Al ver el tráiler, simplemente pensé: "¿Qué cosa más loca acabo de ver?". Pero cuanto más conocía el concepto de esta película, más me llamaba la atención. Algunos crecimos con su música y disfrutamos de esos videos alucinantes, como Rock DJ. Saber que su vida sería narrada de una manera tan diferente me hizo esperar esta película con muchas ganas.
Al salir del cine, solo pude decir: ¡WOW! Qué espectáculo acabo de disfrutar. Desde la fotografía y la música, hasta los momentos exactos en los que supieron transmitir el significado de sus canciones, todo está impecable. El diseño sonoro es imponente y perfecto; hay escenas en las que realmente sientes que estás en un concierto. Se nota el amor que se puso en cada detalle, y lo más importante: la película no busca engrandecer al artista. De hecho, ahí radica su honestidad. Nos muestra a un protagonista que se siente pequeño, que no se reconoce a sí mismo y que lidia con sus fallas. No es la típica historia de ascenso a la fama y éxito, sino un retrato de cómo la fama puede llevarte al límite y, si sigues avanzando sin detenerte, puede terminar por consumirte.

No puedo dejar de pensar en que vi una biopic en la que hay una batalla épica de monos. Dios mío, la sensación de metástasis emocional que genera esa escena es impresionante. Es surrealista, pero al mismo tiempo profundamente conectado con sus demonios internos y la lucha contra ellos. A veces, eso es justo lo que necesitamos: ideas originales que nos lleguen.

La volvería a ver sin duda. Narrativamente, la película tiene una estructura circular y puede caer en ciertos clichés, pero la conexión emocional que logra es poderosa. Es una obra hermosa y no sorprende que no haya ganado un Oscar, porque ya sabemos cómo funciona la industria. Sin embargo, en lo personal, es una de mis películas favoritas de 2025.

Es inevitable mencionar el poco reconocimiento que ha recibido en algunos premios. Podría decirse que ha sido castigada injustamente en taquilla, y que los Golden Globes y los Oscars en categorías como mejores efectos visuales o mejor fotografía casi pasa desapersivida, pero aun asi obtuvo algunos premios. Esto puede deberse, en parte, a que en Estados Unidos muchas generaciones no conocen bien al artista o, si lo hacen, nunca llegaron a saber quién estaba detrás de Rock DJ, Angels o Feel. Aun así, aunque no haya sido reconocida en estos aspectos, esta película quedará en la historia como una de las mejores biopics jamás hechas.

El uso de los efectos visuales es espectacular. En ningún momento se siente fuera de lugar o exagerado; este mono desquiciado encaja perfectamente en cada fotograma, y eso es un logro impresionante. La fotografía es otro de sus puntos más fuertes: constantemente vemos al protagonista reflejado en espejos, pantallas o fragmentado en diferentes versiones de sí mismo, mostrando la forma en que es criticado o cómo él mismo se percibe. Una de las escenas más importantes es cuando lleva la televisión al cementerio, y a través del reflejo en el vidrio vemos su pasado. Se observa a sí mismo.

Esta es una película honesta, sin filtros y que, lamentablemente, no está teniendo el éxito que merece. Sin embargo, deja una huella profunda. Nos recuerda que en la vida podemos llegar a donde queramos, pero si no tenemos control sobre ello, podemos caer y jamás levantarnos. El mensaje central de esta historia es claro: logra lo que quieras, pero no te aferres a la grandeza cuando ya la hayas conseguido. Sigue disfrutando. Si caes o tocas fondo, está bien, pero nunca te pierdas en tu propia mente. Y, pase lo que pase, siempre levántate.



¡Comparte lo que piensas!
Sé la primera persona en comenzar una conversación.