Mi prejuicio me gana: ¿Por qué Elizabeth Bennet me representa?

Orgullo y prejuicio no solo es un clásico de la literatura que me ha hecho entender que escribir va más allá que poner palabras en una hoja en blanco, también es una historia simbólica que se ha convertido en la confort movie de muchos, incluyéndome a mí.

Hablemos sobre su protagonista, Elizabeth Bennet, la segunda hija de una familia de 7 personas cuyas aptitudes pueden llegar a ser un poco cuestionables. ¿Por qué Elizabeth no era como el resto de su familia? No lo sabemos, pero lo que sí podemos llegar a deducir es que Elizabeth tenía una visión más futurista que el resto de sus hermanas.

Su objetivo no era conseguir un esposo y sí, Orgullo y prejuicio es una historia de romance; no obstante, la historia interna de nuestra protagonista nos indica que ella quería hacer muchas otras cosas antes de despojar a alguien, razón por la cual en un principio rechaza al señor Darcy con tan poco cuidado.

A pesar de todo, no podemos defenderla por completo. Elizabeth era prejuiciosa, tenía en mente que caer en brazos de un hombre tan rico como el señor Darcy la haría cambiarse a sí misma, además tenía la idea de que las personas como él no podrían llevar a amar a nadie de la forma en la que ella quería ser amada.

¿Por qué me siento tan identificada con ella? Vivimos en un mundo —Aunque pocos quieran aceptarlo—, en el que el simple hecho de ser mujer nos introduce dentro de un estatus y reglas a seguir para que la sociedad esté contenta con ello, porque sí, aunque estemos en el siglo veintiuno, en algunas culturas todavía hay discriminación e intolerancia hacia el simple hecho de ser mujer.

Elizabeth sabía que debía encontrar un esposo, pero… ¿Qué habría pasado de no ser así?

La imagino escribiendo en el anonimato, llevando páginas y páginas de pergamino con historias que luego se conviertan en clásicos tanto como su propia historia. La imagino despertándose al alba para tomar una taza de té y salir a caminar por el campo hasta el mediodía, una vida que no necesita de lujos para ser feliz.

Un camino lleno de orgullo y prejuicio por parte de la sociedad en la que vivimos hacia cualquiera que piense diferente a ellos. ¿Realmente sabemos lo que es correcto y lo que es erroneo? No, no lo hacemos, pero la sociedad actual —Que, analizandola bien, no está muy lejos de lo que era en aquella época–, nos pide a gritos que corramos a hacer lo mismo que todo el mundo en un círculo tan repetitivo que agota con bastante facilidad.

Es agotar seguir las reglas de la sociedad, es agotador pensar que debemos hacer todo con prisa porque el tiempo se nos agota.

Elizabeth Bennet me representa por ello, porque ella no se dejó influenciar por palabras ajenas que en vez de ayudarla, tan solo lograban hundirla un poco más. ¿Tenemos que ser tan malos con los demás? Me encantaría que las historias actuales reflejaran esas situaciones más a menudo, porque, se mire por donde se mire, la historia siempre se repite y en algunas ocasiones, no tenemos más remedio que dejarnos ganar por nuestro prejuicio.

Genangel.

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