Podríamos decir sin titubear que Mulán es uno de los mejores personajes que ha creado la animación e incluso el cine. Basada en una leyenda China, cuenta la historia de una mujer que, para salvar a su padre anciano de luchar, va a la guerra disfrazada de varón. Esta fue una de las primeras historias feministas de Disney (sino tal vez la primera), y el mensaje es bastante claro. La película critica constantemente el machismo de la China Imperial, por momentos con burlas y chistes y por otros con momentos sumamente dramáticos. Pero Mulán, a pesar de tener todas las de perder, logra romper con todo eso y convertirse en una verdadera heroína y por eso la queremos tanto.

Este personaje tiene un arco narrativo de “anti héroe”, en el sentido de que no es el típico personaje que es fuerte desde el principio. Mulán es torpe, despistada, ni siquiera tiene valor para defenderse al principio. Se deja pisotear por la casamentera, por el asistente del Emperador, incluso por su propio padre. Sin embargo, hay algo en ella que se ve desde el principio: ella aspira a más de lo que la sociedad y el mundo tienen destinado para ella. Por eso decide escapar de su casa con la armadura de su padre, aunque eso signifique la muerte tanto si la descubren como si llegue a combatir, porque no tienen ningún tipo de experiencia.

Al principio de su entrenamiento no para de fallar. Está muy por debajo de sus compañeros hombres en cuanto a fuerza, resistencia y habilidades. También tiende a meter la pata constantemente y hasta se gana el odio de sus compañeros y su capitán. Esto llega a un nivel en el que la echan del ejército y tiene que emprender la vuelta a casa. Pero su convicción es tan grande que se sobrepone y se convierte, no solo en la mejor alumna, sino también en una motivación para el resto de los soldados.
Ella es una heroína imperfecta, y lo acepta. Durante casi toda la película se dice a sí misma y a los demás que esto lo está haciendo para proteger a su papá. No obstante, después de ser descubierta, admite que, sobre todo, lo hizo para demostrarle a la gente que ella valía la pena, que tenía valor y que podía ser un orgullo para su familia. Ella aquí está admitiendo lo que muchos héroes no admiten, y es el ego, la necesidad de aprobación externa. No es perfecta ni pretende serlo.

Por suerte tiene un final redentor, ya que hace que toda una nación rompa con los prejuicios que tenían sobre las mujeres. El propio Emperador le dice que “los ha salvado a todos” para luego hacerle una reverencia (que le negó a Shan Yu, quién lo amenazó de muerte) y es imitado por todo el pueblo chino. De nuevo Mulán demuestra que es una verdadera heroína, porque rechaza la gloria y la oportunidad de pertenecer al Consejo del Emperador para volver a su casa. Y según el mitógrafo Joseph Campbell, un personaje solo es un verdadero héroe una vez que vuelve a su casa. Allí es cuando el proceso está completado. Así es como Mulán termina por convertirse en una verdadera heroína.
¡Comparte lo que piensas!
Sé la primera persona en comenzar una conversación.