¿VER O NO VER?: ASPHALT CITY

Decidí darle una oportunidad a Asphalt City principalmente por Sean Penn. Como todos sabemos, tuvo una época gloriosa como actor que le valió dos premios Oscar y nos regaló actuaciones inolvidables en películas como Mystic River y Milk. Tenía mucha curiosidad por ver si ese talento seguía intacto después de su alejamiento del cine y los numerosos titulares polémicos que lo han rodeado en los últimos años. Además, la presencia de Michael Pitt me llamó la atención. Un actor que pensé estaba destinado a grandes cosas después de su memorable participación en Boardwalk Empire, pero que por alguna extraña razón desapareció de mi radar por un buen tiempo.

Con este interés inicial, me adentré en la historia de Asphalt City, una película que, siendo honesto, tuvo un comienzo lento. La trama gira en torno a un grupo de paramédicos que navegan por las calles de una ciudad decadente, enfrentando desafíos tanto personales como profesionales. Aunque el concepto suena interesante, el ritmo inicial no logra enganchar de inmediato. Sin embargo, lo que realmente te mantiene pegado a la pantalla es la curiosidad de ver cómo encajarán las piezas, especialmente con la presencia inesperada de Mike Tyson, quien añade un toque peculiar y casi surrealista al reparto.

Para los fans de Sean Penn, su presencia en Asphalt City es tanto un motivo para verla como una ligera decepción. La película no demanda un gran esfuerzo actoral de su parte; interpreta a un personaje secundario que, aunque cumple su función en la narrativa, no le da mucho espacio para brillar. Sin embargo, incluso en este papel más modesto, Penn demuestra que su carisma y talento siguen presentes, recordándonos por qué es uno de los grandes de su generación.

El verdadero peso de la película recae sobre los hombros de Tye Sheridan, quien interpreta al joven protagonista. Sheridan, conocido por su trabajo en Ready Player One, entrega una actuación sólida que sostiene la narrativa incluso cuando la trama parece tambalearse. Su interpretación de un paramédico atrapado entre la presión del trabajo y sus conflictos internos es convincente, aunque a veces da la sensación de que el guion no le permite explorar todo su potencial.

Es en las escenas más emotivas y tensas donde Sheridan realmente brilla.

Michael Pitt, por otro lado, tiene un papel que, aunque interesante, no aprovecha por completo su talento. Su presencia añade un aire de misterio a la historia, pero uno no puede evitar sentir que su personaje podría haber sido más desarrollado. Aun así, es un placer verlo de vuelta en la pantalla, y su actuación, aunque sutil, aporta matices que enriquecen las dinámicas entre los personajes.

La primera mitad de Asphalt City puede sentirse como un desafío debido a su ritmo pausado y a una narrativa que parece no despegar. Pero justo cuando estás a punto de perder la paciencia, una escena en el tercer acto desencadena una serie de eventos que cambian completamente el tono de la película. La tensión aumenta, los personajes muestran nuevas facetas, y la historia finalmente encuentra su propósito.

Es este giro final lo que salva la película y, en última instancia, la hace memorable. Aunque el viaje puede sentirse un poco accidentado, el destino vale la pena, dejando un buen sabor de boca y una sensación de satisfacción que redime los problemas iniciales.

Asphalt City no es una película perfecta, pero tiene suficientes elementos interesantes para justificar una visita, especialmente si eres fan de Sean Penn. Aunque su papel es modesto, su presencia aporta una credibilidad que eleva la película. Tye Sheridan carga con el peso de la narrativa de manera admirable, y Michael Pitt, aunque sub-utilizado, nos recuerda por qué es un actor a tener en cuenta.

Recomendaría esta película principalmente a quienes disfrutan de un cine más pausado y están dispuestos a esperar pacientemente por un clímax que realmente recompensa el tiempo invertido. Y, por supuesto, si eres un admirador de Sean Penn, esta es una oportunidad de verlo nuevamente en acción, aunque sea en un papel menor.

En resumen, Asphalt City no es para todos, pero tiene su encanto, y su último acto justifica el recorrido. ¿La recomendaría? Sí, pero con la advertencia de que requiere paciencia. Si estás dispuesto a darle una oportunidad, puede que encuentres una historia que, aunque imperfecta, tiene momentos que valen la pena.

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