Los Extraños: Capitulo 2

Preámbulo

Un auto se desplaza por la carretera con una pareja, James y Charlotte, y sus dos hijos, Emma y Elijah. El padre menciona que será una visita de solo un fin de semana, pues su madre está un poco enferma y debe aprovechar este fin para verla. “Sé que detestan la comida de su tía Amelia, así que podemos almorzar antes de llegar y solo tendrán que soportar la cena, ¿les parece?” – los niños asienten.

Se estacionan en un restaurante a la orilla de la carretera para almorzar. Bromean sobre lo retro que es el lugar. Al salir del restaurante, descubren que el auto está botando aceite. James intenta revisarlo, pero al no tener conocimientos, se rinde. Como es temprano, trata de calmar a Charlotte: “Ya resolveremos, amor”.

Un hombre se acerca.

- Parece que tiene un problema. ¿Puedo ayudarlo si lo desea?

- Claro, por favor. No tengo idea.

Juntos solucionan la falla y el hombre se despide amablemente.

- Se lo agradezco.

- Feliz viaje, linda familia. - Y se aleja.

El viaje continúa hasta llegar a una casa en el bosque. Los recibe Amelia, quien abraza fuertemente al hermano y su cuñada y luego les da un beso a los niños, suban a su abuela Olivia, les encantara verlos.

- Esta bastante alejada la casa

- Si es lo que necesita calma, nos encanta, la pasaran genial

- Nos mañana al anochecer, debo trabajar

- Lastima, bueno intentaremos aprovechar el día.

Anochece y la señora se pone mal. Amelia, James y Charlotte, deciden que lo mejor es buscar un médico, Amelia le indica a James, donde puede ubicar uno a menos de una hora.

James, abre la puerta, pero se percata que a lo lejos entre los árboles, se encuentra la silueta de dos hombres, uno de ellos con un machete en las manos. "¿Qué es esto?", piensa. Cierra la puerta y llama a su esposa y a su hermana: "Miren por la ventana".

- Eso es normal, los conoces.

- Nadie está en la calle.

- ¿Cómo?

Al salir, las sombras han desaparecido, pero de repente escuchan sonidos. Es un objeto chocando contra la puerta del garaje. Al revisar, observa a un sujeto con una máscara de niño golpeando la puerta con la punta de una escopeta. Retrocede, tropieza y comienza a gritarles a las mujeres que entren. Ellas solo reaccionan cuando ven que otro sujeto corre hacia ellas desde el horizonte donde antes estaban las siluetas.

El terror comienza.

- "¿Quiénes son?", pregunta James, pero su hermana no sabe qué responder. "No sé, quiénes serán, Dios mío".

- Busca a los niños, debemos estar unidos – Dice James a Charlotte – Y por favor, sube y revisa como esta mamá – Le grita a Amelia, mientras sostiene la puerta y mira por la mira a los sujetos parados inmóviles frente a la casa.

Todos en la sala, los niños no entienden que pasa, cierren las puertas y las ventanas con todo lo que puedan.

- Diablos, los teléfonos no funcionan.

- Mamá, está bien – No quise moverla

- ¿Tienes un arma?, pregunta James.

- No, por supuesto que no, ¿Qué haremos?

- Tiene que ser una broma, amor. Esto no es posible, estas cosas no pasan.

- Mamá, mueren muchas personas de manera violenta en nuestro país sin razón aparente. Si esto está pasando, Dios mío, ¿qué haremos? – Dice Emma, visiblemente alterada

- Que te pasa hijo – pregunta Charlotte, al ver a su hijo, que esta con los ojos fijos en un punto, orinándose encima, al seguir la mirada descubre que a través del cristal de una ventada se encuentra uno de los enmascarados pasando su dedo por el cuello y luego señala hacia arriba.

La madre corre y abraza a su hijo, James, coloca un gabinete frente a la ventana, que fue esa señal.

- Entraron por arriba, papá.

James, corre a la cocina y toma todos los cuchillos, y los reparte entre los adultos.

- Subiremos juntos, los niños de ultimo. – Indica James a todos.

Todo parece tranquilo, solo deben ver a la abuela, al llegar a la habitación, todo parece tranquilo. "Me acercaré a ver cómo está. Vigilen", dice Amelia. Al mover a la madre, un bulto se resbala entre las sabanas, no saben que es. Amelia, se agacha y pega un grito al percatarse que el objeto no es otra cosa que la cabeza de la madre.

- ¡Dios no! Dios no – James, entra corriendo y descubre la macabra escena

El miedo y la histeria se apoderan de ellos, la amenaza terrorífica, se convirtió en una realidad mortal, no es un juego, no los asustan, existen asesinos que los acosan.

- Entren – Grita James - ¿Cómo es posible? – Voltea y abraza a su esposa, pero la aleja inmediatamente - ¿Y Elijah? ¿Dónde está Elijah, Emma?.

- No se estaba al lado mío. Grita la niña con miedo - No sé.

Bajan corriendo las escaleras, no encuentran Elijah, y mientras el terror se apodera de la madre, alguien toca la puerta de manera melódica.

El miedo los consume, pero deben saber dónde está Elijah. James, se acerca a una de las ventanas al lado de la puerta. Se escucha el grito ahogado del padre, seguido del de la madre, que se acercó igual a ver a la calle. Uno de los sujeto levantaba al hijo y otro le asesta cuchilladas cada vez más profundas como si fuera un juego. La madre desesperada intenta abrir la puerta y al hacerlo, un tercer hombre le disparo en la mano, destrozándosela. Una cara aparece entre la puerta y con un dedo señala a la niña.

Emma, no vio la escena, solo el dolor de sus padres y la herida de su madre, apoya a la tía a llevarlos arriba, preguntando insistentemente por su hermano.

- Lo tienen, hija, debemos salir de aquí, debo salvarte.

- No entiendo, como entraron, como es posible, debemos subir al cobertizo, tiene una sola entrada y cuenta con una puerta secreta al techo, debemos intentar quemar algo, alguien vendrá, si de algo están pendiente es de los incendios – Dice Amelia, intentando establecer un plan y calmar a todos. Mientras James, venda la herida.

- Son tres bastardo con armas, si dices que solo tiene una entrada vamos, yo buscare como incendiar algo y ustedes se resguardan.

Salen de la habitación en la que se encontraban con mucho sigilo, miran a los lados y caminan siguiendo a Amelia. Charlotte, protegiendo a su hija, es la última en hacerlo. Al llegar a la puerta del cobertizo, empiezan a subir. James, siendo el último, ayuda a su esposa a subir y no se da cuenta de que un hombre con un machete se acerca sigilosamente. Este se queda detenido detrás en la sombra, lejos de la vista de todos, hasta que Charlotte sube. En ese momento, el machete cae sobre la cabeza de James, destrozándole el cráneo y manchándolo de sangre. El sujeto, a través de los labios descubiertos de su máscara, mira con una sonrisa a las mujeres que no paran de gritar y llorar. Antes de que puedan cerrar la puerta, ven cómo el sujeto lanza un feroz ataque al cuerpo inerte del hombre.

Las mujeres lloran desconsoladas, como es posible, estaba esperando, están jugando con nosotras, dios mío, pudieron atacarnos a todos y matarnos, pero juegan con nosotros.

- Yo iniciare el incendio, debo ser yo, estoy herida, si tú sobrevives, es más probable que puedas ayudar a mi hija, yo no puedo defenderme. – Dice Charlotte en voz baja a Amelia.

- No digas eso, lo lograremos juntas, ella te necesita más que nunca.

- Ella necesita sobrevivir, iré yo.

Charlotte, sale por una pequeña ventana del cobertizo, llevando una lámpara de gasolina y unos papeles en la única mano que podía manejar. Lanza todo a un lado del techo y con gran esfuerzo vacía parte del contenido de la lámpara sobre la pila de papeles que formó. Necesitaba iniciar un incendio grande pero controlado, lejos de la parte del cobertizo, por lo que se alejó bastante de la ventana. Desde abajo, uno de los sujetos la observa sin entender qué hace, hasta que ve la llama de la lámpara. Toma su arma y comienza a disparar. La bala la alcanza en el hombro y daña la lámpara. Luego, sigue disparando en distintas partes no letales de su cuerpo. La mujer cae del techo y, con sus últimas fuerzas, toma la lámpara e incendia los papeles. El fuego la envuelve rápidamente y la consume.

Amelia, al escuchar los disparos entiende lo que pasa y abraza fuertemente a su sobrina. Intenta pensar que hacer, como huir, pero el cerebro no la deja procesar lo que pasa, el incendio, inicio, es posible que llegue gente, pero por más optimista que sea, serán varias horas aun de zozobra. Pasa una hora y el silencio se apodera de la casa, el incendio cada vez más fuerte, ya se acerca al cobertizo, deben tomar una decisión. Amelia, le pide a Emma, que se esconda detrás de un gran espejo, en el cobertizo, ella, saldrá por el techo e intentara hacer todo el ruido posible, si siguen por aquí la perseguirán, pensaran que tú también corres en el bosque, espera lo más que puedas, aguanta el humo y cuando ya no puedas huye.

En el patio de la casa Amelia, empieza a gritar corre, corre hija, corre por dios, esto lo escucha uno de los sujetos, que sale detrás de los árboles y acciona un disparo que le roza el cuello. Luego de esto, el sujeto, sonríe, lanza la escopeta a un lado y saca un cuchillo, inmenso y corre tras de ella, ella corre por el bosque que conoce muy bien, el hombre al ver que la pierde, le lanza el cuchillo, que la al alcanza y la impacta en el costado de la espalda, justo antes de lanzarse a una laguna cercana. El sujeto, se acerca a la orilla del risco y no puede ver nada, la mujer se hundió con el cuchillo a travesado en la espalda.

Emma, sale de su escondite minutos después de su tía, se acerca a la puerta del cobertizo. No escucha ni ve nada. Baja lentamente, parece que no existe peligro. Se acerca a la puerta principal y el corazón se le paraliza cuando escucha que tocan la puerta de la misma manera melódica de antes. Se detiene frente a la puerta, incapaz de moverse del miedo. De repente, un zumbido la traspasa. La sangre empieza a brotar de su cuello y la cabeza de la niña cae. Detrás, se observa la figura misteriosa de la máscara.

Suenan las sirenas de los bomberos.

Preámbulo del Capítulo Final

Una pareja de mujeres, Luna y Mia, van en la autopista hablando sobre su destino, una cabaña en medio del bosque alejada de toda tecnología. "Es el lugar perfecto", comentan, con una voz en el teléfono que responde: "Son muchas cosas a la suerte".

Luna responde tranquila: "No será nuestra primera vez, sabemos divertirnos".

Se detienen en una gasolinera. Mia entra a comprar dulces en la tienda y Luna carga el tanque. Para los lugareños, las mujeres no pasan desapercibidas. Son bellas y coquetas, pero las miradas se profundizan cuando Mia llega y le regala un apasionado beso a Luna.

- Bingo, bebé, dice Luna. Creo que deberíamos cenar algo antes de continuar. Me dicen que a unos kilómetros queda un restaurante decente. Luna sonríe y asiente. Se montan en el vehículo y continúan su viaje.

Se estacionan en el restaurante para cenar. Al salir, descubren que el auto tiene una llanta pinchada. Luna se acerca y golpea el neumático. "¡Maldición!", exclama. Se acerca un hombre y pregunta: "¿Puedo ayudarlas si lo desean?". Luna responde: "Por favor, esta parte no la manejo".

El hombre cambia el neumático y antes de irse les dice a las mujeres: "Disfruten su viaje. No es natural lo que hacen, pero ya las juzgará Dios".

Llegan a la cabaña, amparadas por la noche. El silencio es total. Mia decide que se bañará y Luna dice que arreglará algunas cosas en la sala antes de subir al cuarto.

De repente, se escucha que tocan la puerta de manera melódica. Luna observa por la ventana pero no ve nada. Al retirarse, vuelve a escuchar la puerta. Esta vez, al revisar, un hombre con un saco en la cabeza se observa en la puerta. Luna se aleja de la puerta y empieza a gritar a Mia.

Arriba, suena la ducha. Mia se baña. En el cuarto entra un misterioso hombre enmascarado, toca con los dedos la ropa íntima tendida en la cama y se dirige al baño. Se detiene en la puerta del baño y escucha cómo suena el agua. Detrás del hombre aparece desnuda Mia, que lo inyecta con una jeringa en el cuello, y este cae, mientras Luna sigue gritando en la sala.

Continuara en Los extraños: Capítulo Final

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