Resulta curioso cómo una película con una trama poco original, aburrida hasta cierto punto, que en un principio pareciera no tener un significado profundo, puede ahora despertar tantas emociones en mí; y es eso lo que representa la película: “Violet y Finch”.
Admito que la primera vez que la ví no le presté demasiada atención, a pesar de que toca temas complejos y difíciles de abordar como: La depresión, el suicidio, el duelo y el impacto que tiene en la adolescencia las heridas de la infancia; pero todo cambió después de que recibí la triste noticia, una tarde de Sábado, de que mi mejor amigo, quién llevaba algunas semanas desaparecido, había fallecido.
En ese momento la tierra pareció detenerse por un segundo, fue como si de repente dejara de girar. “Ha muerto” - Me repetía a mí misma cada día, para tomar conciencia de que era cierto. De que debía aprender a vivir en un mundo del cual él ya no sería parte, pero no podía.
Las lágrimas se acumulaban en mis párpados como gotas de rocío. No quería aceptar la realidad, no podía encontrar las fuerzas para levantarme de la cama y continuar. Entonces hice lo que siempre hago cuando me encuentro experimentando tal nivel de despersonalización, intentar conectar con mis emociones a través de la música y fue allí que lo encontré.
Lewis Capaldi ha sido uno de mis cantantes favoritos desde hace ya algún tiempo, pero nunca había logrado sintonizar tanto con una de sus canciones como lo hice con: “Before you go”. No era que la música me cautivara tanto, era que la letra personificaba mi historia. Hablaba sobre el dolor que se advierte tras una pérdida, eso está claro, pero había algo más… Algo que no comprendí sino hasta que conocí su historia.
Lewis Capaldi había compuesto esa canción en honor a su tía, quién tras una larga batalla con la depresión había sucumbido al suicidio. Más no era esto lo que la canción reflejaba en sí, sino la culpa que sentía el sobreviviente por no haber sido capaz de ver las señales qué le habrían permitido salvarle la vida.
Ahora, se podrán preguntar: ¿Qué tiene que ver todo esto con la película?
Cuando descubrí la canción descubrí algo más. Una edición realizada de forma excepcional por un YouTuber de nombre: “M O M E” con escenas de la película: “Violet y Finch” y con la canción: "Before you go” sonando al fondo. Entonces lo entendí, comprendí la relación que había y supe que debía verla de nuevo.
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“Violet y Finch” comienza con una escena que podría ejemplificar todo el relato. Con Violet parada en una cornisa de un puente, dudando entre si dar un paso más y acabar con todo o no hacerlo, y Finch tendiéndole la mano, invitándola a bajar.
Con esta introducción podemos asumir que será Finch el encargado de devolverle a Violet los deseos de vivir y de mostrarle que sigue habiendo belleza en los lugares más reconditos ¡Y es así! Nada nuevo ¿Cierto? Pero la trama se complica, porque nadie que salga a correr a muy tempranas horas de la mañana es porque está precisamente bien.
Sin embargo Finch aparenta estarlo (A ratos). Su sentido del humor y su cautivadora sonrisa parece indicarnos que su única preocupación en ese momento es la de encontrar la forma de devolverle la sonrisa a Violet, quién la ha perdido tras la muerte de su hermana en un accidente automovilístico. Así que aprovecha el proyecto escolar para llevar a Violet a conocer las “Maravillas de Indiana” y en el camino conocerla mejor.
Ahora, no debemos equivocarnos. Algo que podemos notar desde el principio es que Finch no es lo que se diría un alma altruista. No se acerca a Violet de forma desinteresada simplemente para ayudarla. Lo hace porque ve en ella algo que identifica en él.
Empatiza con su dolor y con su sentimiento de pérdida y vacío porque él también lo siente (Aunque por razones distintas). Él ya ha estado allí, con un pie en la cornisa y otro pie en el aire, a punto de atravesar el trecho que separa a la vida de la muerte. Y cómo descubriremos más adelante, por más que intente negarlo, aun lo está.
Violet por su parte encuentra en Finn a un amigo. A alguien que no solo parece entender su dolor, sino que lo vive. Que no la presiona para que vuelva al mundo real de inmediato porque sabe que lo hará a su tiempo. Que le permite llorar entendiendo que es eso lo que necesita para empezar a sanar; y es así cómo se enamora. Se permite amar de nuevo ignorando que Finn también sufre, solo que a diferencia de ella, no está dispuesto a recibir ayuda.
Finn se aísla, desaparece. Nadie sabe donde está. Violet se convierte en testigo silencioso de su decadencia, de como sus demonios se apoderan cada vez más de él, señalándole una simple verdad. Una que en mi tiempo yo también tuve que aceptar: “No puedes salvar a aquel que no quiere ser salvado”.
La historia de Violet y Finch termina convirtiéndose en mi historia. En la historia de mi mejor amigo y yo, con un desenlace no menos trágico. Y aunque al igual que Violet intento convencerme a mí misma cada día de que no podía hacer nada para salvarlo, la letra de “Before you go” sigue resonando en mi mente: “¿Hubo algo que podría haber dicho para que todo dejara de doler? Me mata cómo tu mente puede hacerte sentir tan inútil…"
Y lo cierto es que no lo sé. No sé si podría haber dicho algo. Supongo que nunca lo sabré. Es una interrogante con la que tendré que vivir, arropada por el consuelo de tener la certeza de que hasta el último instante de su vida le recordé cuánto lo amaba. Y es por eso que elijo a: “Violet y Finch” como la película que siempre me hará llorar.
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