ZATHURA: Desafiando la línea temporal.

Los fuertes sonidos que provenían de afuera me despertaron; con la vista borrosa y los ojos entre abiertos miré alrededor de la habitación decorada con alfombras en distintos tonos de rojo y ventanas amplias con cortinas de lino y de velo. Las sábanas eran esponjosas y al tacto se sentían suaves. Me eché hacia atrás para terminar de levantarme hasta que entré en mi misma y me pregunté dónde carajos estaba, y me precipité. Mi cuarto era azul pálido no crema, apenas tengo un cama con sábanas rígidas -pero suaves- y no cuento con ni una sola ventana en mi espacio.

- Dios, Dios Dios, Dios ¿dónde…? Pero…esto….

Cuando se me ocurre salir del cuarto presenció una luz cegadora que me hace volver a la habitación. Entro en pánico, apenas siento que puedo respirar así que me siento nuevamente en la cama.



Me repito con intensidad que todo es un sueño y que al abrir los ojos estaré nuevamente en mi húmeda habitación. Al abrirlos, no ha sucedido nada, pero todo comienza a parecerme un poco más familiar. Sin rodeos, me levanto y bajo las escaleras con la idea de enfrentar a todo aquel que se encuentre en mi camino, tomo el primer objeto contundente que encuentre y me dispongo en la travesía.

- ¿Quiénes son ustedes? ¿Dónde estoy? ¿Cómo me trajeron aquí?

Ante mi agresividad me encuentro con dos niños confundidos y un muchacho igual de confundido, al menos eso creo, me distraje en seguida con sus ojos y con otras partes de su cuerpo. Entonces, ya este extraño secuestro no se veía tan raro, sabía perfectamente dónde estaba.

Por dentro sentía los shocks de adrenalina, me estaba pasando como en aquella película playera en la que los protagonistas-que nunca supe si eran amigos o novios- acaban metidos en su romcom favorita y luego deben buscar cómo salir para no arruinar la trama… ni desaparecer ellos. ¡NO ARRUINAR LA TRAMA, NI DESAPARECER ELLOS!

Di vueltas en círculos pensando en que iba a hacer, que iba a pasar, estaba en Zathura en presencia de Walter, Danny y Walter adulto - aunque ellos todavía no lo sabían y yo no podía decírselos ¿o sí?- y no sabía que vendría luego, no había visto esta película en años.

- Entonces ¿eres amiga de Lisa y estabas dormida en su habitación?- dijo Danny

- Sí, por cierto ¿dónde está ella? (Creo que en este punto ella seguía congelada)

- Ella salió antes de que pasara todo esto - intentó mentirme Walter, supongo que fue para no preocuparme.

- Entiendo ¿alguien quiere explicarme qué hago aquí? - volví a fingir no saber nada.

- Yo tengo la misma pregunta - respondió Walter adulto (el astronauta)

- Bueno, sacamos un tarjeta del juego y estás aquí - dijo Walter

- ¿Yo?- otra vez me hice la tonta

- No, él- respondió

- ¿Juego? ¿Hablas de Zatura?

- Sí- se precipitó Danny

En este punto toda la historia estaba cambiando pero yo no sabía qué debería hacer, y solo me hice parte de ellos. Sin embargo, no sabía que seguía, recordaba al robot, los zorgons, fueron los meteoritos los que me despertaron, no sé, lo olvidé todo.

- Deben terminar este juego y de inmediato- dijo el astronauta guapo (en eso coincido con la criogenizada Lisa)

- Lo sabemos, pero ¿y si empeora?- dijo Walter

- ¿Empeora?- respondió el astronauta

- Sí, tenemos a un robot que intentó matarnos encerrado e… -dice Danny antes de que Walter le tape la boca con la mano.

Para el astronauta esto parece normal -y para mí también- así que nos acercamos al tablero y los chicos siguen jugando. Estaba nerviosa, pero sabía lo que pasaría a continuación, ¡Los Zorgons! Ya hago parte de esto, así que haré parte de esto con estilo.

Subo al cuarto de Lisa y busco entre sus trapos unos ajustados jeans descaderados color verde oliva y una blusa mangas largas de algodón, encuentro un cinturón negro y me calzo sus converse. Bajo a la cocina y pongo, en un bolso de cuero que encontré en el clóset de Lisa, objetos afilados, algunos detergentes y pongo a simple vista y fácil alcance objetos contundentes.

- Es la nave- dice Danny

- Hay que entrar- responde Walter

Lo siguiente que recuerdo de eso son golpes, gritos, correr, correr, esconderse. Aquí estaban los Zorgons, en la casa, y mi plan no sirvió de nada, no usé nada, no salvé a nadie. Eran criaturas horribles, su piel arrugada, escamosa y babosa aterraba, su larga cola y afilados dientes intimidaban. Yo sabía quién era el astronauta, él se libró de ellos con facilidad y sin miedo. Pero si él y yo sabíamos lo mismo ¿por qué yo estaba aterrada?¿por qué no sabía qué hacer? Bueno, después de todo él lo vivió y yo solo lo vi.

- Gracias- me dice el astronauta

- ¿Yo? ¿Por qué?

- ¿Cómo supiste que apagando todo el calor de la casa ellos no nos detectarían?

- ¿Ah?

- Lo hiciste bien.

Cuando mira mi brazo estaba rasguñado, no parecía por los Zorgons, sino por objetos de metal ¿qué había sucedido?¿qué estaba pasando?

Mientras yo intentaba recordar que estaba sucediendo , vi como el robot se aproximaba a nosotros.

- ¡EL robot!- grita Danny

- La nave, chicos, la nave, hay que expulsarlo al espacio- me precipito susurrando.

El astronauta me mira de manera afirmativa e idea un plan para llevarlo hacia la nave de los Zorgons y activándola para que se lleve a todas las criaturas con ella. Por alguna razón, no era como lo recordaba, fue más fácil. El astronauta se aproxima hacia mí con una cara amable.

- ¿Quién eres? - me susurra asegurándose que los niños no lo escuchen.

- Yo…

- Ya deja eso, debemos seguir jugando- dice Walter, mientras Danny intenta ocultarse en restos de lo que parecía ser partes del sillón.

- Pero es tu turno- responde Danny.

- Ven aquí y no seas cobarde. Eres muy cobarde- le responde su hermano.

- No soy cobarde, no soy cobarde- jadea Danny y huye de la escena.

- Ojalá no fueras mi hermano, ojalá no existieras- grita Walter mientras Danny huye.

- Walter, debes calmarte- responde el astronauta

- No lo entiendes, es un cobarde, por su culpa estamos aquí, por su culpa casi morimos, y huye - contesta.

- No podrías vivir sin tu hermano

- Claro que sí, no estaría aquí para empezar.

Walter sigue jugando y le sale la carta de pide un deseo, el momento es tensionante porque está a punto de cometer un error.

- ¿Que vas a desear?- le pregunta el astronauta

- ¿Qué te importa?

- Me importa y mucho.

Walter se concentra, mientras yo voy corriendo a ver a Danny, quien se queda hablando conmigo de sus sentimientos, de su hermano y sus soledades.

- No entiendo por qué siempre me grita, por qué me odia - expresa Danny con ira.

- Danny, cariño…

- Yo no quería que estuviéramos aquí, solo quería jugar con él, solo quería que estuviera conmigo.

- Danny…

- No entiendo por qué me odia, si yo soy su hermanito, por qué dejarías solo a tu hermanito- me dice Danny entre sollozos, asimilando aquella ira como real tristeza.

- Danny…. yo también tenía una hermana que me odiaba y me lo demostró hasta el último día, cuando decidió que ya no me quería en su vida- respondo con largas pausas entre palabras.

Con sus ojos iluminados por las lágrimas Danny me mira.

- ¿Por qué alguien te odiaría?

- Apenas me conoces- respondo

- Yo pienso que eres increíble, nos salvaste de los Zorgons- dijo mientras volvía nuevamente mi cara confundida, porque no recordaba nada de lo que supuestamente había sucedido.

- Danny, hay algo que debo decirte sobre quién soy…

- ¡Danny! ¡Danny! - escucho la voz del astronauta acercándose.

- Ah, están ahí ¿estás bien Danny?

- Sí, estoy bien.

- ¿Qué deseaste?- le pregunta el astronauta a Walter

- Un balón firmado- responde Walter y el astronauta gime para soltar un pequeña risa.

En ese punto no había sentido un dolor tan cercano como el de Danny, y no había sentido una historia tan personal como la suya.

El astronauta contó su historia, que ya yo conocía, los chicos sorprendidos y Lisa aún congelada (porque claramente arruiné de alguna manera esta línea temporal) se encontraban en la sala. Ya había confianza conmigo a pesar de que no me conocían.

Cuando se supo que el astronauta era Walter de adulto y que este desapareció con su deseo a Danny en otro momento, reconocimos que esta vez sería diferente, que esa línea de tiempo nunca ocurrió y él comenzó a desaparecer. Algo me ataba a él, porque yo también comencé a desaparecer. Y, mientras sentía pequeños toques eléctricos en el cuerpo y veía una luz blanca disipándose me preguntaba ¿qué me trajo aquí?¿por qué me trajo aquí? Recordaba aquella historia de los amigos-novios plaayeros “no arruinar la trama, ni desaparecer ellos”. Pronto, ambos desaparecimos, y lo demás es historia.


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