Shere Khan, un temeroso e imponente tigre de bengala, buscaba proteger y cuidar de la selva. Había presenciado en más de una ocasión cómo el hombre la maltrataba, dañando tanto la selva como a sus habitantes. Esto le generó un profundo repudio hacia los humanos, y no era de extrañar que quisiera mantener a Mowgli lejos. No solo por el peligro que representaba un hombre en la selva, sino por las consecuencias que podría traer si llegara a salir de ella.
Bagheera y Baloo no comprendían su postura. No entendían que proteger la selva era un deber y una tarea de honor, proteger su casa, su hogar. Puede que Shere Khan no haya actuado de la manera correcta, pero tampoco merecía el desprecio de toda la selva. El rencor lo carcomió y lo destruyó por dentro.
Y yo les pregunto ¿Qué sentirían usteds si invadieran su casa, mataran a sus amigos y, peor aún, vieran su muerte de cerca? Seguramente, su respuesta sería odio, enojo, rabia hacia la persona que cometió tales actos, pero también tristeza, pena y dolor por lo que perdieron. No están en posición de juzgar a un simple tigre que actuó sin pensar. El miedo a la destrucción de su hogar lo consumió, y cada acción que tomó tuvo una mala reacción. Al retar al hombre, lo obligó a aceptar el desafío y con el temeroso fuego, destruyó la selva.
Todos conocemos la historia a la perfección, y siempre juzgamos a Shere Khan cuando éramos niños. Hoy, nos damos cuenta de que solo quería proteger su hogar. Sin embargo, a pesar de comprenderlo, aún nos preguntamos: ¿Cómo se sintió Shere Khan al ser ignorado por todos?
Por eso hoy voy a mostrarles la perspectiva de Shere Khan pero que mejor que el para contar su historia

La selva era mi hogar, mi reino. Un lugar en donde la paz y belleza era algo que compartía con mis hermanos, mis amigos, mis presas. Pero la sombra del hombre se extendía sobre ella, una amenaza constante que me llenaba de miedo. Había visto cómo arrasaba con los árboles, cómo contaminaba los ríos, cómo cazaba sin piedad a mis hermanos. Su presencia era una enfermedad que se extendía por la selva, corrompiéndola y destruyéndola.
y un día Mowgli llego , un cachorro humano, de inmediato supe que era un peligro para mi hogar. No era un niño inocente, era un portador del mal que amenazaba con destruirlo todo mi hogar . No podía permitir que se quedara en la selva, no podía permitir que la infestaran con la presencia del hombre. Mi deber era protegerla, defenderla de la amenaza que representaba.
Pero mis pensamientos no los entendían. Bagheera y Baloo, mis principales enemigos, no comprendían mi miedo, mi dolor. Ellos no habían visto lo que yo había visto, no habían sentido el terror que me carcomía por dentro. Me acusaron de crueldad, de rencor, de actuar sin pensar. Pero ¿Quién podría entender el miedo que se siente al ver tu hogar destruido, a tus amigos asesinados, a tu futuro amenazado?
No era odio lo que sentía, era dolor. Dolor por la pérdida, por la destrucción, por la amenaza constante que se construía sobre mi hogar. Dolor por la incomprensión, por la soledad, por la lucha que debía librar solo.
No era un villano, era un protector. Un protector que actuó con la fuerza que le quedaba, que luchó contra el miedo y la desesperación. Un protector que, al final, fue condenado por la historia, por la incomprensión, por la crueldad del destino.
y si se preguntaban el ¿Cómo me sentí al ser ignorado por todos? Me sentí solo, abandonado, incomprendido. Me sentí como un tigre atrapado en una jaula, luchando por escapar de la oscuridad que lo rodeaba. Un tigre que, al final, solo pudo ser juzgado por la historia, pero que nunca dejó de luchar por su hogar, por su selva, por su vida.

Y como todo tiene su inicio también tiene su final pero no me voy sin antes preguntar ¿Qué hubieran echo ustedes para proteger su hogar?
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