Me fue otorgado un don, un don el cual me costó la vida. No sé porqué ni cómo esto comenzó tan repentinamente. Ni cómo termino de forma tan abrupta. Lamentablemente no logré aprender a utilizarlo a tiempo. Mi única misión era ayudar al Dr. Neville y a Sam, y a pesar del miedo y el terror vivido en ese sombrío mundo, realmente quería hacer algo al respecto. Sin embargo, lo único que pude conseguir fue ser acribillado asquerosamente y sin piedad. No guardo rencor. Hoy estoy en un mejor lugar.
Esta es mi triste historia.
Despierto como cada mañana, aunque ésta en especial se siente extraña, el ambiente es pesado y tenso, el sonido del silencio se rompe solo por el ruido de la brisa densa. Lo oigo pero no lo siento, no puedo sentir el viento soplándome la cara. Estoy parado, no acostado. Es extraño. Mi cuerpo se siente rígido y al intentar estirarme la poca movilidad de mis extremidades me lo impide. Aún no quiero abrir los ojos. Tengo miedo. No estoy en un lugar seguro. No pertenezco aquí. Debo estar soñando. ¡Eso es!, es uno de esos sueños vívidos dentro de otro sueño. Ya un poco más aliviado decido abrir los ojos, la luz me lastima pero de a poco el dolor se va apagando y lo que antes era distorsión ahora lo veo más claro. Estoy fuera de una local de películas acompañado por “alguien”, dentro de la tienda observo más maniquíes. Comienzo a pensar que estoy viviendo una pesadilla. Nunca me han gustado los maniquíes ya que siento que tienen una vibra extraña, pero para sorpresa mía finalmente caigo en la cuenta de que soy uno de ellos. Me cuesta horrores moverme, y no puedo hablar, la desesperación de no poder gritar me carcome mientras el terror me invade al sentirme observado por aquellos otros que quizás están atrapados al igual que yo. Aún inmóvil, logro discernir unos pasos acercándose hacia mi ubicación, y luego de unos eternos segundos se destruye la poca serenidad que me queda al escuchar una voz masculina ¿saludarme?. “Buen día, Fred”, lo oigo decir dirigiéndose a mí e ingresa a buscar una película. Bueno, un poco de normalidad entre tanta rareza no puede ser malo. Aquel hombre encuentra lo que busca, abandona el lugar y sigue su rumbo, mientras trato con todas mis fuerzas de replicarle el saludo pero fallo miserablemente. Perdí la oportunidad, pero quizás sea ya horario comercial y más gente venga a comprar, y podré conversar con aquel que llegue o al menos saludar.
Pasan los horas y nadie llega. Estoy abrumado por un sentimiento de soledad e incertidumbre. De a poco creo que voy comprendiendo lo que ocurre. Una ciudad inmensa y nadie más ha vuelto a pasar cerca, no se escuchan voces, gritos, autos, aviones, nada que indique presencia humana en esta locación. ¿Será que ese hombre es el único sobreviviente de alguna catástrofe?. Estoy sacando conclusiones apresuradas. Mejor debo enfocar mi energía en lograr mover este duro y frío cuerpo.
*Luego de intentarlo por horas, finalmente Fred ha generado la capacidad motriz para moverse de manera muy limitada y agotadora.*
Ha caído la noche pero he logrado avanzar bastante. Aún sin rumbo fijo, vago con la esperanza de encontrar a aquel hombre. Después de unas dos horas más siguiendo mi intuición, finalmente escuchó algo familiar. Me detengo, y entusiasmado, pongo todo mi foco en mi oído pero esta vez es distinto. Siento muchos más pasos, más fuertes y sorpresivamente más rápidos, como si no fueran humanos. La oscuridad invade mi alrededor, por ende mi sentido ocular es nulo y debido al cansancio mi percepción ha disminuido. El terror vuelvo a invadirme. Definitivamente lo que anda suelto desesperado pasando cerca mío no es una persona común y corriente, tampoco es un animal, es algo más. Estoy completamente cansado. No sé cuanto tiempo a pasado desde que desperté aquí. Tampoco quiero ser atacado por esos monstruos. Mucho más no puedo hacer. Descansaré en este sitio y que la suerte se encargue de mi.
*Fred duerme*
- “¡¿Qué haces aquí Fred?!”
He despertado repentinamente debido al grito de una voz familiar y si de un acto reflejo se tratase logro mover mi cabeza y mirarlo, sin embargo y para mi desgracia, no logra verme. ¡Es él!. “Te he estado buscando” intento decirle pero mi boca no se mueve y mis cuerdas vocales son inexistentes. Incrédulo y desencajado por verme parado en ese lugar, aquel hombre saca un rifle de su camioneta, me apunta y me exige que le diga si soy real. ¡Quiero hacerlo!, quiero hablarle con todas mis fuerzas pero no puedo. Él se acerca cada vez más con el rifle en alto con mirada agresiva, y finalmente desata su furia conmigo. Me ejecuta de varios disparos y caigo destrozado.
Lo siento Dr. Neville. Lamento no haber tenido la fuerza suficiente para demostrarle mi existencia. Lamento no haber podido acompañarlo en este duro momento que le ha tocado vivir. Para muchas personas sólo he sido un maniquí pero para ti, mi amigo, he sido Fred.
Ver respuestas 0
Ver respuestas 0
Ver respuestas 0