamente enfrentadas entre EEUU y URSS, creando un clima de tensión. En la película, el director se propuso enfatizar lo irónico y sarcástico como una manera de ahondar más dicotomía entre las posturas políticas que pretendiendo imponerse por encima del otro, en el fondo no son otra cosa que las dos caras de una misma moneda. Por esa razón es que (de manera brillante) el genial actor Peter Sellers interpreta tres personajes: Lionel Mandrake (el piloto de la fuerza aérea británica), Merkin Muffley (presidente de EEUU) y al enigmático Dr. Strangelove, un asesor presidencial en silla de ruedas, que representa de manera fiel y extraordinaria al antihéroe con pasado nazi, lo que trata torpemente de ocultar pero resulta en vano. El actor ya había trabajado con Kubrick cuando hicieron pelicula el libro de Nabokov: Lolita. El director quedó encantado con esa actuación multifacética y lo consideró ideal para el protagónico. En el contexto de inminente destrucción nuclear, Sellers trabaja sobre el impacto aterrador mezclando esto con una visión humorística y violencia satírica. En el fondo los personajes del film son los prototipos grotescos de la ambición de poder, dominados por los vicios y con absolutos delirios de grandeza. Dr. Strangelove or how I learned to stop worrying and love the bomb, fue filmada casi en su totalidad en los estudios Sheperton cerca de Londres. Es mítica la escena en la cual se lanza la bomba, y al mejor estilo de los rodeos norteamericanos, el soldado monta la misma hasta impactar en el suelo. Tiene una duración de 94 minutos y se estrenó en EEUU el 29 de enero de 1964, siendo un exito y pasando a formar parte del universo elite de la historia del cine. Recibió 4 nominaciónes a los premios Oscar en su edición: Actor protagónico, director, película y guión adaptado, sin conseguir ninguno de ellos. El AFI (Amwerican Film Institute) la ubicó en el puesto 39 entre las 100 mejores de la historia en 1995 con motivo de celebrar los 100 años del cine.
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