En ALGO VIEJO, ALGO NUEVO, ALGO PRESTADO se tensionan los límites entre la realidad vivida y la realidad ficcionalizada. Explora la representación como una forma de mímesis existencial, es decir, la imitación de la vida a través de la ficcionalización de eventos que ocurrieron o podrían haber ocurrido, planteando preguntas profundas sobre la naturaleza de la realidad y la forma en que la percibimos. La película se articula alrededor del metraje encontrado (found footage/home movies), en otros términos, presenta material audiovisual preexistente como si fuera parte de la historia siendo éste el disparador de todo lo que sucede (según el director Hernán Rosselli); el film es un ejercicio narrativo que ya se ha visto en su anterior película MAURO y rememora y argentiniza de la mejor manera los recursos de la CLOSE-UP de Abbas Kiarostami.
Las home movies filmadas por Hugo Felpeto, el padre de la familia de la historia, se presentan frente al espectador como un pasado aparentemente mejor. En aquellas imágenes se percibe una Argentina que ya no existe, donde todo parece más simple y placentero. Las filmaciones son de principios de los ochenta, con la vuelta de la dictadura, Hugo se convierte en el primero del barrio en tener videocasetera y filmadora. De esta manera, su casa se establece como el lugar donde ver películas y se transforma en el registrador oficial de la vida de su familia. Aquellos videos son el puntapié inicial de ALGO VIEJO, ALGO NUEVO, ALGO PRESTADO, que presentan desde que conoce a su esposa Alejandra Cánepa y los primeros años de su hija Maribel Felpeto. La ficcionalización de esta familia que habita el sur del conurbano bonaerense, la convierte en una especie de “Sopranos” del fin del mundo.
ALGO VIEJO, ALGO NUEVO, ALGO PRESTADO sigue a Maribel Felpeto, hija del fallecido Hugo Felpeto y Alejandra Cánepa, quienes hace años construyeron en su propia casa un espacio de apuestas clandestinas. Con un pasado del que poco conoce, Maribel descubre a través de Facebook la posible existencia de un medio hermano por parte del padre. Impulsada por la curiosidad y la necesidad de conocer el pasado, se encuentra con aquel hombre, Facundo, y comienzan a relacionarse desde un lugar con intenciones afectivas (por parte de él). Con una voz en off, Maribel narra el pasado de su familia representado con imágenes de videos VHS e intentará descubrir que hay detrás de toda aquella fachada.
Los personajes son personas de la vida real. Los Felpeto fueron vecinos del director durante su infancia, y aunque se ha cansado en los Q&A de los festivales donde ha participado la película en aclarar que aquella familia no corría una casa de apuestas clandestinas, los home videos sí constituyen episodios de la vida real. Desde el noviazgo de Hugo y Alejandra hasta su casamiento (motivo de la frase que da el título a la película) y su relación personal/laboral con Chino. Sin embargo, la disyuntiva de no saber qué es real y qué no suele ser de lo más atractivo en el relato.
La identidad conurbanense de los personajes y la pertenencia a la clase media aspiracional convierte al relato en un discurso íntegramente proveniente de aquel dominio. Presentan cierta resiliencia y una capacidad para adaptarse a las dificultades económicas; personas de bien que por algún motivo corrompen su profesión y se vuelcan a la clandestinidad como único camino posible. La clase media aspiracional que busca una mejor calidad de vida y una mayor seguridad financiera resulta encontrar en la corrupción una salida económica posible para mejorar su supervivencia en aquel entorno inestable. La corrupción como solución y como forma de vida. Un ámbito con sus propias reglas y moral que sitúan al conurbano bonaerense en una especie de lejano oeste.

La estructura narrativa que presenta ALGO VIEJO, ALGO NUEVO, ALGO PRESTADO se articula entre el material de archivo filmado por Hugo y el material propio de la película. La sutileza de aquellas grabaciones en VHS denotan cierto interés del patriarca de la familia Felpeto por el cine y una noción de encuadre, composición de plano y puesta en escena que convierten su condición de amateur en un relato más que interesante. Hernán Rosselli, director y guionista del film, encuentra en aquellas imágenes una posible historia de ficción y las convierte en este relato suburbano que atrapa e interesa en partes iguales.
El aspecto formal, contra todo prejuicio de las imágenes de archivo, erige una sutileza y simplicidad visual que sorprende al espectador desde el minuto uno del film; lejos de ser un obstáculo, enriquece la narrativa. Acompañado con la representación a cargo de Rosselli, con una relación aspecto más parecida a la televisión que al cine, se combinan para crear una atmósfera que es a la vez íntima y reflexiva. Se puede percibir que la narrativa se desarrolla de manera lenta y contemplativa pero justamente es lo que permite al espectador reflexionar sobre la historia y los personajes, y qué lugar ocupan en aquel entorno tan hostil.

La naturalidad de las actuaciones es un elemento clave en ALGO VIEJO, ALGO NUEVO, ALGO PRESTADO. Maribel Felpeto es artista visual y ha estudiado teatro en su adolescencia, fue la encargada de acercarle el material de su padre a Hernán Rosselli y dar la iniciativa hace ya diez años para el desarrollo de la película. Su personaje aporta una profundidad y sensibilidad que es difícil de lograr no siendo profesional de la actuación. Tal vez su incursión en el mundo visual le aporta aquella naturalidad y autenticidad que es más que admirable. Por su lado, Alejandra, su madre, tiene una experiencia previa frente al lente de su marido, desde joven, donde podemos notar el magnetismo que presenta desde su adolescencia ante una cámara; crecer a través de estas filmaciones puede haberla llevado a tal comodidad y el aspecto relajado que presenta durante todo el film. Las actuaciones de estas “no actrices” contribuyen a la calidad general de la película.

Hernán Rosselli presenta un interés especial en las locaciones fuera de la ciudad y las actividades ilegales que se realizan en aquel entorno. La semilla de ALGO VIEJO, ALGO NUEVO, ALGO PRESTADO (2024) fue sembrada diez años antes en MAURO (2014) donde el protagonista es pasador (el nombre con el que se conoce en la calle al que cambia billetes falsos) y junto a otro hombre deciden instalar un pequeño taller de serigrafía para falsificar billetes artesanalmente. Las nociones visuales presentes en su última película ya formaban parte de su estética en aquellos tiempos. La similitud entre los dos films (más allá de la diferencia de años) es notable y en ambos realiza un trabajo excepcional con “no actores”.
En este tipo de relatos se puede ver la evolución que ha tenido el movimiento Nuevo Cine Argentino, para muchos ya muerto, para otros más vivo que nunca. Ciertas técnicas, espacios, temáticas y actuaciones nos retrotraen a aquel cine de los noventa, donde todo estaba dañado y el contexto socio-político-cultural colabora en la representación de los personajes y espacios. Un entorno donde la corrupción parece el único camino de salida hacia un futuro económico mejor y estable; la violencia, la delincuencia y la drogadicción reflejada en la insatisfacción y frustración de la población.
Películas mencionadas en este artículo:
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