ATOM y Charlie, los héroes del pueblo.

Spoilers

Cuando se tuvo que decidir al ganador, los jueces le dieron el triunfo a Zeus. Pero nadie más que ellos y los creadores del robot estaban de acuerdo. Ni siquiera nosotros viendo la película desde el sillón de nuestras casas. Entonces, en medio de la multitud y el abucheo, uno de los periodistas se acercó al pequeño Max. “Dicen que tu robot es el héroe del pueblo”, dijo. Y sí, lo es.

ATOM fue diseñado para ser chatarra, recibir golpes y luego ser desechado cruelmente junto a otros robots del mismo estilo. Era un entrenamiento para los “robots reales”, aquellos diseñados únicamente para dar un buen espectáculo y terminar las peleas en menos de un minuto. De allí viene su nombre, ATOM. Un átomo es la unidad más pequeña que constituye los elementos químicos y es el componente fundamental de toda la materia. Nada es una coincidencia en las historias bien hechas y esta no es la excepción. Pero ¿por qué es tan emocionante? Aquella pelea final entre gritos y tensiones logró formar un nudo en el estómago de muchos. Los golpes al pobre robot débil se sentían reales, y por extraño que suene, lo eran.

Porque en cierta parte de nuestra alma sabemos que quien está allí no es solo ATOM, ni Charlie, ni Max. Es el pueblo. Es la lucha de personas resilientes que fueron creadas para recibir golpes, pero no para darlos, cuya coraza permite aguantar años en el suelo recibiendo paliza tras paliza, agonizando en llanto y dolor, preguntándonos por qué debemos ser nosotros los heridos. Pero a diferencia de muchos, ATOM se levantó una y otra vez. Los demás robots modernizados carecían irónicamente, de humanidad. ¿Les parece coincidencia que la apariencia de ATOM sea más humana? Por supuesto que no. Se le hereda el título de “Héroe del Pueblo” porque pudo terminar la pelea que muchos no pudimos y quedar de pie hasta el final. Por ser la esperanza de que, en algún punto, la perseverancia podía superar a las circunstancias.

Sin embargo, me es imposible no recalcar que quien verdaderamente ganó la pelea fue Charlie. Además de controlar los movimientos del robot para llevarlo a la victoria, otorgándole así al conjunto de metales un corazón real que logró destrozar el mecanismo de los más fuertes, Charlie pudo salir de su propia lucha interna relacionada al fracaso. Él abandonó a su hijo, Max, y desde que las peleas reales de boxeo se reemplazaron por el morbo humano de ver a robots destrozándose unos a otros, Charlie lo perdió todo. La única solución que pudo encontrar fue escapar de sus problemas, buscar la manera fácil y seguir con su vida. ¿Te recuerda a alguien?

Lo único que le quedaba era intentar las peleas de robots y probar suerte, pero no funcionó. Entendió que todo lo que él hacía era una mala apuesta. Forjó una imagen de sí mismo que no podía hacerse cargo de Max ni de nada en su vida. Aun así, cuando tuvo que ponerse la toalla encima y convertir el dolor en fuerza, el round terminó con él de pie. Como muchos dicen, la valentía no es la ausencia del miedo, si no combatir la situación aun estando asustados.

A la par, Max encontró en esa imagen de Charlie alguien a quien llamar “papá”. Su admiración se mezcló con el conocimiento de que Charlie estaba peleando por él y su futuro en lugar de desecharlo como alguna vez hicieron con él y con ATOM. Charlie luchó por Max, por ATOM y por él mismo.

-Kia.

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