El origen y los significados detrás de Nosferatu (1922)

Atracción por la sangre, inmortalidad en el tiempo, largos colmillos; la figura del vampiro moderno nació como tal en el siglo XIX, producto de la literatura gótica del momento, y fue traspolada al cine ya en los primeros tiempos de este arte. Incontables artistas utilizaron al personaje y lo incluyeron en narrativas de propia autoría, desde Méliès, Ted Browning y Francis Ford Coppola, hasta la más reciente iteración de Robert Eggers. Pero una de las primeras y más legendarias fue sin duda Nosferatu (1922) de Friedrich Wilhelm Murnau.

La idea nació de forma tan ominosa como la misma historia: el artista y ocultista Albin Grau había ido a combatir en la Primera Guerra Mundial, y un granjero serbio le confesó que era hijo de un vampiro. Sin embargo, aparte de esta referencia más explícita, la Gran Guerra tiene un vínculo estrecho con el origen de la obra. La catástrofe dejó una huella enorme en la sociedad europea, y tanto Grau y Murnau como Schreck (el futuro protagonista de la obra) habían sido parte de ella. Grau mismo se refirió al evento como un “acontecimiento monstruoso que se desata a través de la tierra como un vampiro cósmico para beber la sangre de millones y millones de hombres".

El diseño conceptual y los posters de Nosferatu fueron creados por el artista, productor y oculista Albin Grau.

Grau fundó Prana Film junto al productor Enrico Dieckmann. La idea era realizar múltiples películas vinculadas a lo oculto y lo sobrenatural. La primera elegida fue Nosferatu. Aún se debate por el verdadero origen del título, ya que mientras algunos afirman que la palabra deriva del rumano “nesuferit” (“insufrible”), otros dicen que proviene del griego “nosóforos”, que significa “transmisor de enfermedades”. Fuera como fuera, se eligió cambiar el título de la obra basada en la novela de Bram Stoker Drácula ya que la productora no obtuvo los derechos del libro, que por entonces pertenecían a la viuda del autor. Se le encomendó la tarea de escribir el guion a Henrik Galeen, y en el proceso de adaptación se eligió mantener la estructura pero con varias modificaciones, como en los nombres de los personajes y en algunos elementos narrativos.

Una de las principales diferencias respecto al material original radica en la apariencia del Conde Orlok. En contraste con el aspecto imbuido más tarde por Ted Browning o Terence Fisher y que tanto Bela Lugosi como Christopher Lee encarnaron, este ser vampírico no tenía un porte elegante, noble y sensual, sino todo lo contrario. La otredad de lo sobrenatural y lo bestial se concentran en una figura muy alejada de lo humano, con un cuerpo más cercano a lo muerto que a lo vivo.

El arte promocional es a su vez un reflejo del expresionismo alemán de aquel momento.

Una cabeza calva, orejas puntiagudas, piel pálida y un cuerpo torcido componen a este Orlok. Aparte, vive solo en su castillo, sin sirvientes ni amantes, no convierte a otros en vampiros al morderlos, transporta la peste mediante las ratas y la luz del sol no solo lo debilita como en el material original, sino que en su caso lo mata. Tampoco hay mención alguna del ajo, los crucifijos o la estaca como talismanes contra él; en su lugar se encuentra la sangre de una mujer virgen, lo cual hace referencia a la antigua creencia de que el sacrificio de una podría combatir una plaga.

Su origen también difiere; no fue otrora un guerrero noble, sino que, como aclara uno de los antiguos libros que aparecen en la obra, está asociado a un demonio mencionado en la Biblia, Belial. Esto lo vincula también con la hechicería oscura, ya que es una entidad que normalmente es invocada por magos goeticos. Dichas connotaciones, aparte del extraño y críptico lenguaje utilizado en el contrato de Orlok y Knock, escrito en enoquiano (una lengua oculta, supuestamente angelical), están relacionadas con la faceta ocultista de Albin Drau. Este tuvo una influencia mayor en la obra que la de un productor habitual, ya que fue el encargado de crear toda su estética: la escenografía, el vestuario, el diseño conceptual y los posters y el arte utilizados para promocionarlo.

Albin Grau también influyó en todos los elementos oculistas que se pueden hallar en la película.

El rodaje fue tan curioso que se hasta se hizo una película completa sobre él, Shadow of the Vampire, dirigida por Elias Merhige y con William Dafoe y John Malkovich en los papeles principales. Max Schreck, quien interpretaba al vampiro Nosferatu, se solía mantener en el papel y aislarse respecto a otros actores. Esto generó rumores que se convirtieron en leyenda, acerca de que él no era un actor, sino un verdadero vampiro. Murnau incluso habría intensificado las habladurías, al decir que le pagaba al actor con litros de sangre.

La película se estrenó el 4 de marzo de 1922 en el Marbel Hall del Jardín del Zoológico de Berlín. La noticia llegó a oídos de la viuda de Stoker, Florence Balcombe, quien terminó ganando un juicio por plagio. En 1925, se ordenó destruir todos los negativos de la obra. La película se preservó en el tiempo gracias a que para aquel entonces ya había sido distribuida en muchos países y varias copias fueron escondidas hasta que la esposa de Stoker murió. Como resultado de esta demanda, la productora Prana Film se disolvió y los futuros proyectos que iban a involucrar a obras de temática sobrenatural y ocultista jamás vieron la luz del día.

Nosferatu se irguió como una de las películas más importantes de la historia del cine.

La película se convirtió con el tiempo en un clásico de culto, en la primera gran obra audiovisual sobre vampiros y en uno de los films más importantes del siglo XX. Las características que la encuadraron en el movimiento del expresionismo alemán se suman a la influencia de obras pictóricas en la forma de filmar de Murnau, en un manejo de cámara y en efectos que elevan lo siniestro y a poderosos subtextos dentro de la obra: la influencia del desastre de la Primera Guerra Mundial, la represión sexual, el miedo antisemita, la reciente epidemia de la gripe española, el clima de ascenso del fascismo y todos los elementos góticos y románticos que atraviesan el relato.

Aquellos atributos y más hacen a Nosferatu una obra con muchas posibles interpretaciones y de la cual no pararon de surgir diferentes iteraciones a lo largo de la historia, cada una con características propias. Herzog la readaptó en 1979 y Eggers la hizo de nuevo en el 2024. La película de Murnau sigue proyectando su larga y profusa sombra en el cine, aún después de más de 120 años.


Nota por Alex Dan Leibovich | Periodista | Redactor en Clarín, Peliplat y Erramundos.


Publicado el 9 de enero del 2024, 4.33 PM | UTC-GMT -3.


Más notas relacionadas: Nosferatu: el relato gótico de la muerte y la doncella | Heretic: una nueva y fresca propuesta del terror social | 1978: una atrevida pero insuficiente propuesta que linda entre el cine de género y el político | In the Mouth of Madness: el poder de la ficción | El bebé de Rosemary: ¿por qué es un clásico? | Abrazo de madre: la resignificación del trauma


En caso de que te haya gustado la publicación se agradece mucho dándole me gusta, poniéndolo en favoritos, comentando y siguiéndome para colaborar en su difusión. ¡Gracias!

Puntos de luz

Ilumina y aumenta su visibilidad — ¡sé el primero!

Comentarios 5
Tendencias
Novedades
comments

¡Comparte lo que piensas!

Sé la primera persona en comenzar una conversación.

12
5
0
1