El universo de Jan Švankmajer incluye títeres y objetos extraños, collages de criaturas fantásticas y películas de animación. La obra del director checo es variada, frondosa, monstruosa, repleta de imágenes imposibles que sólo podemos entrever en sueños. Su tarea consistirá en traerlas a este lado del mundo -el de la vigilia y las lógicas de la razón- como si se tratara de un médium o de alguien que emprende un ejercicio de traducción, las imágenes soñadas adquirirán espesor, se volverán corpóreas, objetos vivos. Švankmajer es un verdadero creador porque funda un mundo que no existe.
Las imágenes evocadas por Švankmajer ahora forman parte del mundo, pero en el pasaje no han perdido su naturaleza singular, su carácter risueño que desafía las convenciones impuestas por el realismo. Son corrosivas porque nacen del encuentro de elementos disímiles que la lógica de la razón jamás hubiera agrupado. La imagen deja de ser una unidad armónica, se desarma y rompe. En lugar de intentar unir las partes se entrelaza con fragmentos que pertenecen a otras imágenes rotas. La estética de Švankmajer está cubierta de cicatrices que hacen evidente el origen fragmentario de las imágenes, que dejan al descubierto sus costuras.
Las imágenes de Švankmajer parecen corresponderse con la máxima del Conde de Lautréamont “encuentro casual en una mesa de disección de una máquina de coser y un paraguas” tan celebrada por el surrealismo para crear imágenes que nacen de encuentros inesperados. El inconsciente y el azar posibilitarán la reunión de objeto disímiles. Švankmajer comienza su práctica artística varias décadas más tarde del auge del surrealismo -el primer manifiesto data del año 1924- pero mantendrá vivo su espíritu.
El imaginario de Švankmajer bebe también de las aguas de la literatura, particularmente de Lewis Carroll y sus imágenes fantásticas e inolvidables. Tal vez su gran proyecto cinematográfico haya sido la adaptación de Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, nombrada simplemente Alice (1988) y que recrea con diversas técnicas de animación las aventuras de la niña. El resultado es muy diverso a la clásica versión realizada por Disney en el año 1951, la Alicia de Švankmajer propone un universo que se aleja de los parámetros del cine infantil para sumergirse con delite en la oscuridad y lo siniestro.
Un modo de ingresar al mundo del autor es a través de sus cortometrajes -en algunos de ellos también resuena la obra de Carroll, pero también la de Edgar Allan Poe- piezas en las que se sintetizan las búsquedas estéticas del director. En este articulo recuperaremos dos cortometrajes clásicos dentro de su filmografía: Historia Naturae, Suita (1967) y Jabberwocky (1971).

- Historia Naturae, Suita
Como si se tratara de un manual de historia natural que se abre, Švankmajer estructura su cortometraje en ocho partes que simulan los capítulos de un libro. Cada capítulo se centra en el estudio de una especie específica que responde a una concepción evolutiva que comenzará con los moluscos y concluirá con los hombres, las estaciones intermedias entre estos extremos estarán dedicadas al universo de los insectos, peces, reptiles, aves, mamíferos y simios. Valiéndose de una estética similar a los intertítulos del cine mudo, en cada uno de ellos se indicará el nombre de la especie y a modo de subtitulo un estilo musical -foxtrot, bolero, blus, etc- que determinará el ritmo de cada fragmento. Švankmajer entrelazará las imágenes con la música para expandir las posibilidades del montaje. La música elegida para cada especie también captura algo de su idiosincrasia.
A pesar de alejarse de las convenciones narrativas clásicas -Švankmajer no pretende construir una narración en el sentido tradicional ni crear personajes- la estructura sigue cierta idea de linealidad y utiliza la repetición como forma de englobar y dar sentido a las imágenes de distinta naturaleza y a las especies que forman parte de esta suerte de atlas de historia natural. Švankmajer recurre a la variedad visual alternando el uso del blanco y negro con el color, entrelazando imágenes provenientes de distintos soportes -láminas que grafican las especies del mundo animal, el registro de animales vivos en movimiento, la animación de animales embalsamados y esqueletos- para crear un conjunto sorprendente que responde al afán de clasificación de la historia moderna.
Con su ironía habitual, la presencia del hombre trae consigo la destrucción, a modo de pequeño insert que cerrará cada capítulo hará su aparición un plano detalle de un hombre comiendo que indicará el carácter voraz de su especie. Pero su presencia también se insinuará en un cajón con pequeñas divisiones para atesorar una colección de caracoles, en las cajitas de vidrio que conservan clavadas con alfileres mariposas y en las jaulas que encierran palomas.

II. Jabberwocky
La voz de una niña narra un poema misterioso escrito por Lewis Carroll e incluido en su obra Alicia a través del espejo. Muchas de sus palabras son un invento del autor o una fusión de dos palabras inglesas que crean una nueva, irreconocible. El sentido se vuelve huidizo, pero la entonación y el ritmo parece inducirnos a una atmósfera atravesada por lo extraño y maravilloso donde el revés de la ternura será la crueldad.
El universo infantil que recrea Švankmajer tiene como escenario principal una habitación de juegos. El armario será el primer objeto en desplegarse -antes de que sus puertas se abran ha estado en el exterior recorriendo un parque, como el armario de The Cure en el videoclip Close to me- y de su interior surgirá un traje de marinerito que realizará una danza por la habitación. El interior y el exterior comienzan a confundirse, las ramas atraviesan de lado a lado la habitación y en el centro nacen un grupo de manzanos. Todo es extraño pero idílico, sin embargo, cuando las manzanas caen y estallan en el suelo dejan al descubierto un grupo de gusanos.
Lo inquietante que sobrevolará todo el relato se hace evidente cuando del interior de una muñeca sale un grupo de muñecas más pequeñas. Algunas muñequitas de porcelana son absorbidas por un agujero que vuelve su hermosa casita en una pesadilla, de allí caerán a un molinillo de café que las triturará. El destino de otras no será mucho mejor, calientes y pesadas planchas de hierro las aplastarán y convertirán en figuritas. Es la hora del almuerzo y ese grupito de muñecas se convierten en el alimento de muñecas más afortunadas que sin embargo al día siguiente podrían ser el alimento de otras.
Distintos episodios se sucederán en el cuarto de juegos, algunos en apariencia adorables y otros abiertamente siniestros. Pero la contracara de todos ellos está vinculada con la destrucción, una destrucción que ocurre en el mundo y que ingresa en el universo infantil a través del juego. Lo que marcará el inicio y el fin de cada segmento será la inclusión de un juego de cubos que arman una imagen y en su revés un laberinto cuya linea que avanza por los estrechos caminitos siempre parece caer en la trampa y volver a comenzar. Quien se encargará una y otra vez de derribar la torre de cubos y desarmar la imagen será un gato negro. Švankmajer juega nuevamente con la repetición para crear una lógica circular, pero sin dejar de proponer nuevas variantes que dan cuenta de su inventiva para crear nuevos mundos que no dejan de sugerirnos algo del mundo oscuro en el que habitamos.

Ver respuestas 2
Me dejaste inquieta 🤯 y ya está en mis pendientes, que por cierto ya don muchos.
Ver respuestas 0
Ver respuestas 0