José era uno de los doce hijos de Jacob y, según dice la Biblia, el favorito de su padre. Cuando José tenía diecisiete años de edad su padre le regaló una túnica de colores. Los hermanos ya estaban resentidos con él debido a que José le contaba a su padre las cosas malas que ellos hacían. La túnica vino a aumentar el rencor en ellos.
Como si fuera poco, José tenía un don especial: Dios le revelaba a través de sueños cosas que sucederían en el futuro.
Encontramos la historia bíblica sobre José en el libro de Génesis (capítulo 30:22-24; capítulos 37 y del 39 al 50).
En su juventud, José tuvo dos sueños relacionados con él y su familia y decidió contarlos. En el primer sueño él se vio en el campo junto con sus hermanos atando gavillas (conjunto de ramas). De repente, su gavilla se levantó muy recta mientras que las gavillas de sus hermanos se inclinaban frente a la suya.
En el segundo sueño José vio el sol, la luna y once estrellas - que representaban a sus padres y sus hermanos - inclinándose ante él. Como es de esperar, ninguno de los dos sueños le sentó bien a sus hermanos. El enojo y la envidia crecieron en sus corazones así que comenzaron a tramar la forma de deshacerse de José. Su padre, sin embargo, reflexionaba sobre esos sueños.
La realidad es que ambos sueños venían de Dios y hablaban de algo que llegó a cumplirse con el pasar de los años. Luego de soportar muchos pesares e injusticias José llegó a ser alguien muy importante y toda su familia tuvo que inclinarse ante él.
En una ocasión, los hermanos de José estaban en otro lugar apacentando las ovejas. Jacob, el papá, envió a José a ver si sus hermanos y el rebaño estaban bien. Cuando los hermanos vieron a José el soñador - como le llamaban - de lejos, vestido con su túnica de colores, comenzaron a tramar un plan. ¡Querían deshacerse de él
Sin embargo, Rubén - el hermano mayor - se opuso a que le hicieran daño a José. Él propuso que lo arrojaran a una cisterna y lo dejaran allí. En realidad, su plan era venir luego a rescatar a su hermano y llevarlo de vuelta a casa, con vida.
Pero el plan tomó un giro inesperado cuando los otros hermanos vieron una caravana de mercaderes madianitas que se dirigía a Egipto. Judá, uno de los hermanos, sugirió no matar a José, sino venderlo y así lo hicieron. Así fue como José se encontró vendido como esclavo y camino a Egipto.
Por su parte, los madianitas al llegar a Egipto, vendieron a José por segunda vez. Allí lo compró un funcionario de faraón y capitán de la guardia llamado Potifar.
José comenzó a trabajar para él y todo lo que hacía salía bien, algo que no pasó desapercibido.
La casa prosperaba y todos estaban contentos. Lo único que Potifar no compartía con José era, obviamente, su mujer. Por desgracia, la mujer de Potifar se antojó con seducir a José y ahí comenzaron los problemas. José no cedía al acoso y ella lo resentía.
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